Liora reencarna en un mundo mágico con una nueva oportunidad para vivir y solo busca ser feliz.
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El mundo mágico tiene muchas historias, todas conectadas pero independientes.
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Guardia
La noche cayó sobre Faerhelm como un manto espeso. Las antorchas alrededor del templo ardían con una luz anaranjada y quieta, y las sombras de los árboles parecían más largas, más densas.
Liora, Eamon y el Rey.. aún con su apariencia alterada avanzaron sigilosamente entre los arbustos cercanos.
Los tres estaban vestidos con capas oscuras, capuchas levantadas, y sus pasos apenas hacían ruido.
Eamon examinó el perímetro con ojos de halcón.
Eamon: El mago no está. Eso complica un poco la vigilancia… pero podría jugar a nuestro favor.
Rey (disfrazado): ¿Quién está en su lugar?
Liora se inclinó un poco para observar.
Un guardia joven, fornido y con una armadura ligera, estaba apoyado contra una de las columnas del templo.
Estaba aburrido, bostezando, mirando al cielo… solo y sin supervisión.
Liora sonrió con esa chispa peligrosa.
Liora: Perfecto. Un guardia cansado es más fácil de distraer.
Eamon casi se atraganta.
Eamon: ¿Qué estas pensando?
Liora levantó una mano para callarlo.
Liora: Necesitan entrar, ¿cierto? Él está justo en la entrada lateral. Déjenmelo a mí. Haré tiempo.
El Rey frunció el ceño, tenso.
Rey (disfrazado): ¿Y cómo piensa distraerlo exactamente?
Liora sonrió como si fuera obvio.
Liora: Mi especialidad. Encanto. Conversación. Y… un poco de coqueteo.
El Rey parpadeó.
Rey: ¿Coqueteo?
Liora: Sí. No voy a besarlo, Su Majestad. Solo a entretenerlo. El teatro me sale natural.
Eamon: Ten cuidado, no puedes usar la fuerza..
Liora se acomodó el cabello, se sacudió la capa y adoptó una postura más suave, más abierta. Sus pasos cambiaron. Su sonrisa también.
Esa era la espía Liora Verlaine usando sus talentos “sociales”.
Ella salió a la luz, dejando que la antorcha iluminara sus rasgos.
El guardia la vio… y casi tiró la lanza.
Guardia: ¡Oh! B-buenas noches, señorita. ¿Está perdida?
Liora: Un poco… sí. Es que este templo… se ve tan imponente de noche. ¿Usted lo vigila solo?
El guardia tragó saliva.
Guardia: S-sí… es mi turno esta noche. Pero no me molesta… especialmente ahora.
Liora dio un paso más cerca.
El guardia se enderezó, metiendo panza, levantando el pecho.. como si fuera el héroe del pueblo.
Liora: Debe ser muy valiente. Imagino que es un trabajo agotador… pero se ve tan fuerte. Tan… comprometido con su deber.
Guardia (rojo como tomate): ¡A-aah! B—bueno… trato de hacer lo correcto, señorita…
A pocos metros, ocultos entre los árboles..
Eamon (susurrando con horror): ¡Por los dioses, está coqueteando de verdad! Definitivamente esta nueva Liora es diferente..
Rey (murmullo tenso): Sí. Lo está haciendo.
Eamon: Tranquilo, Su Majestad. Solo es un guardia, no.. Pero se detuvo.
Porque el Rey estaba… tenso.
Demasiado tenso. Su mandíbula apretada. Sus manos cerradas en puños.
Y sus ojos.. aunque disfrazados.. fijos en Liora y el guardia.
Eamon lo notó al instante.
Eamon (susurra, sorprendido): ¿Está… molesto?
Rey (frío, pero casi imperceptiblemente afectado): …Es imprudente. Podría ponerse en peligro si se acerca demasiado.
Eamon: No parece peligroso. Solo parece idiota.
Rey: Eso no lo hace menos incómodo.
Eamon lo miró… y se le levantó una ceja lentamente.
Eamon: ¿Incomodó… por la misión? ¿O porque le están coqueteando… a Liora?
El Rey lo miró tan fulminante que Eamon casi se disculpó en otro idioma.
Rey (muy bajo): Tu comentario es irrelevante.
Eamon: Ajá. Irrelevante.
Mientras tanto, Liora seguía con su actuación impecable.
Liora: Oh, qué noche tan fría… ¿No le da miedo estar aquí solo?
Guardia: ¡N-no! Pero si está asustada, puedo acompañarla un rato. Estaría encantado.
Liora: Eso sería tan amable de su parte…
El Rey dio un paso hacia adelante. Instintivamente. Como si la idea de ese hombre acercándose un centímetro más fuera intolerable.
Eamon: Su Majestad, se supone que debemos infiltrarnos, no provocar una guerra por celos.
Rey: No estoy celoso.
Eamon: Señor… su aura acaba de ponerse más fría que un glaciar.
Rey: …Silencio.
Liora, sin saber que atrás había casi una explosión emocional contenida, seguía su obra maestra.
