La Mafia Italiana se ha expandido por muchos territorios, grandes grupos se han querido poner al nivel de una de las mafias más temidas, donde nuestro Mafiosos, asesinos por naturaleza han ido evolucionado con el paso del tiempo…
La Mafia 'Ndrangheta reaparece con gran fuerza, la conservación de territorios para la distribución de la nueva droga tan esperada, con un aditamento muy especial, que no puede ser detectado, ya que estarían cayendo en la ilegalidad de su consistencia.
Los enemigos desean tanto ser poseedores de la droga “Demon´s Damus” donde se necesita documentación legal pasando como medicamentos para un hospital “Vita Nostra Hope”…
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Capitulo 3
Elena:
Entrecerré mis ojos al verlo que estaba sentado mirando hacia el frente… negué con la cabeza, esto no se lo iba dejar pasar, podía aguantar cualquier cosa pero que me diera ordenes, conmigo se equivocó.
Elena: OYEEEEE…. TÚ….
Giró el rostro mirando de reojo, negó con la cabeza volviendo a ver hacia el frente. Me acerqué a pesar que mis pies se hundían, me estaba congelando. Claro él muy bien con su abrigo, pero hasta le iba a dar calor tenerme frente a él.
Elena: ¿Quién te crees?
Reposó sus brazos en sus rodillas, me acerqué a él apretando su quijada haciendo que me mirara, le dio un golpe a mi mano evitando que lo sostenga. Retiré mi mano no por el golpe, sino por que me quemó demasiado, sostuve mi mano mirando lo roja que estaba.
Guido: Cálmate…. No vuelvas a tocarme.
Se puso de pie, sacudía su ropa dejando caer la nieve. Negaba con la cabeza.
Guido: si crees que brinco de emoción al estar aquí… te equivocas, estoy aquí por mis hijos.
Elena: Mientes, ya e dijo Bastian que vendrías por mi.
Respiró profundamente cruzando los brazos, sonrió lanzándome un lorito en la punta de mi nariz.
Elena: Idiota.
Guido: bla, bla, bla. Siempre dices lo mismo. Mandaron a Natalie por ti, así no tendría que estar de niñero de una niña arrogante y superficial, que cree que es el centro del universo. NO ELENA, NO ERES EL CENTRO DEL UNIVERSO NI DE NADIE. SOLO ERES UNA MUJER QUE POR CUALQUIER COSA SE ENOJA Y PEOR AUN, ¿CREES QUE ES MI DEBER PROTEGERTE? MMMM, NO… LA RESPUESTA ES NO. SOLO POR QUE DIMITRI ME PIDO EL FAVOR ES QUE ESTOY AQUÍ. ASÍ QUE CUANDO ESTEMOS EN LA VIDA, SE LO DICES, NO QUIERO A GUIDO CERCA Y TE LO CONCEDERÁN. ¿ENTIENDE ESA CABEZA HUECA?
Se acercó dando piquetes a mi cabeza, le di un golpe, pero su maldita risa de burla me molestaba aun más.
Elena: ERES UN MALDITO MISERABLE.
Extendí mis dos manos empujando a Guido con tanta fuerza, sostuvo mis manos al tambalearse no logrando mantenernos en pie ninguno de los dos. Hablamos que estábamos en la orilla de una colina, mi cuerpo empezaba a resbalar.
Elena: GUIDOOOOO… GUIDOOOO.
Guidoo: RAYOOOOS, ELENAAAAA…
Mi cuerpo iba resbalándose demasiado rápido, trataba de sostenerme de la nieve, pero tan imposible que solo me estaba quemando la piel.
Guido: ELENAAA…
Elena: Ayudameeee…
Lo poco que podía ver era a Guido que corría contra la bajada, me estaba lastimando demasiado, tanto que no lograba detenerme… miré hacia abajo viendo que entraba por donde estaban los pinos… extendía mis manos pero era imposible que llegara a tiempo el bendito Guido.
Elena: Me voy morir.
Vi como se abalanzó rodando mucho más rápido que yo. Me estaba desesperando si me golpeaba con uno de los arboles era peor, por mi mente pasaba las fatales lesiones que podía tener.
Guido: sostén mi mano.
Elena: No llego.
Estiraba tanto que en verdad tuve la necesidad de cerrar los ojos, tanto que quería decirle y ni pude decirle nada. Sentí como sujetaron mi mano atrayendo mi cuerpo entre sus manos, lo abracé desesperada evitando seguir lastimándome, sus manos con fuerza protegieron mi cabeza evitando que sea quien se lastimara.
Sus brazos me protegían con tanta fuerza, sintiendo como su cuerpo golpeaba con alguno de los troncos.
Guido: Aaahh.. . mmm.
