En el lujoso mundo de los negocios, donde el poder y la codicia son la regla, surge una historia de amor llena de traiciones, celos y secretos ocultos. "Sombras de Pasión" narra la vida de Sofía Valente, una joven mujer independiente y decidida, que lucha por cumplir sus sueños en un mundo controlado por hombres de hierro. A lo largo de la novela, su vida se entrelazará con la de Gabriel Ríos, un empresario frío, calculador y exitoso, cuya única pasión parece ser el dinero y el control.
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Capítulo 24: El despertar
Sofía sentía el suave algodón de la camisa de Gabriel sobre su piel mientras recogía los platos del desayuno. La mañana había empezado tan dulce como la noche anterior, con una mezcla de emociones y sensaciones que todavía vibraban en su cuerpo. Mientras colocaba las tazas en la encimera de la cocina, sonrió al recordar el calor de su primer despertar juntos, el roce de sus cuerpos entrelazados, y las palabras susurradas bajo la luz tenue del amanecer.
De repente, una cálida sensación se apoderó de su espalda cuando sintió los brazos de Gabriel rodearla por detrás, desnudo de cintura para arriba, su pecho firme contra ella. El aroma inconfundible de su piel se mezcló con el café que aún flotaba en el aire. El contraste entre el frío de la encimera y el calor de su cuerpo la hizo estremecerse.
— Esa camisa te queda mucho mejor a ti. —murmuró Gabriel, con esa voz grave que siempre lograba erizarle la piel. Sus labios rozaron suavemente su cuello, encendiendo una chispa que Sofía había pensado que se había apaciguado tras la intensa noche anterior. Pero no. Esa chispa estaba más viva que nunca.
—¿No has tenido suficiente? —le respondió Sofía con una sonrisa traviesa mientras dejaba los platos a un lado, su voz impregnada de un humor juguetón.
—¿Suficiente de ti? Nunca, —susurró él antes de presionar un beso lento y ardiente en la curva de su cuello. Sofía soltó un leve suspiro, inclinando la cabeza hacia un lado para darle más acceso, mientras sus manos, aún tibias, comenzaban a explorar su cintura y pecho, trazando lentamente el borde de la camisa que apenas le cubría los muslos.
El toque de Gabriel era firme pero gentil, y cada caricia era una promesa. Podía sentir su corazón acelerarse, no solo por el deseo que él despertaba en ella, sino también por la profundidad de lo que había entre ambos. Y, aunque intentó mantener una fachada de control, el latido en su pecho la delataba.
—Tengo que trabajar hoy —dijo, más para recordarse a sí misma que para convencer a Gabriel. Pero la sonrisa en su rostro no ayudaba.
—¿Trabajar? —repitió él, fingiendo sorpresa—. No parece que lo necesites ahora mismo. Creo que el trabajo puede esperar un poco más, ¿no crees?
Sofía arqueó una ceja, esbozando una sonrisa traviesa.
—¿Qué has hecho con el obseso del trabajo y dónde lo has metido?
Con una risa suave, se giró para enfrentarlo, sus manos apoyadas en el pecho desnudo de Gabriel. Sus ojos se encontraron, y por un instante, el mundo a su alrededor pareció desvanecerse. Había una conexión palpable entre ellos, una mezcla perfecta de amor, lujuria y complicidad que electrificaba el aire.
Sofía le devolvió el beso, suave al principio, pero cargado de una pasión que sabía sería difícil de ignorar. Se sentía como si el tiempo se hubiera detenido, y no había nada más que el calor de sus cuerpos juntos.
—Vamos, ¿no tienes una reunión hoy? —preguntó Sofía, intentando recuperar la compostura. A pesar de sus palabras, era consciente de que ni siquiera la reunión más importante podría apartarlos en ese momento.
—La única reunión que me importa es esta —contestó Gabriel, acercándola aún más a él, su aliento cálido acariciando su piel.
—El deber espera —dijo Sofía, sintiendo que la situación se volvía cada vez más peligrosa—. Debemos trabajar; tenemos un imperio que dirigir y ratas que eliminar.
—Está bien —dijo Gabriel, una chispa traviesa brillando en sus ojos—. Pero solo si nos duchamos juntos.
Sofía sonrió, una idea juguetona cruzando por su mente.
—Déjame pensarlo… ¡El último en llegar paga el almuerzo!
Sin más, Sofía salió corriendo, riendo, mientras Gabriel la seguía, sus risas resonando en el aire, llenando el momento de una alegría desbordante.
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¡Gracias por acompañarme en este viaje! Estoy emocionado de compartir que si llego a más "me gusta", estaré publicando dos capítulos más de "Sombras de Pasión".
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Con cariño, ❤️
Artemys.