—Pablo Santander es un enólogo y bodeguero muy conocido en su pueblo, y un día, rescata a su sobrina Antonella de un orfanato, quien vivió situaciones traumáticas, pero es carismática y sonriente. Con el paso del tiempo, Antonella va viendo la rivalidad en la que se ve involucrada sin desearlo.
Muchos adolescentes/jóvenes inexpertos descubriendo el amor por otro lado.
—<<<Rivalidades, amor, amistad, amor sano, romance, amistad, romance estilo "RyJ", infidelidades, dr, problemas de autoestima, mafia, negocios, realismo, bodegas, viñedos, familia disfuncional, clasismo, amor eterno, etc>>>
—Idioma: español (Argentina)
—Pueblo de Buenos Aires.
—Ambientado en: Junio 2002- Febrero 2006.
—Cantidad de temporadas: 4.
—Duración de capítulos: 45/50 minutos.
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T1 E4
~Mientras tanto, en casa de Pablo~
*Él estaba sentado en el comedor leyendo el diario, disfrutando de un momento de tranquilidad. De repente, el sonido del teléfono interrumpió el silencio. Pablo dejó el diario a un lado y atendió la llamada*
Pablo: ¿Hola?
"Chiara: Hola, Pablo, ¿cómo andás? Soy Chiara."
Pablo: (sorprendido) ¿Chiara? Qué sorpresa...
"Chiara: ¿Qué cosa?"
Pablo: No sé, tu llamada. Vos y yo no hablamos casi nunca.
"Chiara: Es que te llamaba porque quería decirte algo. Perdón si te agarré en algún mal momento."
Pablo: (sonriendo) No, no, tranquila, podés decirme.
"Chiara: Bueno... yo te quería invitar, porque mañana es el casamiento de Giuli. Y quería que estuvieras ahí..."
Pablo: (incrédulo) Pará, ¿es en serio?
"Chiara: Obvio, Pablo. Vos sos una persona importante para mí. Quiero que estés ahí."
Pablo: Pero es el casamiento de tu hija, Chiara... ¿qué haría yo ahí...?
"Chiara: Ya lo hablé con ella, no tiene ningún problema en que vayas. Además, ella dice que podrías venir con Antonella. Que quiere que esté ahí..."
Pablo: Yo no tengo ningún problema, ¿pero qué hay de tu marido? ¿No le molesta?
"Chiara: Ah, vos tranquilo, no te preocupes por Marco. Le voy a decir que Giuli quiso que ustedes fueran, así podía ver a Antonella."
Pablo: (asintió, emocionado) Bueno, si no hay ningún inconveniente, está bien. Acepto la invitación. Gracias, Chiara.
"Chiara: De nada, Pablo. Es mañana, más o menos por las 3 de la tarde. Los esperamos."
Pablo: Buenísimo, Chiara, ahí vamos a estar. Nos vemos.
"Chiara: Chau, Pablo, nos vemos mañana."
*Pablo cortó la llamada, sintiéndose un poco feliz y sorprendido al mismo tiempo. Justo en ese momento, Gina entró al comedor, secando sus manos con un trapo de cocina. Pablo se levantó y se dirigió hacia ella, con una sonrisa en el rostro*
Pablo: (emocionado) Gina, no sabés lo que acaba de pasar.
Gina: No, no sé. ¿Qué pasó?
Pablo: Estamos invitados.
Gina: (frunció el gesto, confusa) ¿Invitados a dónde?
Pablo: Al casamiento de Giuliana.
Gina: ¿La hija de Chiara? ¿Y por qué nos invitó? No tenemos nada que ver...
Pablo: Bueno, lo que pasa es que ella dijo que soy importante para ella, y que quiere que esté ahí. De paso, se ve que Anto se lleva bien con Giuliana, y quiere que ella esté ahí también.
Gina: (rodó los ojos, sonriendo) Ah, como siempre, excusas para verte... de todas formas, no sé si sea buena idea, ¿le preguntaste a Anto si quería ir?
Pablo: No, no está acá. Salió. Pero cuando vuelva le digo. De todas formas, quedate tranquila, que estás invitada.
Gina: (negó, sorprendida) ¿Qué? Ah, no, eso no, Pablo. Esa relación la tenés con Chiara, ¿yo qué tengo que hacer ahí?
