En la ciudad de Solis, un cometa llamado "Eos" trae consigo el despertar de poderes extraordinarios en muchas personas. Axel, un joven de 17 años, descubre que puede controlar varios elementos y hasta puede ser que mas... pero cada uso tiene un alto costo.
Mientras la ciudad se sumerge en el caos y surgen facciones rivales, Axel recluta a un grupo de resistencia para luchar contra una amenaza oscura que busca dominar Solis. La historia aborda la lucha por la supervivencia y el sacrificio en un mundo transformado.
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Capítulo 8: Zarkoc
La plaza central estaba envuelta en un silencio denso, tan solo interrumpido por los pasos apresurados de Axel y su equipo, mientras el temor se asentaba en cada uno de ellos. Frente a ellos, Zarkoc permanecía inmóvil, pero su presencia lo llenaba todo. Las sombras alrededor de su figura parecían cobrar vida, extendiéndose como serpientes a su alrededor, retorciéndose en la oscuridad de la noche.
"¿Qué es lo que quieres?" exigió Axel, con la voz más firme de lo que realmente se sentía. Su cuerpo estaba alerta, cada fibra de su ser consciente del peligro que representaba ese hombre. Aunque sabía poco de Zarkoc o los Apátridas, la energía que emanaba de él dejaba claro que no era alguien común.
Zarkoc soltó una risa baja, fría, que resonó en el aire como un eco de algo inhumano. "Lo que quiero... es que ustedes comprendan su insignificancia. No pueden detener lo que está por venir."
Axel dio un paso adelante, aunque su instinto le gritaba que retrocediera. "Sabemos que los Apátridas están detrás de todo esto. Están manipulando a las facciones y causando caos. No vamos a quedarnos de brazos cruzados."
Los ojos de Zarkoc brillaron con una luz oscura, carente de toda compasión. "¿Apátridas? ¿Eso es lo que piensan? Qué poca visión tienen. No tienen idea de lo que realmente está en juego. Solo están jugando un papel en algo mucho más grande de lo que pueden comprender."
Camila, furiosa, alzó su mano, haciendo que un círculo de fuego apareciera alrededor de ella. "No nos asustas. No importa lo que estés planeando, no vamos a dejar que sigas destruyendo todo a tu paso."
Zarkoc ni siquiera parpadeó. Observó las llamas danzando alrededor de Camila y sonrió, una sonrisa oscura y llena de desprecio. "¿Fuego? ¿Es eso todo lo que tienes, niña? El fuego es solo el comienzo del sufrimiento. Déjame mostrarte lo que realmente es el poder."
Con un movimiento de su mano, las sombras que lo rodeaban comenzaron a extenderse como una nube negra, avanzando hacia el grupo. Axel sintió un escalofrío que lo atravesó hasta los huesos, como si las sombras no solo apagaran la luz, sino que succionaran toda esperanza y energía de su alrededor.
"¡Cuidado!" gritó Lucas, quien inmediatamente levantó sus manos, convocando un torrente de agua. El agua se arremolinó frente a ellos, formando una barrera que chocó contra las sombras, pero en lugar de frenarlas, las sombras absorbieron la humedad, volviéndose más espesas y densas.
Axel sintió su corazón latir con fuerza. Era como si todo lo que intentaran hacer fuera inútil ante la presencia de Zarkoc. Apretó los dientes y se concentró en su propio poder, buscando en la tierra bajo sus pies una respuesta. El suelo tembló ligeramente, pero la influencia de Zarkoc parecía interrumpir incluso su conexión con la tierra.
"¡Esto no es normal!" exclamó Kai, retrocediendo mientras las sombras avanzaban cada vez más cerca. "Es como si estuviera absorbiendo todo lo que intentamos."
Zarkoc levantó la mano lentamente, su voz era baja, pero cargada de una amenaza oscura. "Pueden intentarlo todo, pero no pueden ganar. El poder que controlo es algo más antiguo que sus trucos elementales. Ustedes ni siquiera saben contra quién están luchando."
El grupo estaba rodeado. Las sombras los atrapaban, pero Axel se negó a rendirse. "¡Lucas, Camila, combinen sus poderes! ¡Necesitamos abrirnos paso!"
Lucas asintió, convocando más agua que se fusionó con las llamas de Camila. El vapor comenzó a llenar la plaza, creando una niebla espesa. Axel, aprovechando la distracción, golpeó el suelo con ambas manos, forzando una grieta en la tierra que corrió por el pavimento, sacudiendo los cimientos de los edificios cercanos.
Las sombras retrocedieron momentáneamente, como si el poder conjunto de los elementos pudiera debilitarlas, aunque solo fuera por unos segundos. Axel sabía que esa era su oportunidad.
"¡Corran!" gritó, tomando la delantera mientras el grupo se lanzaba hacia la salida este.
Las sombras los seguían, pero el vapor les daba algo de ventaja. Axel podía escuchar el sonido de sus corazones latiendo en sincronía, el miedo palpable en cada respiración. Sabía que Zarkoc no los perseguiría. Ese hombre oscuro tenía algo más en mente.
"Esto no ha terminado," murmuró Zarkoc detrás de ellos, su voz resonando como un eco en sus cabezas. "Nos volveremos a ver… cuando el verdadero caos comience."
Finalmente, cuando dejaron la plaza atrás y encontraron un lugar donde detenerse, Axel se inclinó contra una pared, jadeando. Las gotas de sudor resbalaban por su frente mientras miraba a sus compañeros.
"¿Qué demonios era eso?" preguntó Camila, mirando a Axel con los ojos llenos de confusión y miedo. Las llamas que había invocado aún chisporroteaban débilmente en sus manos.
"No lo sé," admitió Axel, su voz baja. "Pero Zarkoc no es como cualquier enemigo que hemos enfrentado. No tiene poderes como los que conocemos… es algo más."
Lucas se secó el sudor con la manga, todavía agitado por el encuentro. "Sea lo que sea, está claro que estamos sobrepasados. No podemos enfrentarnos a él sin más apoyo."
Axel asintió. Sabía que Lucas tenía razón. Lo que había sentido en esa plaza era mucho más que poder elemental. Era algo antiguo, maligno, y si no encontraban la forma de enfrentarlo, no sobrevivirían.
"Tenemos que formar la resistencia," dijo finalmente, su voz cargada de determinación. "Los Apátridas estan planeando algo, y no tenemos idea de lo que es. Pero una cosa está clara, si no nos unimos, Solis caerá."