Deilyne fué comprometida por un acuerdo de amigos que hizo su padre el Marqués Marshall con el hijo del Duke Carlos Laportt, Gabriel Laportt.
La joven Deilyne se enamoro por primera vez del apuesto jóven Duke Gabriel. Después de tres años de matrimonio Deilyne se da cuenta que el amor unilateral nunca será suficiente para mantener una relación. Deilyne no desperdiciará su vida en un lugar donde sufre un desgaste constante, así que tomará nuevas decisiones.
NovelToon tiene autorización de AMZ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 5: " Un año"
Un año había pasado desde el divorcio.
Un año y contra todos sus pronósticos ella no lo volvió a buscar.
Un año sintiéndose frustrado todos los días.
Un año sintiéndose incompleto.
Un año descarriado.
Un año esperando todos los días volver a verla.
Un año esperando volver a oírla.
Un año soñandola.
- Gabriel: Esa maldita mujer, que demonios me hizo!
Él Duque Gabriel parecía otra persona.
Seguía trabajando como siempre lo hacía, pero en su entorno y en él, muchas cosas habían cambiado.
Desde que Deilyne dejo el Ducado no es exagerado decir que no hubo un día de paz.
Los primeros tres meses fueron un total caos para los empleados del Duque.
Cuando Deilyne estuvo cómo Duquesa se encargó de todas las tareas de administración de la mansión, además también administraba y ayudaba con ideas a más de un negocio que era llevado al frente por esposas de los caballeros del ducado lo que generaba un ingreso extra para esas familias, también realizaba las tareas del Duque cuándo se ausentaba por un tiempo.
Gabriel que nunca había prestado atención a Deilyne ni a lo que hacía en esos momentos sintió su ausencia, el mayordomo no podía realizar todas estas tareas ya que el tenía otras, Gabriel tenía muchos otros trabajos y tampoco le sobraba tiempo para más.
Entonces decidió contratar a nuevo personal para que se hiciera cargo de estas tareas.
Ninguno fuera hombre o mujer duró mucho en el cargo, nada de lo que hacían satisfacía las expectativas de Gabriel.
Al comienzo pensó que tan sólo no encontraba a los empleados adecuados, pero luego que él mismo despedir a más de veinte sabía que no era así.
Tenía que reconocer que Deilyne hacía muy bien todo, ella estába en cada detalle.
Desde que supo que el té para su migraña era hecho por Deilyne todos los días, no entendía que había de diferente con los que hacían los demás si utilizaban los mismos ingredientes, las mismas cantidades, pero en definitiva ninguno que no fuera el que ella hacía le servía.
Deilyne Marshall, un nombre que antes no podía ni escuchar, una mujer que no quería ver, ahora era quién más estába en su cabeza.
El Duque pasaba por uno de los pasillos que intereconectaba los jardines y recordó ver una vez a Deilyne sentada entre las flores de amarilis, con un libro en sus manos, le sentaban bien, parecía una pintura, pero eso ahora solo podía verlo en su imaginación.
Él Duque Gabriel nunca quiso a Deilyne, odiaba la idea de tener que estar con la mujer que su padre le impuso, quería que ella misma tomara sus cosas y se fuera, sentía que estába atado a ella y que no pudo realmente hacer lo que quería durante su juventud, en realidad era bastante joven aún apenas tenía 23 años, nunca se tomó la molestia de conocer más a Deilyne, le incomodaba ésa mujer que siempre estába sonriendo y tratando de hablar con él, a Gabriel le molestaba que Deilyne tratará de caerle bien.
Unos días después de la partida de Deilyne el jóven Gabriel sin darse cuenta había terminado frente a la habitación de su exesposa, ¿que hacia ahí? se preguntó, en el tiempo en que Deilyne vivió en el Ducado, jamás siquiera se paro frente a esa puerta y ahora no solo estaba parado sino que sentía la necesidad de entrar.