Pablo: Pero vos sos mi amiga, Gina. Por eso quiero que vengas conmigo. Porque sos importante en mi vida y quiero que me acompañes...
Gina: (sonrió, enternecida) Ay, ay, no nos pongamos sentimentales, Pablo.
Pablo: Es la verdad... si no querés venir lo entiendo, pero yo quería que estés conmigo.
Gina: (rió, con cariño) Ay, bueno, si me lo pedís así, es imposible negarme.
Pablo: Perfecto, entonces. Mañana a las 3.
Gina: (se acercó un paso, preocupada) Che, Pablo, cambiando el tema, ¿Antonella no volvió todavía?
Pablo: No, casi siempre vuelve a esta hora, ¿por qué?
Gina: (mirando por la ventana) No, por nada... solo que afuera se está por largar la tormenta del año, y es de noche... no vaya a ser que le agarre por el camino...
Pablo: (sorprendido) ¿Qué? No me di cuenta que estaba por llover...
Gina: Llamala, decile que venga. Está re frío, si se agarra la lluvia se va a enfermar.
Pablo: (asintiendo) Gracias por avisarme, ahí le digo.
*Pablo sacó su teléfono rápidamente y comenzó a marcar el número de Antonella, preocupado*
~VOZ EN OFF~
*Después de unos minutos, Antonella caminaba por la vereda y las calles. La lluvia caía intensamente, empapando su ropa y su cabello, pero ella caminaba lentamente, muy pensativa. Con los brazos ligeramente abiertos, disfrutaba de la sensación de las gotas de lluvia en su piel*
[Antonella: Siempre creí que la lluvia tenía un poder especial, fuera de que todos la llaman "triste" o "aburrida". Cada gota que cae parece llevarse consigo el peso del mundo, limpiando el aire, la tierra... y el alma. Es como si el cielo, al llorar, me diera permiso para soltar lo que llevo dentro, para dejar ir aquello que ya no necesito.]
*Antonella giraba sobre sí misma de vez en cuando, dejando que la lluvia la envolviera completamente*
*Los truenos retumbaban en el cielo, ahogando cualquier otro sonido. Su teléfono sonaba insistentemente en su bolsillo, pero ella no lo escuchaba debido al estruendo de la tormenta*
[Antonella: Cuando el agua cae, siento que puedo empezar de nuevo. La lluvia purifica no solo el suelo que toca, sino también los rincones más oscuros de mi ser. Me recuerda que, después de la tormenta, siempre llega un nuevo amanecer, donde sale el sol...]
*Mientras caminaba, sus pensamientos iban y venían. Recordaba las palabras de Mariano sobre los Santander, las lágrimas de Giuliana y la amabilidad inesperada de Mariano*
[Antonella: Estar bajo la lluvia, sentir cada gota inundando mi rostro... era simplemente, acogedor...]
*El agua de la lluvia corría por su rostro, pero ella no dejaba de sonreír*
[Antonella: La lluvia me envuelve, llevándose consigo las preocupaciones y los miedos. Me siento más ligera, más... suelta, liberada...]
~FIN DE VOZ EN OFF~
*Sin embargo, mientras caminaba, escuchó un cuchicheo en un rincón. La charla pasaba desapercibida en sus oídos hasta que escuchó una mención, que hizo que su atención se enfocara en ellas*
Julieta: La verdad no sé qué decirte, Maira. Los chismes son cosas de "third-class" pero la realidad es que la familia Santander no tiene como salvarse.
Maira: Sí, hace tiempo que el cabeza de la familia Santana los viene calumniando, y ellos no se defienden. ¿Será por algo?
Julieta: ¡Ay, seguro! Deben tener culpa de admitir sus errores...
*En ese momento, Antonella no pudo evitar acercarse a ellas, su cuerpo temblaba de ira*
Antonella: ¿Qué están diciendo de mi familia?
*Ambas se voltearon a ver a Antonella. Al principio con confusión, luego con desdén*
Julieta: ¿Perdón? Estamos charlando entre nosotras, ¿estabas fisgoneando?
Antonella: (alzando la voz) ¡Si hablan mal de mi familia, es evidente que me voy a meter!
Maira: (se cruza de brazos, despectiva) ¿Quién vendrías a ser vos, nena? Nunca supimos de una integrante femenina en esa familia...
Antonella: (sin titubear) Pablo es mi tío, no pienso permitir que hablen disparates de él.
