La Venganza

"Gracias," murmuró Lucia mientras se acomodaba en su asiento.

"Pero esto solo es el principio." Asentí, consciente de lo mucho que aún tendríamos que enfrentar juntos. En ese momento entendí que nuestra relación estaba siendo forjada en el fuego de esta experiencia; cada desafío nos acercaba más. La siguiente fase del juicio comenzó y observamos cómo los testigos fueron llamados al estrado. Algunos apoyaban la versión de Lucia, mientras otros parecían estar alineados con los Lombardi. Sin embargo, cada testimonio era un ladrillo más en la construcción de su caso. Mientras escuchaba las historias de los testigos, me di cuenta de algo importante: estábamos rodeados de personas dispuestas a luchar por la verdad junto a ella. Esa comunidad de apoyo le daba fuerzas a Lucia y nos recordaba a ambos que no estábamos solos en esta batalla. Finalmente, llegó el momento de presentar las pruebas que teníamos: mensajes amenazantes y documentos corroborativos. La atmósfera cambió; había un aire palpable de expectativa en la sala. Al mirar a Lucia durante este proceso, vi cómo su confianza crecía con cada paso hacia adelante. Era como si finalmente estuviera reclamando lo que siempre había sido suyo: su voz y su poder. El juicio continuaría al día siguiente, pero sabíamos que habíamos dado un gran paso hacia adelante hoy. Al salir del tribunal juntos, tomé su mano con fuerza y le dije: "No importa lo difícil que se ponga esto; siempre estaré a tu lado." Ella asintió con gratitud y me sonrió con esa luz especial que siempre iluminaba mis días. En ese instante comprendí que el amor también se trataba de enfrentar juntos las tormentas; estábamos listos para seguir luchando por lo justo. Ahora solo quedaba esperar lo que vendría después, pero estábamos decididos a mantenernos firmes juntos en este camino hacia la justicia.

Mientras conducía de vuelta a mi apartamento, algunas imágenes del juicio se repetían en mi cabeza. La determinación de Lucia era admirable, pero hubo una parte del proceso que se había quedado en mi mente haciéndome sentir orgulloso de la mujer que iba a mi lado

[Flashback]

Con su mirada firme y su voz clara, desafiando cada argumento que se le presentaba. Su calma contrastaba con la tensión del ambiente, y eso la hacía aún más admirable.

“¿De verdad crees que puedes desacreditar mis evidencias solo con insinuaciones?” preguntó Lucia, manteniendo su postura. Sus palabras resonaron en la sala, llenas de confianza y determinación.

El abogado, un poco desconcertado por la seguridad de Lucia, intentó cambiar de táctica, pero ella estaba preparada para cada embate. La batalla legal se convertía en un verdadero duelo de ingenios, donde Lucia no solo defendía sus puntos, sino que también iluminaba la verdad con cada respuesta.

[De regreso al presente]

“Estás muy pensativo”, interrumpió mis pensamientos.

“Lo siento, solo estaba recordando lo imponente que te veías en el estrado”, respondí con sinceridad.

Lucia volteo a verme y sentí su mirada cargada de agradecimiento, sabía que esto era apenas el principio de un largo camino por recorrer.

Punto de vista de Lucia

No voy a negar que al principio del juicio me sentí muy abrumada, el abogado de los Lombardi me atacó con todo, pero al ver a los ojos de Dimitri, supe que no estaba sola y que contaba con su apoyo incondicional.

Me defendí de las acusaciones del abogado de esa gente con firmeza, no había vuelto para hacer justicia, solo para terminar abrumada por una persona tan despreciable, sabía que tenía que ser fuerte para poder hacerle justicia a mis padres, no solo recuperaría lo que ellos nos quitaron, sino que también encontraría a su asesino.

Llegamos al apartamento de Dimitri, no quería estar sola en la mansión Casanova, él no soltaba mi mano , como si temiera que si me soltaba, podría desvanecerme. La luz tenue del apartamento creaba un ambiente cálido, pero mi mente estaba en un torbellino de emociones.

“Lucia, respira”, me dijo Dimitri, sus ojos fijos en los míos, llenos de una mezcla de preocupación y determinación. “No estás sola en esto. Recuerda por qué estás luchando”.

Asentí, aunque el nudo en mi estómago no se deshacía. Las palabras del abogado resonaban en mi cabeza, cada acusación más hiriente que la anterior. Pero en ese instante, con la mano de Dimitri entre las mías, sentí que podía enfrentar cualquier tormenta.

“¿Y si no logro lo que quiero?”, pregunté, sintiendo la vulnerabilidad asomarse a través de mi coraje.

Dimitri se acercó un poco más, su aliento cálido rozando mi piel.

“Tienes más fuerza de la que crees. Y yo estaré contigo en cada paso del camino. No solo es tu lucha; es nuestra”.

Esa promesa encendió algo dentro de mí. Debía recordar quién era y por qué había vuelto a esta ciudad llena de sombras y recuerdos dolorosos.

“Tienes razón“, dije, sintiendo que la determinación comenzaba a reemplazar el miedo. “No solo se trata de mí; se trata de honrar a mis padres y darles la justicia que merecen”.

Dimitri sonrió, esa sonrisa que siempre había sabido cómo calmar mis tempestades internas.

“Y juntos lo lograremos. Ahora, ¿qué te parece si hacemos un plan? Necesitamos estar preparadas para lo que venga”.

Asentí con la cabeza, sabiendo que cada paso que di hacia adelante sería un paso más cerca de la verdad. Con él a mi lado, sentía que podía enfrentar cualquier adversidad.

Hablamos de lo que haríamos al día siguiente cuando el juicio continuará, las pruebas que habíamos mostrados eran muy fuertes, pero aún no eran determinantes para ganar la batalla. Tanto pensar me estaba dejando sin fuerzas, cerré los ojos por un instante y al parecer Dimitri lo noto, se acercó a mí y empezó a masajear mis hombros, se sentía tan bien que termine relajando completamente, no se en que momento, pero me quedé profundamente dormida hasta el día siguiente.