Entre Sombras Y Traiciones.

Valeria abre los ojos lentamente, parpadea contra la luz brillante de la habitación. Su cuerpo está débil y adolorido, pero está viva. Mira a su alrededor y reconoce el entorno estéril de una habitación de hospital. Intenta moverse, pero el dolor en su hombro la detiene.

“Tranquila, Valeria”, dice una voz familiar y grave. El general está sentado junto a su cama; su rostro muestra una mezcla de alivio y preocupación. “Has estado en coma durante semanas. Me preocupaste mucho”.

Valeria intenta hablar, pero su garganta está seca. El general le ofrece un vaso de agua, ayudándola a beber. “¿Cuánto tiempo he estado aquí?” Logra preguntar, finalmente, su voz, apenas un susurro.

“Has estado en coma durante ocho semanas”, responde el general, su voz suave pero firme. "Fue un milagro que sobrevivieras".

Valeria cierra los ojos, recordando el dolor y la traición. “¿Qué pasó?”, pregunta, su voz temblando.

El general suspira, tomando su mano. "Fue un ataque brutal. Alphonso te disparó, creyendo que lo habías traicionado. La OMSG llegó justo a tiempo para sacarte de allí, pero perdiste mucha sangre. Los médicos hicieron todo lo posible para salvarte”.

Valeria asintió lentamente, procesando la información. Ella no tenía idea de que estaba embarazada.

El general aprieta su mano con más fuerza y la mira fijamente. “Valeria, hay algo más que debes saber”, dijo, su voz llena de tristeza. “Estabas embarazada, lo lamento. Los médicos no pudieron salvar al bebé”.

Las lágrimas llenaron los ojos de Valeria mientras procesaba la noticia. “¿Un bebé, yo...? No lo sabía”, murmura, llevándose las manos al vientre; su voz quebró. “¿Por qué me hizo esto?”

“Alphonso creyó que lo habías traicionado”, explica el general.

“Pero ahora tenemos una oportunidad. Nadie en la sede de Washington sabe quién eres realmente. Solo el teniente coronel Carson y los guardias que te retuvieron te vieron sin el pasamontañas. Podemos usar esto a nuestro favor”.

Valeria lo mira, su mente trabajando para comprender lo que le estaba diciendo. "¿Qué quiere decir?"

“Quiero que trabajes para nosotros”, dijo el general, su voz firme.

“Nadie puede saber que tú y Valeria son la misma persona. Llegarás como un nuevo elemento, una pieza fundamental para acabar con esa gente. Con tu habilidad y conocimiento, podemos desmantelar la organización.

Valeria asintió lentamente, comprendiendo la gravedad de la situación. “Lo haré”, dijo, su voz llena de determinación y de odio. Algo le faltaba; era como si por fin ellos hubiesen logrado lo que tanto querían: crear un ser vacío y sin sentimientos. A pesar de ser una asesina, jamás había sentido ese vacío y esas ganas de acabar con todo; siempre fue humilde, leal a sus amigos y amorosa, pero ahora todo se había vuelto polvo.

“Haré lo que sea necesario para vengar a mi bebé y acabar con ellos”. Su voz salió firme y en su mirada había vacío.

El general sonríe; aliviado, tenía a Valeria de su lado. “Sabía que podía contar contigo, Valeria. Juntos, lograremos justicia”.

Ella levantó su cara para verlo fijamente.

"Justicia... No, yo quiero venganza", dice con tanto odio.

Valeria estuvo un tiempo más en el hospital hasta que salió de allí rumbo a un lugar para su entrenamiento y recuperación en Washington. Tendría nueva identidad y ahora sí buscaría venganza; necesitaba conseguir a ese desgraciado y, si la OMSG era el medio, entonces no los iba a soltar.

Valeria Ferrara se encontraba en una clínica privada, lejos del bullicio de la ciudad. La habitación era luminosa, con grandes ventanales que dejaban entrar la luz del sol. A pesar de la tranquilidad del lugar, su mente estaba en constante alerta. Había sobrevivido a una traición y ahora, con una nueva oportunidad frente a ella, no podía permitirse bajar la guardia.

Valeria despertó con un dolor punzante en el abdomen. La herida de bala había sido grave, pero los médicos habían hecho un trabajo excepcional. A su lado, un hombre de mediana edad, con una expresión seria, pero amable, la observaba.

"Soy el Dr. Callahan. Yo me encargaré de tu recuperación aquí en Washington. Estás en buenas manos", dice y ella se acomoda en la cama observando su nuevo hogar.

"La recuperación será lenta, pero estoy seguro de que lo lograrás".

Valeria asiente, agradecida pero impaciente. Sabe que cada día en esa cama es un día perdido en su misión de venganza.

Los días van transcurriendo y, con la ayuda de una enfermera, Valeria da sus primeros pasos fuera de la cama. Cada movimiento es doloroso, pero su determinación es más fuerte. En su mente, se repite una y otra vez las palabras de su mentor: “El dolor es temporal, la gloria es eterna”.

A medida que pasan más meses, Valeria ha avanzado significativamente. Ahora, en un gimnasio privado, comienza su entrenamiento físico. Bajo la supervisión del general Walker, realiza ejercicios de resistencia y fuerza. Cada día es un desafío, pero Valeria lo enfrenta con una ferocidad inquebrantable.

"Vamos, Valeria. ¡Un poco más!", grita su entrenador mientras ella levanta pesas.

Además del entrenamiento físico, Valeria se somete a sesiones de preparación mental. Un psicólogo especializado en traumas la ayuda a enfrentar sus miedos y a fortalecer su mente.

"Recuerda, Valeria, tu mente es tu arma más poderosa. Controla tus pensamientos y controlarás tu destino".

Finalmente, después de meses de entrenamiento duro, llega el día en que Valeria está lista para asumir su nueva identidad.

En una sala oscura, un agente de la OMSG le entrega un pasaporte y documentos falsos.

"A partir de ahora, eres la capitana Megan Turner.

Tienes 20 años.

Naciste en Londres, Inglaterra.

Y vivías en Kensington, Londres. Bienvenida a la OMSG.

Valeria toma los documentos y los guarda en su chaqueta. Con una última mirada a su antiguo yo, salió de la sala, lista para enfrentar su nueva vida y las misiones que le esperaban.

El general Walker le ofreció el mismo rango que tenía en la falange, aunque a decir verdad, aquel entrenamiento era más arduo que cualquiera implementado en la justicia, donde todo se considera un abuso.

Valeria, ahora Megan, se preparaba para su nueva vida, nuevos retos y no dejaría que nadie se interpusiera entre ella y su objetivo.