Elena: Guido…
Cerré los ojos sintiéndome tan culpable que haya sido quien ocasionó todo esto… nuestros cuerpos se iban deslizando sobre la nieve pero ya no con tanta velocidad, íbamos deteniéndonos, hasta que ya no nos movimos, estaba aferrada a su cuerpo, sus dedos se habían enredado en mi cabello que si me estaba doliendo pero él debe ahora estar todo adolorido. Abrí lentamente mis ojos, parpadeaba lentamente, mis labios demasiado cerca de su cuello, viendo que no me soltó hasta detenernos, podía escuchar su respiración entre cortada.
Guido: (susurrando) Es… estas bien.
Tragué salia asintiendo con la cabeza, sus dedos fueron soltando mi cabello y su mano mi cuerpo, me fui apartando de él, tenía sangre en su rostro, me separé por completo de él abrazando mi cuerpo yo misma, Guido se levantó quedando de pie, se quitó su abrigo dejando sobre mis hombros. Levanté la mirada hacia él. Lo sostuve con unos de mis dedos atrayendo hacia mi, él levantó la mirada viendo que estábamos demasiado bajo de donde habíamos caído.
Elena: (susurrando) Lo siento.
No apartaba mi mirada de él, bajó la mirada hacia mí, se le veía demasiado serio que ni ganas me daba de decirle ya nada más.
Guido: Igual sentí cada golpe que me di.
Me puse de pie…
Elena: Aaayyy.
Caí de nuevo sobre la nieve, él respiró quedando de cuclillas, levantó sus manos en señal que si podía revisar, estiré mi pierna, estaba toda raspada y con algo de sangre, la yema de sus dedos tocaron mi piel, estaba caliento. ¿Será eso que ellos son diferentes a nosotros? Revisaba con mucho cuidado mi pierna...
Guido: amm, tengo que levantar un poco…
Elena: aprovechado.
Sonrió negando con la cabeza, levantó un poco el vestido, viendo que tenía una buena herida.
Guido: hay que lavarte esa herida, la nieve puede infectarla.
Elena: tu móvil…
Se puso de pie dando palmadas en su cuerpo, negó con la cabeza mirando hacia arriba.
Guido: Debió caerse, tenemos que irnos, está por anochecer y en la nieve no es bueno pasar de noche.
Mordí mi labio inferior al ver que el daba pasos por todas partes, ¿pensará en dejarme aquí? Hice hasta lo imposible por ponerme de pie, me dolía demasiado. Pasó su mirada hacia mi… se acercó agachándose para levantarme entre sus brazos… pasé mis manos por su cuello sosteniéndome.
Guido: debería dejarte aquí y que te coman los lobos.
Removía mis pies juguetona, tampoco es que me fuera a dejar, aunque sus palabras él si las decía demasiado serio.
Elena: Me dejas y tendrás que rendirle cuentas a Dimitri y Daemon.
Guido: Agradece que es solo por ellos. Por que si no…
Tragó saliva empezando a caminar, reposé mi cabeza en su hombro, él tenía que hacer el trabajo más cansando.
Elena: Sino ¿Qué?
Guido: tendría una deuda muy grande con Bastian y no estamos para tener a la fiscalía tras nosotros por abandonar a una abogadilla malhumorada.
Le di un golpe en su hombro, él sonrió, pasé la mirada hacia atrás viendo lo poquito que habíamos avanzado. Ahora si Sharon me regañará hasta por los cielos.
(…)
Me removían con mucho cuidado, abrí lentamente los ojos viendo que estaba recostada en la cama de mi habitación, abrí muy bien los ojos sentándome en la cama, miré en ambos lados bajé la mirada hacia mi pierna viendo que estaba descubierta. Bajé de inmediato mi vestido.
La puerta se abrió mirando a Guido que entraba con un botiquín.
Elena: Me… me quedé dormida.
Guido: Puede ser que de los golpes se te reinició el cerebro.
Calma Elena, calma, no le contestes, bastante hizo en traer hasta aquí. Escuchaba unos pasos apresurados que empujó más la puerta. Los dos miramos hacia la entrada, Sharon encendió la luz.
Sharon: Dios mío, hija… ¿Qué te sucedió?
Miré hacia Guido que dejó el botiquín sobre la cama, lo abrió sacando varias vendas y unas gasas. Tomó lo que iba a necesitar dejando encima de la cama, caminó hacia la puerta del baño entrando, él solo me miró desde allí.
Elena: Me tropecé y caí, por suerte estaba Guido allí.
Sharon: Lo fuiste a buscar, ¿pelearon?
Guido: No Sharon, se tropezó y cayó desde la colina.
Se sentó en la cama levantando un poco el vestido, me miró fijamente negando con la cabeza.
Sharon: Mira nada más como quedaste.
Guido: Sanará. No fue tan grave, solo hay que limpiar la herida sino se puede infectar.
Sharon: Elena, estas siendo muy impulsiva, debes sosegarte.
Asentí con la cabeza sonriendo demasiada nerviosa, Guido tenía unas toallas húmedas.
