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La Niña Del Capo

La Niña Del Capo

Status: Terminada
Genre:Completas / Mafia / Dominación / BDSM / Diferencia de edad
Popularitas:929.7k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Yesenia Stefany Bello González

Stefano Messina es el nuevo Capo de la ´Ndrangueta, un cargo que nunca pensó que tendría. Para seguir siendo el jefe debe cumplir las reglas que le ha impuesto su hermano, siendo la más importante mantenerse alejado de Inés Guzmán. La dueña de sus fantasías más perversas.
¿Podrá hacerlo o caerá ante la dulzura de la única mujer que no puede tener?

NovelToon tiene autorización de Yesenia Stefany Bello González para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Ayuda psiquiátrica

Stefano

Nancy camina en dirección al cuarto de juegos y frunzo el ceño. Debí haberme explicado mejor.

–Cuando dije que te necesitaba no me refería a eso –empiezo apuntando el cuarto de juegos–. Te llamé porque necesito hablar con alguien.

Nancy se gira sobre sus tacones de diez centímetros y me mira desilusionada.

–Para la próxima vez sé sincero, rechacé la llamada de Max para venir aquí.

–¿Max? ¿El tipo que le gusta ver cómo tienes sexo con otros hombres?

–El mismo. Y también puedo verlo a él en acción, es excitante.

–Si tú lo dices –digo aunque no creo que pueda ser disfrutable ver como tu pareja se entrega a otros hombres, al menos para mí.

–Te vas a arrepentir por esto –dice abriendo su abrigo negro. Debajo solo lleva un camisón de encaje de color rojo y negro, que deja muy poco a la imaginación.

–¿Lo siento? –pregunto mientras trato de entender por qué me provocan más los pijamas de Inés que cualquier cosa que me pueda enseñar Nancy.

–Debí ir con Max –suelta y se deja caer sobre uno de los sillones–. ¿Qué pasa?

–Eres psiquiatra –empiezo.

Levanta una mano, deteniendo mi exordio. –No puedo ser tu psiquiatra.

–¿Por qué no? –pregunto sentándome en el sofá frente a ella.

–Tenemos sexo, es poco ético.

–Podemos dejar nuestro acuerdo sexual.

Sus ojos se abren dos veces su tamaño. –Mierda. Esto es serio. Dispara.

Suspiro. –Es Inés.

–¿Inés? –pregunta sin entender.

–La chica de la que hablamos en nuestro último encuentro –digo y Nancy asiente–. No es solo una chica cualquiera, es la hermana pequeña de la esposa de mi hermano.

Callo para ver su reacción, pero se mantiene impertérrita.

–Prosigue –pide.

–Tiene veinte años. Es una niña.

–No estoy de acuerdo contigo, pero continúa.

–La conozco desde que era una niña.

Asiente. –Entiendo por qué esto podría causarte confusión, pero no es una niña, es una mujer.

–Niña, mujer, como sea. No puedo tenerla.

–¿Por qué? –pregunta ladeando la cabeza y mirándome interrogante.

–Mi hermano me lo prohibió. Le tiene mucho cariño a Inés y Dante sabe lo que me gusta en el sexo… –Respiro profundamente–. Mi puesto en la empresa familiar peligrará si mi hermano se entera que deseo a su cuñada –digo antes de dejar caer mi cabeza contra el respaldo del sofá.

Nancy no sabe que la empresa familiar de la que hablo es la ´Ndrangueta. Hay cosas que no puedo compartir ni siquiera con mi mejor amiga.

–Si quieres conservar el puesto en la empresa puedes mantenerte alejado de ella y darle el gusto a tu hermano –dice.

–No puedo –mascullo–. Está viviendo conmigo.

Nancy ríe y yo la miro con el ceño fruncido.

–Lo siento, esto es muy poco profesional de mi parte –se disculpa sin poder dejar de reír–. ¿Por qué está viviendo contigo?

–Un problema con las tuberías en su departamento –respondo.

–¿Tu hermano lo sabe? –pregunta. La miro sin responder–. Lo imaginaba.

–¿Qué imaginabas?

–Sabes que si le dices a tu hermano tomará cartas en el asunto y resolverá el problema de residencia de Inés. Pero tú no quieres que eso suceda, ¿me equivoco? –Niego con mi cabeza–. Te gusta tenerla aquí. ¿Por qué?

–No lo sé –mascullo molesto. Me levanto y comienzo a caminar por mi sala–. Me está volviendo loco. Cuando come deja un reguero de migas de pan sobre la encimera. Nunca despierta con la primera alarma. ¡Le toma por lo menos diez alarmas despertarse! Que pérdida de tiempo –me quejo–. Y siempre tiene que llevar esos pijamas… No sabes cómo me encantaría sacárselo a mordiscos para poder ver lo que esconde debajo. Por su culpa me duele la garganta, me tengo que dar al menos cinco duchas frías al día –termino en un suspiro.

–Vaya.

–¿Vaya? ¿Esa es tu opinión profesional? –pregunto furioso.

–Mi opinión profesional me la guardaré por ahora. Infiero que la deseas.

–Que lista –molesto.

–Estás sintiendo deseo sin provocar dolor, Stefano. Es importante. ¿Te ha pasado antes?

–No –respondo de inmediato–. Dime cómo detenerlo.

–No soy maga.

–¿Entonces para qué sirven las psiquiatras? –pregunto cansado.

–Para ayudarte a entender el por qué. Hablemos de Flor.

–¿Flor?

–Sí, la mujer que te folló cuando eras un niño –masculla.

