⚠️Quinto libro de la dinastía Lobo⚠️
Desde su infancia, Jazmín Lobo ha estado atrapada en un amor silencioso y casi prohibido por Damir Novikov, el enigmático heredero de la temida mafia rusa. A medida que crece, la dulce y dedicada estudiante de medicina lucha por reconciliar su amor por él con la brutal realidad de sus respectivas familias. Hija de los líderes de la mafia italiana, Jazmín ha sido testigo del profundo amor entre sus padres, un ideal que anhela para sí misma, pero teme que Damir no sea capaz de ofrecerle lo que su corazón desea.
Después de un reencuentro en la fiesta de compromiso de su prima, la conexión entre Jazmín y Damir se intensifica, llevándolos a un romance clandestino lleno de promesas y pasión. Sin embargo, cuando el destino les juega una carta devastadora, Jazmín se ve forzada a confrontar no solo su amor por Damir, sino también su propia identidad y lealtades familiares en un mundo donde el peligro acecha en cada esquina.
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La boda de Yulia.
JAZMÍN🍬
Y el día de la boda de Yulia llegó. La luz del sol se filtra a través de las ventanas del antiguo palacio donde se celebrará la boda de Yulia Novikova, la hermana menor de Damir. Los candelabros de cristal brillan con un destello dorado, mientras los murmullos de los invitados llenan el aire con una energía vibrante. Mi familia y yo estamos reunidos en una de las salas, el aroma a flores frescas y la suave melodía de un cuarteto de cuerdas nos envuelven. En algunos la alegría es palpable, especialmente en el rostro de Yulia, quien deslumbra con su vestido blanco, como la princesa de la mafia rusa que es. Su cabello rubio cae como una cascada por su espalda, y sus ojos verdes, como esmeraldas, brillan con ilusión.
Miro a mi alrededor; mis padres conversan animadamente con otros miembros de la mafia, mientras mis primos ríen y bromean. Pero, a pesar de la multitud, mi atención se centra en un solo lugar: Damir. Él se mueve con gracia entre los invitados, su presencia es magnética. Con su cabello rubio cayendo hasta sus hombros y sus ojos verdes, que parecen una mezcla entre el azul del océano y el verde de la selva, parece un dios nórdico en medio de un mundo de mortales.
La familia Novikov es conocida por su liberalidad, que menguó un poco con la llegada de mi tía Fátima a su familia, pero luego de la muerte de Federico Novikov la cosa, según me ha contado Damir. El, con sus 33 años, es un hombre hecho y derecho, en un mundo que a menudo se siente frío y calculador, pero Damir, con su madre, hermana y conmigo, se muestra diferente y me tengo fé a esos planes que tiene de evolucionar a su mundo y organización. A pesar de su seriedad y su naturaleza reservada, Damir tiene una amabilidad que me sorprende en cada encuentro, ya sea en Rusia o en Italia. Siempre me ha gustado el sonido áspero de su voz y su andar seguro.
La ceremonia avanza, y cuando finalmente Yulia e Iván Kuznetsov se convierten en marido y mujer, mi corazón late con fuerza. Todos rompemos en aplausos. Aunque este matrimonio es uno por conveniencia, la novia se ve visiblemente emocionada; se puede decir que ella sí está enamorada, esperemos que sea bien correspondida.
Luego de la ceremonia, nos dirigimos a otro salón donde será la fiesta del banquete. Los novios fueron los primeros en ocupar la pista, y luego poco a poco se unieron los demás. Justo cuando pensé que la noche seguiría sin cambios, Damir se acercó a mí.
—¿Te gustaría bailar conmigo, caramelo? —pregunta con una sonrisa que ilumina su rostro cincelado.
—Claro que sí —acepto, sintiendo cómo la calidez se extiende por mis mejillas al tomar su mano grande.
Mientras giramos en la pista de baile, me pierdo en sus ojos.
—Eres muy hermosa y esta noche lo estás aún más, Jazmín —dice, y mi corazón se detiene por un instante.