Maira: ¿Disparate? ¿Por qué sería un disparate que tu familia solo es conocida por ROBAR?
Antonella: (frunce el ceño, enfurecida) ¿¿Robar?? ¡Lavate la boca antes de decir mentiras!
Julieta: A ver, nena... no sé si sos verdaderamente inocente, o una CARADURA.
Antonella: No sé, algo que sé es que a mi familia no van a calumniar. O se las van a ver conmigo.
Maira: (casi susurrando) No pierdas el tiempo, Juli. Se ve que nadie le dijo las fechorías que hace su familia.
Antonella: Debería hacer que te laves esa boca con agua y jabón... ¡las dos!
*Antonella iba a acercarse a ellas en posición amenazante, y ellas retrocedieron un paso. Sin embargo, por el pavimento mojado, su pie resbaló y quedó en el suelo*
Julieta: (sonríe, burlona) ¿Por qué mejor no te vas a comprar un paraguas si vas a discutir bajo la lluvia, nenita?
*Ambas se miraron, sonriendo con desdén y desprecio. Sin más, se marcharon entre risas. Antonella las observaba desde el suelo, rozando su rodilla con los nudillos, y con otra mano apretando los puños*
~Minutos más tarde~
*Antonella entró rápidamente, empapada por la lluvia. Su cabello y ropa chorreaban agua, y sostenía su mochila cerca de su cuerpo para protegerla. Pablo, Gina y Lorenzo corrieron hacia ella con preocupación*
Pablo: ¡Antonella!
Gina: (le tocó el hombro, preocupada) ¿Estás bien, nena?
Lorenzo: (exasperado) ¡Estábamos re preocupados por vos! ¿Por qué no atendías las llamadas?
Pablo: (levantó una mano) Shh, Lorenzo, por favor, calmate.
Antonella: (rascándose la nuca) Ehh... la verdad que... perdónenme, estaba volviendo pero tuve un... un problema en la calle...
Pablo: (alza las cejas, preocupado) ¿Problema? ¿Qué pasó? ¿Está todo bien?
Antonella: (titubea) No, solo es que... gritaban cosas de ustedes por la calle y... me enojé y me peleé...
*Pablo tomó sus hombros con cariño, mirándola en silencio con una sonrisa tierna*
Antonella: ¿Me explicás por qué, tío? No puedo entender como sos tan bueno y hablan así de vos...
Lorenzo: ¿Qué dicen, Antonella?
Antonella: Dicen que ustedes... que ustedes son unos chorros. Y... no consigo entenderlo...
*Lorenzo asintió, sonriendo con ironía*
Lorenzo: Vos sabés muy bien por quién es esto, ¿no, papá?
Antonella: (mira a ambos, consternada) ¿De qué hablan...?
Pablo: (levanta una mano) Lorenzo, no me parece que éste momento sea el indicado. Está Antonella y...
Lorenzo: (lo interrumpe rápido) ¿Qué importa que esté Antonella? ¡Decime! ¿Hasta cuándo la vas privar de la verdad?
Pablo: ¡Lorenzo!
Antonella: (alternando sus ojos entre ambos) ¿Qué verdad? Me asustan...
Lorenzo: ¿Sabés por qué hablan así de nosotros, Antonella? ¿Y por quién?
Antonella: (niega suavemente) No...
Lorenzo: Bueno, por un hombre llamado "Mariano Santana".
*Antonella retrocedió un paso, abriendo los ojos como platos*
Lorenzo: Ese tipo nos desprecia y nos odia, Antonella... es capaz de todo con tal de destruirnos. Él se ha declarado enemigo de la familia Santander hace años...
*Antonella bajó la cabeza, y frunció el ceño pensativa. Pablo levantó una mano, para detenerlo*
Pablo: (se acerca y baja la voz) Lorenzo, basta, no la asustes más. No tiene ni caso que hablemos de esto.
Lorenzo: ¿No tiene caso? ¡Por su culpa, Antonella tiene que tolerar escuchar cosas de nosotros en la calle! ¡Seguramente también su desprecio! Quiero que sepa, para que tenga cuidado...
Antonella: (frunce el ceño, asustada) ¿Cuidado? No... no entiendo...
Lorenzo: Ese tipo es demasiado peligroso, Antonella. No te podés acercar a él. No sabemos de lo que puede ser capaz...
Antonella: Pero...