Al entrar a la habitación se sorprendió mucho, una habitación luminosa que tenía todo tipo de cosas, cómo si alguien la estuviera usando, en el vestidor se encontraba un montón de vestidos y los zapatos también estaban ahí. Por qué todo éso estaba ahí?entonces consulto al mayordomo.
- Gabriel: Daan de quién son todas las cosas que estan en la que era la habitación de la señora?
- Mayordomo: ah su gracia entro ahí? a disculpe su gracia.
El comentario se le escapó al sorprendido mayordomo, que hacía él Duque ahí, jamás había entrado, bueno el no se atrevería a preguntarle así que se limito a responderle.
- Mayordomo: A su gracia, tanto los vestidos, zapatos, joyas y carteras eran todas cosas de la Señorita Deilyne.
- Gabriel: Qué y por qué no se las llevo?
- Mayordomo: La Señorita dijo que todas esas cosas eran compradas con dinero del Ducado así que le pertenecía al Ducado, se llevó sólo las cosas que ella misma había traído del Marquesado.
- Gabriel:Qué inútil!
Tiempo después frecuentaba de seguido esa habitación.
Hacía un tiempo ya que el Duque había empezado a tener un comportamiento bastante extraño, del cuál tan sólo algunos sabían.
Gabriel que siempre fué correcto y reservado comenzó a traer una Señorita diferente de tanto en tanto, el mayordomo se extraño por esto pero pensó qué se debía a qué su maestro aún era joven y ya no tenía una esposa.
El divorcio con Deilyne fué posible gracias a que ellos nunca consumaron su matrimonio. Tal ves su maestro tenía curiosidad por este nuevo mundo de los placeres carnales, pero el mayordomo nunca noto culés eran las constantes sobre esa Señorita, Gabriel buscaba chicas con un físico similar al de Deilyne, con un tono de cabello y ojos similares , pero ni siquiera pudo acercarse a encontrar alguien cómo ella, ya que sus características eran únicas de su familia.
El Duque pensó que se veía estúpido, patético, buscando en una mujer las características de otra, aún consciente de esto y no conforme con buscar una apariencia similar, compro joyas y vestidos cómo los que usaba Deilyne para sus diferentes amantes.
En el Ducado y hasta más lejos, se corría el rumor de que el Duque Gabriel se había convertido en un mujeriego.
Gabriel que miraba a su más reciente amante, quién se había puesto todo lo que él le había comprado, suspiró.
La chica de cabellos color caramelo y ojos color miel sin duda era muy bonita y se emocionó por el suspiro del Duque, pensó que se debía a como ella se veía.
Está Señorita en cuestión llamada Anastasia Vicencio era la hija de el conde Vicencio un basallo del Ducado Laportt, ella creía que había atrapado el corazón del Duque, pero era otra la triste realidad que el mismo le haría ver en un instante.
- Gabriel: no, no me gusta para nada
- Anastasia: he. .. qué? no le gusta Duque?
Pregunto Anastasia, pensando que algo de su ropa no era de su agrado.
- Gabriel: no me gustas, no te pareces en nada.
Anastacia no entendía y a la vez terminó de escuchar cómo el Duque decía que era ella lo que no le gustaba.
Él Duque se levantó, la miró y le dijo esto último.
- Gabriel: Yo pagaré por todo lo que llevas puesto, no vuelvas a buscarme si alguna vez tuvimos un tipo de relación olvídate de eso.
Con una fría mirada de advertencia el Duque se retiró de la tienda.
De regreso a la mansión del Ducado, Gabriel no pudo evitar pensar en Deilyne.
- Gabriel: [Que estaría haciendo? cómo se verá? me extraña?] Sí soy un desgraciado después de todo todavía quiero que me extrañes .
Mientras tanto Deilyne llevaba una vida pacífica en el Marquesado, llevaba con éxito los negocios e incluso había aumentado el número de estos, ella se concentro de lleno en trabajar para así no pensar en Gabriel.
Para Deilyne fué un año tranquilo después de mucho tiempo.