—Gracias —respondo, tratando de mantener la compostura, aunque mi voz tiembla un poco. Sin poder evitarlo recuerdo el sueño húmedo que tuve con él hace unas noches. Aparto la vista cuando siento que me caliento completa.
El baile se torna agradable y divertido entre sus chistes y halagos hacia mí. En un momento de la noche, disimuladamente nos alejamos de los demás hacia un rincón apartado del lugar. La luz de la luna crea un ambiente casi mágico, y Damir se inclina hacia mí, tomando mis manos.
—Siempre he pensado que eres increíblemente bella. Me gustan muchísimo tus ojos color caramelo —confiesa, y me sonrojo, sintiendo que el mundo se desvanece a nuestro alrededor. Me gusta Damir Novikov; lo ha hecho desde hace mucho tiempo.
—Y tú siempre has sido un hombre al que admiro, Damir. Me gusta charlar contigo —respondo sinceramente, sintiendo que las palabras fluyen con una honestidad que nunca había experimentado. Me sorprende la ternura en su mirada, como si estuviera viendo más allá de la fachada que ambos llevamos.
—Me gustas mucho, Jazmín —me dice, y mi corazón da un vuelco. Las palabras, suaves y sinceras, resuenan en mi mente.
—Tú también me gustas —admito, sintiendo una mezcla de emoción y terror.
Las palabras flotan en el aire entre nosotros, creando un lazo invisible que nos une más allá de nuestras familias y sus expectativas.
—Quiero besarte, Jazmín, desde hace muchísimo tiempo.
—Hazlo.
Nos acercamos, y en un instante que parece eterno, nuestros labios se encuentran por primera vez. Es un beso tierno y romántico, un primer beso que promete un nuevo comienzo, lleno de amor. Me sorprende la delicadeza con la que toma mis labios; siempre me han dicho que los Novikov no son románticos, que son secos y fríos, pero aquí está Damir, demostrándome todo lo contrario.
Nos alejamos más de la ceremonia para seguir uniendo nuestras bocas. Mi corazón late rápidamente por la emoción de estar así, solos, él y yo. Pero también siento un poco de nervios; si papá se entera de esto, le dará algo.
Luego, nos sentamos muy pegados uno al otro y nos quedamos en silencio.
—¿Te sucede algo? —le pregunto, rompiendo el silencio.
—No estaba muy de acuerdo con el matrimonio de Yulia e Iván. Siento que los matrimonios arreglados ya no deberían existir.
—Pero ella se ve feliz.
—Sí, porque él le gusta, pero sé que muy en el fondo a ella le hubiese gustado que todo hubiera sido diferente. No sé, un noviazgo, un compromiso y luego la boda. Toda mujer sueña con eso, ¿no? —inquiere, y le sonrío.
—Sí, yo quiero algo así, algo muy bonito. Un novio que me quiera mucho, anunciar un compromiso con bombos y platillos y luego una boda pomposa llena de muchas rosas blancas. Que mi madre me ayude a escoger mi vestido y mi padre muy orgulloso me entregue en el altar a un hombre que me mire como si yo fuera lo más hermoso del mundo, que se sienta nervioso y a la vez dichoso de convertirse en mi esposo —lo noto tragar grueso mientras toma un mechón de mi cabello y lo esconde detrás de mi oreja.
—¿Te gustaría ser mi novia, caramelo? —pregunta acariciando mi mejilla con el pulpejo de su pulgar. —Tal vez no sea el hombre romántico con el que sueñas, pero puedes enseñarme a serlo.
Me acerco a él y lo beso en respuesta a su pregunta.
—Sí, si quiero, y también quiero que sigas diciéndome caramelo.
—Lo haré siempre, caramelo —volvemos a besarnos para sellar nuestra promesa.
Esta noche, bajo el cielo estrellado de Rusia, supe que nada volverá a ser igual.
Por lo que entendí, el siempre estuvo enamorado de ella y no le perdonaba que no llegara virgen al matrimonio... Otro troglodita que no entendió que a veces no importa ser el primero ,sino el último amor de una mujer....