Lorenzo: (la interrumpe) ¿Pero qué? ¿Él habló con vos?
Antonella: (mueve las manos agitada) ¡No, no! Quiero decir... ¿no estarás exagerando un poquitín...?
Lorenzo: (condescendiente) Claro que no, Antonella... vos sos buena, y ves bondad en todo. Pero ese tipo no tiene un gramo de bondad. Cuanto más alejada estés de él, te prometo que va a ser mejor.
*Antonella bajó la mirada, mientras asentía con temor. Se retiró de allí, aún con la mirada baja y jugando con sus manos*
*Pablo se volteó a ver a Lorenzo, conteniendo la expresión de molestia en el rostro*
Pablo: Lorenzo... ¿te parece?
Lorenzo: ¿El qué? ¿Decirle la verdad?
Pablo: Asustarla. Yo NO quiero que esté metida en todo esto. No quiero que se sienta prisionera en un hogar, no como antes.
Lorenzo: Solamente la estoy informando sobre quién nos quiere herir. ¿Cuál seria el problema? Papá... ¿preferís que Santana venga y le llene la cabeza a Antonella? ¿Que la desprecie, la humille, e incluso la use para herirnos?
Pablo: (se lleva ambas manos al rostro) Hijo, ¿podés dejar de exagerar? Es un chico enojado, no es ningún delincuente ni criminal.
Lorenzo: ¿Por qué no podría pensarlo? Él siempre nos acusa de eso...
Pablo: (alza la voz, harto) Lorenzo... ¿cuándo vas a dejar ir EL TEMA? ¡Ya está!
Lorenzo: Aunque evites el tema, existe, papá. Y yo estoy protegiendo a Antonella, es todo.
*Sin esperar respuesta, Lorenzo salió de la sala de estar, con pasos secos y molestos. Pablo suspiró, agotado, mirando al techo*
~Por mientras, en el cuarto de Antonella~
*Ella se recostó en la puerta, y se quedó mirando al techo unos segundos, como si buscara respuestas*
Antonella: Ay, ay... ¿qué debería hacer, papá? Mariano no parece mala persona... para mí no lo es.
*Antonella se quedó sonriendo unos segundos, tocando la llavecita que colgaba de su cuello*
—Antonella: No sos como todos dicen en el pueblo...
Mariano: (frunce el ceño, sonriendo) ¿Cómo todos dicen en el pueblo? ¿Y qué dicen?
Antonella: No sé... que sos así, rudo, frío... sin sentimientos y algo...
Mariano: (sin dejar de sonreír) ¿Algo qué? Decime...
Antonella: (titubea, apenas viéndolo) ¿E...egocéntrico...?
Mariano: ¿Qué dirías, Antonella? ¿Te parece que yo soy así como ellos dicen?
Antonella: Eh... y-yo... yo creo que no, que no sos como ellos dicen. O sea... vos siempre sos tan bueno conmigo, servicial, te preocupás y... alguien egocéntrico no se preocuparía por nadie más que sí mismo..
Mariano: Uff, menos mal... no soportaría que pienses mal de mí.
Antonella: ¿Cómo que...? ¿Cómo que no lo soportarías?
Mariano: Sí, eso... no me gusta que piensen mal de mí, pero... vos menos. Vos... sos mi amiga, ¿o no? —
~FIN DEL FLASHBACK~
Antonella: (sonríe con cariño) No hay forma de que ese hombre sea malo. No la hay... en sus ojos no... no existe tal maldad de la que mi familia habla...
*Después de unos segundos, Antonella suspiró, agotada*
[Antonella: ¿Qué te pasa, Antonella? ¿Se te averió la bujía del cerebro? ¡Estás confiando en alguien que ni conocés a fondo! ¡Sos caída!]
*Nuevamente, sonrió*
[Antonella: Yo nunca me doy el lujo de confiar en nadie, pero él... ¿por qué es tan diferente? ¿Por qué incluso sin conocerlo ya sé que él no es así?]
~1 hora después, en la casa de Esperanza (abuela de Mariano)~
*Ya eran las 10 de la noche, pero las luces del comedor estaban encendidas, y allí estaba ella: sentada con una manta entre las piernas, leyendo un libro*
*Segundos después, la puerta se abrió de un estruendo, que la dejó observando asustada por unos segundos. Allí, apareció Mariano, completamente empapado y adolorido*
Mariano: (sonríe, adolorido) ¿Cómo está la abuela más hermosa?