Liora (coqueta): ¿Y si me muestra un poco el templo por dentro? Solo un minuto. Quiero verlo… por favor…
Guardia: ¡P-por supuesto! Solo un vistazo. Lo que usted quiera.
Liora: Gracias… eres un encanto.
El guardia abrió la puerta lateral.
Liora guiñó el ojo discretamente hacia el bosque, sabiendo que ese era el momento.
Eamon: Vamos. Rápido.
El Rey asintió, aún molesto, pero profesional.
Ambos se deslizaron hacia la entrada trasera como sombras precisas.
Liora caminó detrás del guardia con la sonrisa más dulce del reino.
Mientras tanto, el Rey pensaba, confundido… irritado…
[¿Por qué… por qué me molesta tanto ver a ese hombre mirarla así?]
El interior del templo estaba casi vacío.
La luz de las antorchas parpadeaba sobre los muros de piedra, proyectando sombras que parecían moverse con vida propia.
Eamon se agachó frente a un símbolo quemado en el suelo.
Eamon: Esto… esto parece un círculo de invocación.
Rey (disfrazado, examinando los bordes): Sí. Pero no está completo. No hay marcas de sacrificio ni residuos energéticos suficientes. Apenas rastros.
Eamon: Un mago oscuro estuvo aquí… o alguien intentó llamar a uno.
Rey: Pero no tenemos pruebas contundentes.
Ambos intercambiaron una mirada cargada de frustración.
Era peligroso. Era serio. Pero no era suficiente para acusar al templo, ni para pedir intervención real.
Rey: Debemos seguir investigando. Pero debemos ser más cuidadosos. Esto no es un juego.
Eamon asintió.
Y en silencio, ambos salieron de la puerta lateral del templo, escabulléndose por la oscuridad del bosque, regresando al punto de encuentro.
minutos después…
Los arbustos se movieron.
Liora salió finalmente del templo, caminando con tranquilidad y con… una flor en la mano.
Eamon y el Rey la miraron fijamente.
El Rey apretó la mandíbula.
Rey: ¿Eso… qué es?
Liora: Un regalito. Del guardia.
Liora (riéndose): Creo que lo confundí un poquito. Me dijo que si mañana estaba libre… podríamos almorzar juntos.
Eamon: Bueno… no sería mala idea tener al guardia del templo de amigo. Podría darnos información interna. ¿Quizás deberías aceptar?
El Rey giró la cabeza muy lentamente, mirándolo como si hubiera sugerido traicionar al reino entero.
Rey: No.
Eamon: ¿No?
Rey: No. Ella no hablará más con ese guardia.
Liora abrió la boca, sorprendida.
Eamon también.
Liora: ¿Perdón? ¿Y por qué no?
Rey: Porque buscamos evidencia. Y mezclarte emocionalmente con un guardia del templo podría comprometer la investigación.
Liora: Emocionalmente, dice… Solo es una flor. Y un almuerzo. Ni siquiera es mi tipo.
El Rey apretó los labios. No respondió. No tenía argumentos lógicos… Solo celos.
Liora se acercó, divertida.
Liora: ¿De verdad piensa que yo me voy a enamorar del guardia del templo?
Rey: Eso no lo sé.
Liora: Es muy… humano. Demasiado. Yo prefiero..
Se mordió la lengua antes de decir “moreno, alto, con voz profunda y mirada oscura que te derrite los órganos”.
Eamon carraspeó.
Eamon: Su Majestad… ¿no sería útil tenerlo como aliado?
Rey: No.
Eamon: ¿Ni un poco?
Rey: No.
Liora cruzó los brazos, sonriendo mucho más de lo que debía.
Liora: Interesante… Su Majestad está muy firme con ese “no”.
Rey: Porque necesitamos otra forma. No arriesgarla.. Ni arriesgar la misión.
Liora: Ajá… claro… la misión.
Rey: Exactamente.
Liora: Y no… ¿celos?
El Rey perdió el control por un microsegundo.
Rey: ¡NO ESTOY..!
Eamon lo interrumpió de inmediato.
Eamon: Bien, bien, bien. Ya entendimos. No almuerzos. No flores. No guardias enamorados. Seguiremos investigando por otro camino.
El Rey respiró hondo, recuperando el porte real.
Rey: Exacto.
Liora acarició la flor entre sus dedos, con expresión inocente.
Liora: Bueno, entonces me quedaré con el regalo… porque es linda. No por el guardia.
El Rey la miró como si hubiera recibido un golpe emocional.
Rey (susurra): …Bien.
Liora guardó la flor en su bolso y se acercó a ellos con emoción renovada.
Liora: ¡Ahora sí! ¿Listos para la siguiente fase de la investigación?
Eamon: Casi. Pero primero debemos..
Rey: Debemos mantenernos unidos. Y no permitir distracciones.
Liora: Bien. Pero recuerde, Su Majestad… si vuelven a regalarme flores… no será culpa mía.
El Rey se volvió de inmediato.
Rey: Nadie volverá a regalarte flores en este pueblo.
Ojalá en el ducado encuentre alguien de otro reino que la invite a conocerlo 😏
😂🤣😂🤣😂 Estos dos hombres ya tienen canas verdes /Grievance//Grievance/