La Venganza De La Emperatriz

Al asomarse por la ventana del carruaje, Samanta se da cuenta de que le estaban atacando a sus guardias, lo cual de seguro, ha de ser obra de la emperatriz madre.

Sin dudarlo, ella con su fiel amiga sale del carruaje, y al hacerlo ve un grupo de bandidos atacando a los guardias, y por cómo estaban las cosas, los bandidos estaban mejor preparados que los soldados del palacio, cosa que es malo.

De manera inmediata, con un movimiento de manos, Samanta hace crecer plantas espinosas, y ellas comenzaron a atacar a los delincuentes, los cuales al ser tocados por las plantas espinosas, sufrieron mucho dolor.

Al buscar el dueño de las plantas, ven a una elegante mujer de cabellos cobrizos, y al lado de ella una mujer con apariencia sería pero bella.

No había dudas de que esa era la emperatriz Samanta Parker, a quien mandaron a eliminar.

El líder de esos delincuentes, sale a hablar.

—Emperatriz venga con nosotros y evite que su sirvienta muera, nos pagaron mucho dinero por usted, y antes de que muera, la tomaremos como nuestra puta — dice el líder y Samanta sonríe.

—De solo pensarlo me dan náuseas. Veo que me conocen, y parece que quien le pagó no le dio toda mi información, de lo contrario no habrían venido a morir en plena tarde. Díganme algo, ¿fue mi amada suegra quien les mandó a matarme?—dice ella y los delincuentes rieron.

Algunos soldados estaban muertos, mientras que otros solo estaban heridos.

Tras reír un poco, el líder vuelve a hablar.

—No tengo que responder a su pregunta, además, ya sabemos todo lo que tenemos que saber de usted, y estamos seguros de que una mujer como usted no hará nada, somos 150 y ustedes solo dos— dice el hombre y Yanet se ríe por la situación, pues por fin se va a divertir.

—No subestimen un libro por la portada— dice ella mientras se sigue riendo.

—Ya escucharon a mi amiga, váyanse ahora que tienen tiempo — dice la mujer con malicia y los hombres, en vez de hacerles caso a ambas mujeres, se van a su captura, pero de un momento a otro, más plantas comenzaron a crecer de la nada.

El problema no eran las plantas, sino el aspecto de estas.

Estas tenían un aspecto terrorífico, eran plantas sí, pero del tamaño de una persona, las cuales al ser cortadas por el filo de la espada, luego de morir, volvían a crecer.

Ellos desconcertados se miran uno a otro, tratando de entender qué estaba pasando.

Pero ninguno tenía una respuesta a lo que estaba aconteciendo, y menos cuando las plantas comenzaron a devorar a quienes lograban atrapar.

Inmediatamente, el líder ordenó a los que sabían usar fuego ponerse adelante y atacar, pero aun usando fuego, las plantas retrocedían.

Por otro lado, Samanta y Yanet ambas con una daga que tenían entre sus vestidos, comenzaron también a herir a los delincuentes, quienes asustados quisieron escapar, pero no podían, porque las plantas se lo impedían.

Gritos de horror se escuchaban por todos lados, y no era para menos, ya que esos delincuentes estaban siendo devorados sin compasión por las plantas, y lo que no, estaban muriendo en manos de dos mujeres letales.

Un tiempo después, los gritos cesaron, porque los delincuentes murieron. Uno de los guardias heridos pudo ver todo lo que pasó, y estaba asustado, ya que nunca se imaginó ver pelear a la emperatriz de ese modo.

Las dos mujeres estaban cubiertas de sangre, y con ayuda de la magia de agua de Yanet, se lavaron. Luego fueron hasta el carruaje, y de entre los asientos, tomaron cada una un vestido y una toalla.

Aquello estaba ahí, gracias a que siempre que ambas salen a recorrer algún pueblo, llevan ropa y objetos personales, por si tienen que pasar la noche en algún lugar.

**

Cada una se turno para cambiarse, y al terminar, fueron a limpiar el área, y también a curar a los heridos, los cuales eran más de la mitad de los guardias.

Sin perder tiempo, ambas se ponen manos a la obra, y luego de dos horas, ya los guardias estaban curados, y el área estaba libre de cadáveres.

Al tener todo listo, Samanta y su fiel amiga salieron con destino a dónde tenían que ir.

Luego de un tiempo, todos llegaron al lugar. Ya para ese tiempo, la noche se dejaba ver, por lo que armando un campamento, Samanta y su gente acamparon esa noche al aire libre.

Para el día siguiente, ella se dedicó a cumplir con sus obligaciones, mientras que en el palacio, la madre emperatriz, quien en el día de ayer había mandado a delincuentes a matar a la emperatriz, estaba impaciente esperando noticias, tanto que ni durmió durante la noche.

Solo espera que esos delincuentes no la hayan estafado, y el dinero que le dio para el trabajo, sirva para algo.

Pero unos días después, la emperatriz no solo regresó al palacio sana y salva, sino también, que no tenía ni un rasguño.

Está nada más llegar, se fue a su palacio, seguida de su doncella, y se fue a descansar a su habitación, pues no solo el viaje fue largo, si no, que tuvo mucho trabajo.

Eso sí, logró ayudar a los necesitados.

La madre emperatriz, mandó a su doncella a investigar si había ocurrido algún ataque, y esta le trajo la noticia de que nada pasó.

Cosa que la enojó mucho, porque esos hombres la estafaron.

Pero esa información no llegó a ella gracias a que Samanta le ordenó a los soldados mantener en secreto lo que sucedió.

Por supuesto que ellos le obedecieron, no solo porque ella era su emperatriz, sino, porque sienten una profunda gratitud hacia ella, por haberle salvado la vida.

A partir de ese día, la imagen de Samanta comenzó a cambiar con los soldados, ya que aunque ninguno dijo los detalles de ese día, se comenzó a decir que ella era una excelente peleadora, aún más que el emperador.

Un gran grupo de soldados se reunieron, y todos llegaron a la conclusión, de que deben de hacerse más fuertes, tanto como la emperatriz.

Ellos le rogaron a la Samanta fortalecerlos, y ella de buen modo, aceptó hacerlo. Solo en su tiempo libre.

Claro, el entrenamiento era muy diferente y a la vez difícil.

Mientras esto pasaba, la reputación del emperador cada día estaba empeorando, y por el momento no se ha logrado hacer nada por él, mientras que Samanta, era amada por su pueblo.

El emperador ha caído en la depresión, ya que al ser él un hombre activo sexualmente, no acepta que ya no lo sea.

La depresión lo ha hecho caer en el alcohol, y ya no se le ve salir de su habitación.

La madre emperatriz ha estado buscando la forma de ayudarlo, y no ha podido hacer nada.

Ni siquiera buscando la ayuda de los magos pudo ayudar a su hijo, ya que su padecimiento es aparentemente por causas naturales, y contra la naturaleza, no se lucha.

Si supieran de qué naturaleza viene su mal