*Esperanza lo quedó viendo, desconcertada. Se acercó a él rápidamente*
Esperanza: ¡Hijo, por Dios! ¿Qué te pasó?
Mariano: (aun sonriendo) ¿Qué me pasó, abue? Nada, el clima... decidió largarse con todo y lluvia cuando venia hacia acá... me crucé con tantos charcos que me caí cuando venía en bici...
*Mientras Esperanza lo revisaba, notó una pequeña herida en el cuello*
Esperanza: Ay, hijo, cómo te quedó el cuello... ¿querés que traiga el botiquín y te curo?
Mariano: ¿Qué? ¡No, abuela, tranquila! Estoy de diez, es una raspadura... se me va a ir sola...
Esperanza: (insistente) Dale, hijo...
Mariano: Que no, abuela. ¿No me ves? Estoy de diez. No, mejor dicho... ¡de mil! Vos quedate tranquila y sentate...
Esperanza: (suspira, con hartazgo) Uff... porfiado como mula, Mariano. Andá a saber a quién saliste.
Mariano: Ya, ya... no hablemos de eso. Vine acá porque quería que cenemos y pasemos la noche juntos.
Esperanza: (alza las cejas y sonrie) Epa... ¿y eso? Vos siempre preferís comer solo. Y te noto de buen humor aparte...
Mariano: (confundido y nervioso) Eh... ¿en serio se me nota? Yo me siento igual que siempre...
Esperanza: Aunque lo escondas, la sonrisa se te escapa. Decime... ¿tiene que ver con la chica que mencionaste la otra vez?
Mariano: Eh... no, no... o más bien, sí. Hoy estuvimos hablando y... me divertí. Me dijo entre líneas que... confía en mí. Y eso es raro...
Esperanza: ¡Bien, hijo! ¡Por algo se empieza! La confianza para entablar una relación es fundamental...
Mariano: (abre los ojos y ríe, incómodo) ¿Qué? ¡Abuela! Somos amigos...
Esperanza: Si vos decís que son amigos, querido... pero en la mirada no se te nota. Te brillan los ojos. Y eso no te pasa con otra "amiga", como Malena, por ejemplo...
Mariano: (suspira, sonriendo) Bueno, abuela... ¿vine para cenar o para hablar de amores? Dale, vení y charlamos mientras preparo arroz...
*Mariano se dirigió hacia la cocina, sonriendo entre dientes. Esperanza se quedó viéndolo, con travesura y cariño, y fue detrás suyo*
~Al día siguiente, en casa de los Santander~
*Todos estaban desayunando en la cocina, excepto Antonella. De repente, Antonella bajó las escaleras, muy alegre y con una sonrisa en la cara, y se unió a ellos*
Antonella: (exclama, entusiasmada) ¡'Buongiorno', familia!
Gina: ¡Buenos días, Anto!
Pablo: Hola, Anto, vení, sentate, que también hay desayuno para vos.
Antonella: (sonriendo ampliamente) Ay, está bien, muchas gracias, qué rico...
*Antonella se dirigió a la mesa y notó una silla vacía al lado de Lorenzo. Dudó un momento antes de mirarlo. Lorenzo también la miró, con una expresión de incomodidad*
Antonella: Eu, Lorenzo...
Lorenzo: (contestó, frío) ¿Qué pasa?
Antonella: (sonrisa tímida) ¿Te molesta si me siento al lado tuyo?
Lorenzo: ¿Por qué me preguntás? Claro que podés, también sos parte de esta familia.
*Antonella alzó las cejas, y se sonrojó con alegría. Sin pensarlo, se sentó al lado suyo, entusiasmada*
Pablo: Bien, así me gusta... que compartan. ¿No es hermoso?
*Lorenzo asintió lentamente, casi distante. Antonella, en su lugar, asintió con alegría*
Antonella: Ay... se siente como... un ambiente familiar. ¿Captan la onda? O sea, parece el desayuno familiar clásico, que siempre quise conocer...
Gina: Qué bueno que te sientas así, nena. Porque nosotros ya somos así de por sí, pero con tu onda, es mil veces más divertido y alegre...
Pablo: Te veo cara de hambrienta... ¿te gusta lo que preparó Gina?