–No fue así –contradigo.

–Fue así, pero todavía no estás listo para asumirlo. ¿Qué harías si tu preciada Inés te dijera que cuando ella tenía tan solo once años su niñero se metía a su habitación para masturbarla?

–Cállate –le exijo.

–¿Qué harías si te dijera que luego de tocarla el niñero la obligaba a golpearlo hasta hacerlo sangrar?

–Nancy –reclamo molesto al imaginar a alguien lastimando a Inés.

–¿Qué harías si te dijera que luego de eso el niñero la obligaba a tener sexo oral sin su consentimiento?

–¡Ya basta! –grito furioso–. No es lo mismo. Si alguien lastimara a Inés lo mataría, pero lo mío con Flor no fue así. Ella me enseñó a sentir placer. No es lo mismo para un hombre que para una mujer. A los once años ya era un hombre, ya podía sentir placer.

–Ese es el comentario más misógino que he escuchado en mi vida, Stefano. No puedo creer que haya salido de tu boca –regaña–. Fuiste abusado –declara.

–No.

–Que no lo aceptes no cambia la realidad.

–Mira… –Callo cuando la puerta de la sala se abre y entra Inés viéndose hermosa e inalcanzable como siempre.

Su mirada se pasea entre nosotros.

–¿Interrumpo? –pregunta con las mejillas encendidas.

–¡No! –me apresuro en responder–. Pensé que hoy trabajabas.

–Sí, pero el bar está cerrado por una auditoría. Creo que alguien quiere comprarle el local a Joseph y solicitó una revisión. Así que… –Calla y sus ojos van a la pierna de Nancy, quien como está sentada con las piernas cruzadas se puede ver su muslo desnudo a excepción de una liga color sangre–. Si quieres que me vaya tan solo dilo.

–Es mi amiga.

–¿Amiga? –pregunta con escepticismo.

–Sí. Nancy te presento a Inés. Inés te presento a mi mejor amiga.

Nancy se levanta y saluda a mi niña.

–Un gusto. He escuchado muchas cosas de ti –dice mirándome con diversión.

Inés me mira y yo me obligo a sonreír.

¿Esto podría volverse más incómodo?

–Deberías cuidar de Stefano, está con dolor de garganta. Las duchas frías no son buenas para todo el mundo –dice Nancy y tengo que usar toda mi fuerza de voluntad para no lanzarme contra ella.

–Nancy ya se iba –digo y camino hacia la puerta.

–Sí, por supuesto –declara Nancy con una sonrisa.

Se despide de Inés y luego se acerca a la puerta.

–¿Te divertiste? –mascullo furioso.

–Mucho. Creo que quiero ser tu psiquiatra.

–No fuiste muy profesional.

–También soy tu amiga, tendrás que vivir con ello. Ya sabes que me encanta hacerte pasar un mal rato. Por cierto, lo entiendo. Esa mujer es excitante –dice encogiéndose de hombros–. ¿Qué? Ya sabes que también me gustan las mujeres. Lástima que la viste primero. Adiós, amigo –dice antes de salir de mi casa.

Cierro la puerta aliviado.

Me giro y veo a Inés estirándose mientras bosteza. Su camiseta se levanta y puedo ver su vientre, su precioso ombligo y su pequeña cintura.

Camino molesto hacia mi habitación por la quinta ducha fría del día.

Antes de entrar al baño mi celular vibra. Lo tomo y veo que se trata de un mensaje de Nancy.

Por favor, dime que no eres tú el que está comprando el bar donde trabaja.

Lanzo mi celular a mi cama, sin molestarme en responder. De todos maneras Nancy me conoce, ella ya sabe la respuesta.

1
Anonymous
esta historia es muy interesante me encanta
Anonymous
esos. malditos no se acaban
More Arcia
Excelente historia, felicitaciones
Anonymous
sin darnos cuenta le confiamos a nuestros hijos a personas que no s9n confszblrs
Anonymous
hay muchas maneras de disfrutar sin pasarte
Anonymous
el fue giolado pero le metieron en la cabeza otra cosa
Erika Bustamante
excelente
Betty Montaya
Me gusta que plantearas este tema tan delicado el maltrato infantil es aberrante pero sucede en nuestro entorno y la posibilidad de salir adelante como en esta historia con amor incondicional y con fe te felicito muy bella
Yesenia Bello González: Muchas gracias por tus lindas palabras y por la puntuación 😊 💜 💕 🙌 💛 ♥️ 😊
total 1 replies
Anonymous
él ya no necesita de esas cosas, pues se siente bien y dusfrcon ella, y lo de las nalgadas muchos lo hacen hasta a mi me han tocado alguna vez
Anonymous
qué bueno que tiene padres tan comprensivos
Anonymous
Excelente
Anonymous
es una novela maravillosa me encanta
Anonymous
es una situación muy complicada
Betty Montaya
Bueno entre gustos y colores 🌈 no hay nada escrito cada disfruta de la mejor manera que la haga sentir bien en este mundo haya de todo y para todos
Lamaga Toledo
Excelente
Faby Mena
Felicitaciones escritora por está novela, no es fácil superar ciertos traumas.
Betty Montaya
Ines tiene que tener mucha confianza en el amor que siente por Stéfano primero está Nancy y luego esa habitación que acaba de ver no lo tiene facil pero tampoco imposible
Anonymous
la comprende
Anonymous
ahora va a intentar ayudarlos
Anonymous
si se a dado cuenta, pero a ella también le gusta de ese modo
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