HABITACIÓN 2203

Pov Nergis:

Estamos en el restaurante ayudando a mi madre. Había bastante movimiento el día de hoy. Mientras mis hermanas se encargan de atender las mesas, yo me de la caja; mi madre no se encontraba en el momento, tenía también que hablar con ella y mis hermanas contarles que me iba a casar con Nicolás. Sé que para ella lo ideal sería que Nicolás fuese a mi casa a pedir mi mano, pero yo no quería nada de eso; estaba completamente consciente de que todo era un contrato, solo quería salir de eso y estar tranquila por un tiempo.

Aunque ya Lucy sabía la verdad de todo, tenía que contarle a las tres juntas; no podía dejar que no pareciera real. Veo llegar a mi madre.

• Hola, mamá, ¿cómo le fue?

—Bien, hija, cosas por hacer y tú, ¿cómo va todo por acá?

—Todo bajo control, madre. Hoy en la cena quiero que estemos todas; quisiera hablar con ustedes de algo.

En ese instante suena mi móvil, lo miro y es un mensaje de un número desconocido.

Mensaje:

Hola, Nergis, soy el doctor Nicolás. Qué pena que te escriba; encontré tu número y, pues, tengo un espacio el día de hoy. Quisiera saber si puedes venir para revisarte y ver cómo está el bebé.

El doctor Nicolás me había escrito; me parecía perfecto ir a verlo. Tenía que ponerme al día ya con las cosas de mi embarazo.

Mensaje: Hola, doctor, claro que sí, me dices la hora y estaré allá. Muchas gracias.

Mensaje: Perfecto, ¿4:30 estaría bien?

Mensaje: Nos vemos a esa hora, gracias.

Mi mamá me mira con cara de querer sacarme más palabras.

¿Por qué tan feliz, hija?

—No, madre, es que ya voy a empezar los controles del embarazo.

—Me alegro demasiado; necesitamos que mi nieto venga en perfectas condiciones.

—Recuerda que puede ser una niña madre.

—Sí, hija, lo sé, pero yo no me equivoco y sé que será un hermoso niño. ¿Y dónde irás?

—El doctor Nicolás me escribió, quiere llevar mi embarazo y me abrió un espacio para hoy. Sabes que él es un médico bastante prestigioso y conseguir una cita con él es .

—Me alegro mucho que sea él quien lleve tu embarazo; después vemos cómo pagamos las consultas. Ahora solo preocúpate porque mi bebé llegue sano.

—Entonces, mamá, me voy a alistarme y nos vemos en casa.

—¿No quieres que te acompañe?

—No, madre, está bien, no es nada del otro mundo; además, el restaurante está muy lleno hoy. Mis hermanas necesitarán mucho más tu ayuda.

—Está bien, cuídate mucho.

Me despido de mi madre, dejo el delantal que tenía puesto y recojo mi bolso. Así me despido de mis hermanas y voy a casa a cambiarme.

Llego a casa y decido darme una ducha; aún faltaban dos horas, además había sudado demasiado en el restaurante. Me ducho rápidamente y salgo a cambiarme. Opto por colocarme un jeans negro con una blusa de una sola manga de color amarillo, recojo mi cabello en una coleta alta y me hago un maquillaje básico. En ese instante suena mi móvil.

Llamada

—¿Hola?

Digo un poco confundida, pues me había dado cuenta de que Nicolás tenía su número guardado como "El machista".

—Hola, Nergis, ¿cómo estás?

—¿Bien?

— Solo llamo para saber cómo estás. Bueno, ya sabes, el bebé, ¿cómo amaneció?

—Bien, gracias. Vamos ahora para la clínica.

—¿Sucede algo? ¿Puedo ayudar?

—Solo que hoy empezaré los controles.

—¿Dónde será? Yo te acompaño.

—No hace falta, tranquilo.

—Es mi hijo; también quiero estar en todo lo que sea con respecto a él.

—Está bien, será donde el doctor Nicolás. Es ahora 4:30, pero a esa hora estarás ocupado, entonces no es necesario que vayas.

Le dije con la intención de que no llegara.

—¿Cómo sabes si estaré ocupado? Nos vemos allá.

Ahora me toca esperar y entrar a consulta con este imbécil que no me lo aguanto. Ya habían pasado casi tres semanas desde que nos vimos; no habíamos vuelto a vernos, solo uno que otro mensaje preguntándome cómo estaba, bueno, su bebé, porque está claro que lo que más le interesa es su hijo, por esa razón pregunta cómo estoy.

Pov Nicolás: Ya ha pasado casi tres semanas desde que vi a Nergis. Mi abuela ya había dicho que teníamos que pedir la mano de Nergis, pero antes ella debería hablar con su madre y contarle, pues desde el contrato no habíamos vuelto a hablar del tema. Yo me dediqué a la compañía y me veía con Aspen a escondidas en mi apartamento de soltero o en casa de ella. Evitamos ir a lugares públicos, aunque mi compromiso con Nergis aún no se había hecho público, pero tenía que parecer que mi relación con Aspen había terminado.

Hoy amanecí con ganas de verla, así que decido llamarla.

—¿Hola?

Escucho su voz dulce y tierna contestar la llamada, pero la noto confundida. ¿Será que aún no guarda mi contacto?

—Hola, Nergis, ¿cómo estás?

—¿Bien?

Responde algo cortante.

— Solo llamo para saber cómo estás. Bueno, ya sabes, el bebé, ¿cómo amaneció?

—Bien, gracias. Vamos ahora para la clínica.

—¿Sucede algo? ¿Puedo ayudar?

—Solo que hoy empezaré los controles.

—¿Dónde será? Yo te acompaño.

—No hace falta, tranquilo.

—Es mi hijo; también quiero estar en todo lo que sea con respecto a él.

—Está bien, será donde el doctor Nicolás. Es ahora 4:30, pero a esa hora estarás ocupado, entonces no es necesario que vayas.

—¿Cómo sabes si estaré ocupado? Nos vemos allá.

¿Pensaba ir a verse con el doctor ese que no me cae nada bien sola? No es que me interese, solo que ella lleva en su vientre a mi hijo y no permitiré que ella lleve a mi hijo con ese tipejo, así que iré con ella, aunque hoy había quedado a esa hora con Aspen. Llamaré a cancelarle, aunque sé que eso será un problema para mí.