Antonella: ¿Huevos con tostadas de mermelada? ¡Obviamente! Es mi segunda comida favorita, además de los fideos con tuco...
*Antonella comenzó a servirse un poco de cada cosa, con fervor y entusiasmo. Pablo la veía, sonriendo con ternura, mientras todos seguían comiendo*
Pablo: Antonella... tenemos que hablar...
Antonella: (lo observa, masticando) Sí, ¿qué pasa?
Pablo: ¿Vos viste que Giuliana se casa hoy?
*Lorenzo miró a Pablo, luego suspiró, su mirada conteniendo un poco de melancolía*
Antonella: (asintiendo) Claro, sí.
Pablo: (sonrió, entusiasmado) Bueno, estamos todos invitados.
Antonella: (sonriendo) ¿En serio nos invitó? Qué lindo...
*Antonella sonreía al principio, pero luego su sonrisa se desvaneció*
Antonella: (dudando, asustada) Esperá, ¿nos invitó? ¿Yo también estoy invitada?
Pablo: Obvio que sí, Anto. Es más, vos sobre todo, porque Giuliana quiere que vayas. Como se llevan bien...
Antonella: (sonríe, nerviosa) Ehh, imposible, tío...
Pablo: ¿Por qué imposible?
Antonella: Uff, porque... porque tengo una agenda re apretada, y...
Pablo: (la miró fijo, serio) Antonella...
Antonella: (bajó la mirada, insegura) Es que... porque no tengo nada que ponerme para ir ahí, yo me compré ropa para estar acá, no para ir a eventos... y además... no sé si me gustaría estar en ese tipo de eventos siendo así... tan desarreglada... no quisiera que se burlaran de mí, ni dejarlos en ridículo...
Pablo: (tomando su mano con cariño) Antonella, tranquila. No tengas vergüenza. Nadie se va a burlar de vos, y si se burlan, tendrán que burlarse de mí también...
*Antonella sonrió instintivamente, con calidez*
Lorenzo: Gina puede prestarte un vestido. Y podemos comprarte algunos tacones...
Gina: (sonríe y gesticula) Yo tengo un vestidito blanco que te quedaría pintado, nena...
Pablo: Pero no se trata igual de ir súper formal, un poquito arreglada y ya está.
Antonella: (pensando) Tengo un vestido, no es muy formal, pero es un vestido así, como color lila. Aquel día en la tienda lo vi, y... no me resistí.
Pablo: No hay problema, Anto. Llevá eso, si querés, vos lo decidís. Incluso si quisieras ir en pollera y botas, no hay problema.
Antonella: (abre los ojos y sonríe) ¿Pollera y botas?
Lorenzo: Es un decir, Antonella, no te pongas eso. Bastante rara seria la combinación.
Antonella: (asintio, entusiasmada) Bueno, está bien... voy a llevar el vestido lila, entonces. ¿A qué hora es?
Pablo: Dentro de unas horas...
Antonella: Ahh, está bien...
*Antonella siguió comiendo, pero su mente estaba llena de preocupaciones*
[Antonella: Uff... y yo que lo incité a Mariano a que fuera... ojalá no me haga caso, así no me ve.]
~Por otro lado, en casa de Chiara~
*En el Living, Marco había estado observando a Chiara con una mezcla de frustración y celos. Finalmente, decidió confrontarla*
Marco: Chiara, tengo que hablar con vos.
Chiara: (lo miró, curiosa) Sí, decime.
Marco: (se cruzó de brazos, desafiante) ¿Cómo es eso de que invitaste a los Santander?
Chiara: (se encogió de hombros, indiferente) Lo hice, ¿qué pasa con eso?
Marco: (inclinó la cabeza, molesto) ¿Quién te dijo que podías invitarlos así porque sí?
Chiara: Giuliana, nuestra hija, me lo dijo. Ella me lo pidió porque quiere que Antonella venga.
Marco: (sonrió, sarcástico) Claro, entonces aprovechaste la oportunidad, ¿no?
Chiara: (frunció el ceño, molesta) ¿La oportunidad de qué?
Marco: De invitar a tu parejita del pasado...
Chiara: (lo interrumpió, con hartazgo) ¿Podés madurar de una vez? No sos un nene. Vos lo dijiste, el pasado, estoy con vos ahora, hace 23 años, ¿eso no te alcanza?
Marco: Me alcanzaría si él no estuviese rondando TODO el tiempo cerca tuyo.
