Akira un día despertó en el cuerpo de Mei, una princesa ignorada por su esposo el segundo príncipe, ahora Mei dejará de lado a ese esposo suyo y buscará liberarse de ese matrimonio y unirse al ejército de su padre.
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capítulo 4- ignorar
En el salón de loto, la dama de Mei le sirve una taza de té y esta, la bebe de un solo trago, incluso sorbe un poco y cuando acaba, azota la taza contra la mesa, mientras esta sentada con las piernas cruzadas y apoyando la mejilla en la palma de su mano; aunque la miren extraño, no puede evitarlo, no puede acostumbrarse tan rápido a las reglas de modales de ese lugar. Deja salir un largo suspiro y se pone a comer los macarrones que le habían servido, esos los comió un par de veces en su época, hasta le sorprendió que hubieran en ese mundo, ya que pese a parecer el antiguo Japón, era un mundo totalmente diferente ¿estará dentro de una novela? No recuerda haber leído una, normalmente se reencarna en una que la protagonista ha leído, ¿y si lo es, significa que ella y el príncipe quedarán juntos? Ante esa pregunta le dio un escalofrío, espera no sea así y espera no ser la villana que muere por sus fechorías, mientras se mantenga lejos del príncipe y de sus concubinas supone que todo está bien, sobre todo de esa tal Keiko, porque sin duda, es problemática.
- princesa...el príncipe ha venido, solicita ser recibido y...se ve enojado.
- ¿que? Apenas ayer me molesto y hoy también.
Se come otro macarrón y se lame los dedos con el que los sostenía.
- déjalo pasar, lo atenderé en el jardín, no lo quiero aquí dentro.
La sirvienta va hasta las puertas y deja entrar al príncipe, guiandolo al jardín donde hay una mesa y sillas, los sirvientes se movilizan sirviendo té y bocadillos, a Jiro se le hizo extraño que Mei no le haya hecho entrar a la casa y más aun, se le hace raro que ella no haya salido aún.
- ¿y la princesa? ¿Planea hacerme esperar?
- la princesa se esta cambiando. Enseguida viene.
Dentro de la casa, Mei ya se había postrado en la cama, mientras mira un libro de armas, vaya que hay gran variedad de espadas y dagas, incluso hay armaduras muy llamativas; la dama se acerca para decirle que el príncipe se está impacientando.
- si quiere puede irse.
Las jóvenes sirvientas se miran entre si, se les hace totalmente extraño que la princesa este siendo totalmente indiferente ante la visita del príncipe.
Jiro ya se ha bebido varias tazas de té y no hay señales de la princesa, así que hartó de ello, se pone de pié y se acerca a la puerta.
- ¿es esta acaso una manera de llamar mi atención? Pues te equivocas totalmente, jamas tendrás mi atención.
Dicho esto, se da la vuelta y se retira del lugar, esta furioso por el desaire que le ha hecho la princesa, pero como no quiere llevar esto más haya, evitará reportar todo al emperador, al menos por ahora, además es mejor si ella se aleja, le dará más razones a la hora de solicitar el divorció.
- princesa, el príncipe se ha marchado.
- si, lo escuche. Ja! Cree que una mujer siempre va estar loca por él, pero estoy aquí para demostrar que hasta la más enamorada, se cansa.
- eso es bueno princesa, realmente siempre nos preocupa, cuando usted buscaba al príncipe y regresaba triste.
- no se preocupen, eso ya nunca pasará.
Escuchar eso, les da consuelo a los sirvientes, la princesa siempre fue buena con ellos, que les entristecia saber que la princesa siempre estaba deprimida por el desprecio del príncipe.