Yohei huye de su país y del aplastante peso de su familia, sin saber que allí encontraría a alguien a quien amar, pero aquello de lo que escapa lo terminará encontrando.
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Capítulo 14
Yohei
Volvemos a nuestra mesa y por un minuto ninguno de los dos dice nada. Debe estar destrozado.
-¿Estás bien?- pregunto finalmente, sin saber qué más puedo decir. -¿Quieres que nos vayamos? Ellos están discutiendo ahora mismo y creo que se irán en cuanto las niñas lleguen- le informo.
-No quiero irme, no después de esas amenazas que lanzaste. ¿Seguro que tu familia no es parte de la Yakuza?- pregunta con una pequeña sonrisa.
-No, pero es tan poderosa como si lo fuera- digo honestamente.
-Vaya- dice Reece, mirándome impresionado. -¿Y esa tarjeta?
-Es la tarjeta del secretario de mi abuelo. Él me dio un puñado de ellas, diciendo que debía mostrarla si tenía algún problema y él lo arreglaría.
-Tu abuelo debe quererte- comenta.
-Lo hace, pero independientemente de quién sea mi familia, yo soy yo- digo, para que no piense que creo que estoy por encima de él, como lo acaban de hacer esas personas.
-Lo sé- dice y luego suspira tomando su cabello. –No puedo creer que estuviera casada y fuera madre de dos niñas… Juro que nunca me hubiera metido con ella si lo hubiera sabido.
-Eso es un hecho, así que no te culpes- digo, sabiendo que se tiene que sentir traicionado.
-Me siento como un idiota- sigue, como confirmando mis pensamientos. –Lo único que agradezco es siempre haber utilizado protección, maldita sea, ¿te imaginas que tenga a más tipos como yo? Dios, que asco. Mañana mismo iré por una prueba de ETS- dice, mirándome con expresión de disculpa.
-Estoy seguro de que estamos bien, pero sería bueno salir de dudas- digo, sabiendo tan bien como él que es una posibilidad.
-Lo siento. De verdad lo siento pequeño, por mis acciones hasta tú te viste involucrado en esto- dice, mirándose arrepentido.
-No te preocupes, no me obligaste a nada- respondo y lo digo en serio.
Él asiente y se pierde en sus pensamientos el resto de la cena, comiendo en piloto automático, preocupándome, pero no intento distraerlo, ya que no tiene sentido hacer una conversación banal, después de lo que acaba de descubrir.
Estoy preocupado y aunque nunca desearía su infelicidad, una parte de mí piensa que Reece se merece algo mucho mejor.
Si tan sólo fuera mío, nunca pensaría en siquiera mirar a alguien más. No con lo hermoso, alegre, gentil, juguetón, apasionado y mucho más que es.
Esa noche no dijo mucho y se fue a dormir y fiel a sus palabras, a la mañana siguiente llamó a una clínica para hacer un examen de enfermedades de trasmisión sexual. Le dieron hora para hacerse el examen ese mismo día durante la tarde. Durante esos días no volvió a tocarme de ninguna manera, lo que me hizo sentir solitario. Por lo demás, volvió a ser la persona animada y alegre al siguiente día, lo que me hizo pensar que todo era una fachada, porque no había modo de que se recuperara tan pronto.
-Es obvio, estás enamorado- declara Evelyn, cuando le cuento la situación a grandes rasgos, diciendo que se trataba de alguien más.
-La historia es de un amigo- me apresuro a decir. Ella resopla ante eso.
-Es tan evidente que se trata de Reece y de ti- dice, mirándome como si fuera iluso por intentar engañarla. –Pero te entiendo, quién no se enamoraría de ese hombre. Estabas condenado desde que te tocó como compañero de habitación.
Suspiro, decidiendo que ni siquiera merece la pena intentar cubrir la verdad nuevamente, no cuando está tan segura de que se trata de nosotros. -¿Segura que es amor?- pregunto en su lugar.
-Claro que lo es. ¿Te meterías con alguien que tiene una pareja si no fuera el caso? No creo que seas esa clase de chico.
-No lo soy. Ni siquiera me reconocería. Yo sólo quiero estar tan cerca de él que es ridículo- admito –Sabía que me gustaba, pero no quería que llegara a algo tan grande como amor.
-Pues ya es demasiado tarde- dice ella. Estamos sentados en el patio de la universidad, viendo las personas ir y venir, cada uno con sus propias historias que vivir.
-Ya es demasiado tarde- repito, sabiendo que tiene razón.
-Pero suerte la tuya, resulta que ya no tiene novia, así que tú y yo aún tenemos una oportunidad- dice, sonriendo satisfecha.
-¿Aún no te das por vencida?- pregunto.
-Claro que no, que gane el mejor- dice, mirando con diversión en los ojos, así que puedo ver que está diciendo eso, sin la idea real de ir a por él.
-No creo que tenga el valor de declararme- digo en serio, mirando el cielo nublado. –No creo que sea lo que él quiera en este momento tampoco. Aunque hacíamos esas cosas, se notaba que él iba en serio con ella. Creo que simplemente estaba confuso y nada más, pero era cosa de tiempo para que volviera a sus sentidos.
-Seguramente necesitará algo de tiempo, pero eventualmente tendrá que mirar a otra persona y quién mejor que tú que lo amas- Evelyn intenta animarme y me pregunto si tiene razón.
Unos días más tarde, Reece me avisa por mensaje durante el día, que los resultados de los exámenes salieron bien y que no debemos preocuparnos por eso.