Chiara: Es mi amigo, nada más.
Marco: Esa de "amigos" no me la creo, Chiara. No soy tonto, no existen los ex que sean "amigos".
Chiara: Disculpame, yo lo único que hago es hacerle caso a nuestra hija. Es su boda, y ella elige a quién invita y a quién no. ¿Eso también lo querés controlar?
Marco: (enfurecido) No quiero controlarlo, pero no quiero a esa gente cerca de mi hija. Menos a la rústica ordinaria de su sobrina.
Chiara: (alzó la voz, molestándose) Es la boda de tu hija, y esa "rústica ordinaria" es su amiga. Y si ella quiere invitarla, que la invite, entendé que no podés controlar la vida de todo el mundo.
Marco: Solo porque es su boda, no voy a meterme. Pero no estoy nada de acuerdo en que esa gente siga rondando por esta casa.
Chiara: (mirándolo fijamente, con desdén) ¿Por qué no te ocupás un poco de tu vida y dejás a tu hija en paz?
Marco: Ya dije que no voy a opinar nada, solo por hoy.
*Chiara negó con la cabeza, dejando escapar un suspiro de frustración. Se dio la vuelta y salió del lugar, dejando a Marco solo con sus pensamientos y su enojo*
~Por mientras, en la cafetería~
*Malena y Mariano estaban conversaban mientras ella tomaba un café, sentada en el taburete. Él estaba del lado del mostrador*
Malena: ¿Cómo estuviste estos días, Mariano? Casi ni hablamos ya...
Mariano: (sonrió, animado) La verdad, muy bien, ahora estoy empezando a vender más.
Malena: (asintió, observando el lugar) Qué bueno, ahora que lo veo bien, este lugar está más limpio, ¿le diste un lavado de cara?
Mariano: Sí...
Malena: (sonrió, con cariño) ¡Me hubieras dicho! Yo te podría haber ayudado...
Mariano: Pero no lo hice solo...
Malena: (ladeó la cabeza) Ah, ¿alguien te ayudó?
Mariano: (sonriendo con emoción) Sí, me ayudó Nella.
Malena: (frunció el ceño, confundida) ¿Nella? ¿Quién es Nella?
Mariano: Antonella, ella me ayudó. Nunca me divertí tanto limpiando un lugar.
*Malena se molestó y su expresión cambió, sonriendo con ironía*
Malena: Ah, ¿ahora también tiene apodos? ¿Vos qué onda con ella?
Mariano: (se encogió de hombros) Qué sé yo, es mi amiga, lo paso bien con ella. ¿Por qué?
Malena: ¿Ya tan rápido es tu amiga? Hace menos de una semana la conocés...
Mariano: (la miró, fastidiado) Sí, Malena, ¿cuál es el problema?
Malena: Esa chica no me agrada, no me cae bien.
Mariano: (frunció el ceño) ¿Por qué? Ni siquiera le hablás.
Malena: Pero no hace falta, Mariano. ¿No viste? Es muy rara, se viste de forma muy rara, ELLA misma es rara, no sé si lo entendés.
Mariano: ¿Por qué hablás así de ella? Ni siquiera te das la oportunidad de conocerla.
Malena: Porque esa chica es muy llamativa. Es como... todo lo contrario a nosotros, y a lo normal. Es como... una chinita rústica y ordinaria...
Mariano: (la interrumpió enseguida, molesto) A ver, pará, ¿no te parece que te estás pasando un poco?
Malena: (se inclinó más cerca) No me estoy pasando, llegó muy de la nada, es muy rara, extravagante, te conoce hace como cinco días y ya te hipnotiza. ¿Me entendés a lo que voy?
Mariano: Perdón, pero no quiero hablar mal de ella. Es una chica muy linda, y me cayó muy bien.
Malena: (sonrisa irónica) Ahh, me parece que ya veo qué pasa acá.
Mariano: (frunció el ceño) ¿Qué?
Malena: Vos y yo lo sabemos bien, Mariano. ¿Te gusta?
Mariano: (titubeó, nervioso) ¿Qué...? ¡No, claro que no! ¿De dónde sacaste eso?
Malena: (alzó las cejas con picardía) Ehh, "hola", Mariano Santana, el picaflor del pueblo... no sería raro que quisieras probar como se siente salir con alguien como ella...