Guido: ¿Me permites?
Sharon: claro.
Se puso de pie quedando junto a la cama, estaba claro que no me iba a dejar sola con Guido, eso era de agradecerse ya que por cualquier cosa volvería a decirle de cosas. Él se sentó sobre la cama.
Guido: tienes que levantar el vestido.
Lo iba levantando un poco, Sharon se cubrió los labios al ver la herida que estaba aun sangrando, pero ya no tanto como hace un rato, Guido pasó la toalla presionando un poco, estaba haciendo su trabajo como médico, ya ni me miraba, tomó un poco de desinfectante, humedeciendo unas gasas.
Guido: dolerá un poco.
Presionó con fuerza, mordí mi labio inferior, apretando las sabanas con puño cerrado, levantó la mirada hacia mi, la bajó pasando con mucho cuidado… Mi móvil lo escuchaba sonar, pero no estaba cerca de el, Sharon se giró un poco.
Elena: Es mi móvil.
Sharon: ¿Dónde está?
Elena: en el sillón.
Asintió con la cabeza saliendo de la habitación, ahora estábamos completamente solos, él iba subiendo poco a poco más arriba de mi pierna. Pasaba la gasa por toda mi pierna.
Guido: te la voy vendar.
Elena: Gracias por no decirle a Sharon lo que realmente sucedió.
Pasó de mis palabras quedando más serio de lo que estaba. Dejó las gasas dentro de un bol, tomando unas vendas.
Guido: Odio que me agradezcan cuando no hubo otro remedio, no te iba a dejar allí.
Elena: ¿Puedes decir solo De nada y listo? Aaaayyyy.
Levantó con fuerza mi pierna, metí mi mano bajando en medio en vestido. ¿estaba loco o que?
Guido: No, no puedo decir nada. Cuando fuiste quien lo provocó.
Sharon: Es Dimitri.
Me entregó el móvil, no iba a dejar que escuchara nada de lo que tenga que decirme.
Llamada:
- Hola Dimitri.
- ¿todo bien?
- Si.
- Mandé a Guido por ti y no ha llegado.
- Si aquí está.
- No contesta el móvil.
- Ahh, es que se le cayó en algo que sucedió.
- Elena… ¿todo bien?
- Si, solo que tuve un pequeño incidente, bueno, lo más seguro es que mañana ya esté allí.
- Espero que así sea, no te puedes estar andado sola. Menos ahora.
- Si, GRACIAS DIMITRI POR PREOCUPARTE.
- Nos vemos.
Terminó la llamada, gracias al cielo Dimitri y Daemon no eran como este patán que no era capaz de hacer un simple gracias, todo lo que siempre decía se lo tomaba a mal.
Bajó mi pierna con cuidado, se levantó de la cama mirando hacia Sharon.
Sharon: Necesitará medicación.
Guido: No, no creo, de todas maneras mañana antes de irnos la volveré a revisar. Iré a Descansar.
Levantaba todo lo de la cama, ni hizo por mirarme cuando salió de la habitación, lo seguí con la mirada hasta ver que cerró la puerta. Sharon se sentó tomando mi mano, pasé de inmediato la mirada hacia ella.
Sharon: Realmente te tropezaste, o ¿le hiciste algo a Guido y te lo devolvió?
Sonreí al ver la preocupación de Sharon, ¿Cómo podía pensar que ese menso me haría daño?
Elena: Salí a buscarlo, me molestó el hecho que me dejara con la palabra en la boca.
Sharon: Pero no te dijo nada malo. Elena me preocupas, estar con ellos no es nada fácil, ellos tienen un autocontrol de su instinto, pero siento que lo estas provocando.
Respiré profundamente recostándome en la cama, Sharon tomó la orilla de la sabana cubriendome por completo, me arropaba con mucho cuidado.
Elena: Me odia y lo odio, siento que nunca nos podremos llevar bien, así que estando en la villa, me voy a dedicar a trabajar nada más y no me importa si él dice o hace algo.
Pasó su mano suavemente por encima de mi cabello, se acercó dejando un beso.
Sharon: Eres encantadora, dulce y amorosa, pero si sigues estando a la defensiva con él, solo terminarás enojándote por todo viendo cosas malas donde no las hay, en verdad hija, te lo digo por que te quiero mucho.
Elena: tengo que ponerme en comunicación con Gino, él si me respeta…
Sonrió levantándose, acomodó las sábanas caminando hacia la puerta. Se detuvo abriendo la puerta, se dio la media vuelta mirándome.
Sharon: ¿Guido no te respeta?
Aparté una de mis lagrimas con mi dedito sorprendiéndome de la pregunta de Sharon. Sonrió cerrando la puerta. Negué con la cabeza soltándome a llorar, ni yo misma entendía lo que me estaba pasando… solo que me daba coraje en no poder desquitarme de él de todo lo que me hacía.
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