Mariano: (negó, a la defensiva) ¿Qué? Malena, no digas esas cosas. No es así, nada que ver. Nunca jugaría con alguien como ella...
Malena: (lo miró, seria) Bueno, como sea... cuidate. Aunque te la des de chico rudo, podés ser muy ingenuo.
Mariano: (se cruzó de brazos, cansado) No entiendo por qué tanta mala onda, en serio, Antonella es muy linda...
Malena: (alza una ceja) ¿"Linda"?
Mariano: Sí... o sea, que es copada... se entiende muy bien, Malena.
Malena: (abrió los ojos, irónica) Sí, muy copada y todo, pero no sé si te acordás que la otra vez casi me agarra de los pelos.
Mariano: Tampoco exageres, no te hizo nada. Se enojó porque le sacaste su cuaderno, y tenía toda la razón.
Malena: (frunce el ceño, frustrada) Mariano, ¿en serio la vas a defender en todo lo que hace? ¿A ella mas que a mí, que soy tu amiga?
Mariano: No, más bien... mejor cambiemos de tema. ¿Vas a ir al casamiento de Giuliana?
Malena: (desvió la mirada, pensativa) No sé, capaz que sí. No me llegó la invitación igual. Aunque no sé si es buena idea, vos sabés que con Giuliana están tensas las cosas.
Mariano: Ojalá algún día arreglen esas diferencias que tuvieron.
Malena: (asintió, triste) Ojalá. ¿Vos vas?
Mariano: (se apoyó sobre la mesa, inseguro) No sé, estoy pensándolo. Hablé con Giuli y dijo que no hay problema, pero con esto de las ventas, no sé si dejar la cafetería.
Malena: ¿Y a qué hora era eso?
Mariano: Como a las 3 de la tarde me dijo ella.
Malena: Ah, capaz le lleve un regalito.
Mariano: (asintió, sin mirarla) Sí, yo también.
~VOZ EN OFF~
{Malena: Lo intuía, no era tan difícil... nadie defiende con tanto fervor a otra persona a no ser que ya haya llegado hasta las fibras más profundas de todo tu ser...}
*Malena tenía la mirada fija en Mariano, una mirada que parecía alegre, pero era melancólica*
{Malena: Defender a alguien implica... estar en la piel de esa persona. Que esa persona esté tan fusionada con vos que lo que al otro le dolería... a vos te duele y el doble.}
*Mariano sin embargo, esquivó su mirada y se fue hacia el mostrador*
{Malena: Defender no es para cualquiera. Sino para alguien leal, alguien que está dispuesto a protegerte del mismo mundo, incluso si en ese mismo mundo están tus amigos incluidos. ¿Por qué será eso? ¿El famoso amor? Ojalá descubrirlo algun día...}
*Por otro lado, en la elegante casa de los Montero, Marco y César estaban en el despacho, conversando*
Marco: (sonriendo, orgulloso) Después de esta boda, vas a ser todo un Montero, César.
César: (asintió, sonriendo) Es un honor...
Marco: Quiero que seas mi mano derecha.
*César se sorprendió, pero su rostro se iluminó con una sonrisa de satisfacción*
César: ¡Nada me daría más gusto, señor Marco!
Marco: No hay de qué, te lo ganaste. Quedate tranquilo, que vos y yo juntos vamos a hacer de la bodega Montero la más grande de toda la Argentina.
César: Para eso, no deben haber obstáculos en el camino. Y para eso, debemos... eliminar a toda la competencia...
Marco: (sonrió, con maldad) ¿Ves? Lo sabía. Qué suerte que entiendas cómo me gusta jugar.
César: No conozco otra forma de hacer negocios.
Marco: Escuchame una cosa...
César: (asintió, atento) Dígame.
Marco: Sé bien que esta fiesta está en marcha, y también que tenés un montón de cosas para hacer...
*César escuchaba atentamente*
Marco: Pero aún así yo no puedo frenar mi expansión. Y voy a necesitar tu ayuda...
César: Suegro, no se preocupe. Los vinos, las vides, el negocio... Eso es lo que más importa de todo esto.
*Mientras los dos hombres conspiraban sobre el futuro de la bodega, Giuliana escuchaba desde la puerta entreabierta. Sus ojos se llenaron de tristeza y confusión al escuchar las palabras de su padre y César*
*Giuliana respiró hondo, tratando de calmar la mezcla de emociones que sentía*