Virginia es entregada Antonio, para convertirla está en su esposa de nombre, ya que él necesita a una mujer a la cual pueda presentar a su familia.
Todo cambia cuando se reencuentra con la mujer que siempre ha amado y descubre que tiene una hija con ella.
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Furia
Virginia se quedó paralizada, miró al hombre sin parpadear. Sus labios se movían temblorosamente y su respiración se detuvo.
______ Deja de mover tanto las malditas manos. ¡Me desespera!
Antonio separó sus manos de las de ella, luego se aleja y vuelve al sillón, pasa sus manos por su rostro y guarda silencio.
Virginia estaba lejos de ser la mujer que necesitaba para su esposa, no solo era muda, sino que demasiado sumisa, no tenía ni un poco de carácter.
Su familia la trataba como un conejo domesticado. Sin voluntad y sin personalidad.
Era hermosa, pero, eso no era suficiente. Sin decir nada más, Antonio se levantó del sillón y sale de la habitación.
Afuera estaba su asistente, lista para obedecer cualquier orden de su jefe.
____ Señor Madrigal... ___ Susurró la chica.
_____ Contrata a una institutriz que le enseñe hablar y llevala al departamento de los lagos.
Después de darle la orden a su asistente, Antonio se alejó, perdiéndose en el pasillo del hospital.
La joven asistente rápidamente ingresó al interior de la habitación. Virginia aún estaba pálida por la manera tan agresiva en como le habló Antonio.
Su cuerpo delgado temblaba continuamente. Se asustó más al ver la mujer delante de ella.
Sarah, era ese tipo de asistente que siempre estaba bien arreglada, no permitía ni un solo error en su aspecto físico.
Era como un robot humano, tablet en mano, pluma siempre lista y con una mirada avispada.
Virginia después de lo que Antonio le hizo, no se atrevió a mover las manos para preguntar quien era Sarah.
_____ Hola, mi nombre es Sarah Díaz Pérez. Soy la asistente personal del señor Madrigal.
La chica dejó todo sobre la mesa y se acercó a Virginia.
Virginia comenzó a mover las manos y para su sorpresa la chica le entendió muy bien.
_____ ¿El señor Madrigal es el demonio que hace un momento estaba aquí?
_____ Sí, ese mismo demonio es él. ___ Contestó Sarah acomodando la sábana que cubría el cuerpo de Virginia.
_____ ¿Tienes hambre? Puedo traerte algo delicioso de comer.
_____ Estas muy delgada y pálida...
Virginia sonrió tímidamente, la mujer delante de ella era demasiado amable. Movió de nuevo las manos, y dijo.
______ No tengo hambre.
De pronto su mirada se desvió hacia la ventana de la habitación. La luz de un nuevo día entró al interior dejando inmóvil el cuerpo de la chica.
Virginia intentó quitarse las las agujas del suero. Aquella actitud de Virginia dejó desconcertada a Sarah.
______ ¡Deja de hacer eso, te vas a lastimar!
Sarah sostuvo las manos de Virginia y la detuvo con frialdad.
_____ Niña, ¿estas loca? ¿Cómo puedes lastimarte de esta manera?
____ Debo irme, ya.
_______ Sino llego a preparar el desayuno antes de que despierten voy a hacer castigada. ___ Expresó Virginia con lenguaje de señas.
_____ ¿Quién te va a castigar?
Virginia no se atrevía a decir quien era tan cruel con ella, solo bajó la mirada.
_____ Nadie podrá hacerte daño, ahora estas bajo la protección del señor Madrigal.
_____ Nadie en su sano juicio se atrevería a hacerte algo.
Sarah notó en la mirada asustada de Virginia el inmenso miedo que tenía. Mientras Sarah intenta ayudar a Virginia, en la lujosa mansión, Lourdes es la primera en levantarse.
La noche anterior llegó muy tomada a la mansión, le dolía la cabeza y quería unas pastillas para aliviar los síntomas de la cruda.
Bajó las escaleras y se dirigió a la cocina. Eran más de las 7 de la mañana, Virginia ya debería estar levantada y terminando de recoger la mansión, para luego preparar el desayuno.
_____ Estúpida Virginia. ¿Dónde estás metida? ¡Ven rápido, no ves que me duele la cabeza!
No importa cuanto grite Lourdes, Virginia no estaba por ningún lado. El fregadero estaba sucio, al igual que toda la cocina.
Eso causó más dolor de cabeza en Lourdes, ya que no soportaba la suciedad.
La última vez que Virginia no hizo bien su trabajo, le dio una paliza. Virginia sabía bien que no me gustaba tener nada sucio, sus amigas podía llegar en cualquier momento.
Lourdes salió furiosa de la cocina y fue a buscar a Virginia a su habitación. La cual quedaba afuera de la casa grande.
Al no ser hija de ella, Lourdes la aceptó, pero, con una condición, que Virginia no viviría en la casa grande, sino que en el jardín trasero, lejos de su hija Matilde.
Emiliano no dijo nada, aceptó la condición puesta por su esposa y llevó a Virginia a vivir lejos de la mansión.
Aunque, Virginia tenía ciertos privilegios, su vida estaba lejos de ser como la de su hermana Matilde.
Enfadada, Lourdes casi tira la puerta de la habitación de Virginia.
______ ¡Abre la maldita puerta!
_____ ¡Qué te crees muda para no abrir!
Los gritos de Lourdes se escucharon hasta la habitación de Emiliano. El hombre se levantó de la cama y se fue asomar por la ventana.
_____ Mujer, ¿qué pasa? ¿Por qué tantos gritos?
_____ ¡Voy a tirar esta puerta a patadas!
Lourdes enfurecida siguió llamando a la puerta. Matilde se levantó y fue a ver porque tanto escándalo.
______ ¿Qué pasa, mamá? Tantos gritos no me dejan dormir.
_____ Princesa, no fue mi intención levantarte.
_____ Lo que pasa es que esa tonta muda, no se ha levantado. El desayuno no esta listo. La cocina es un desastre, al igual que el resto de la mansión.
_______ A caso piensa que tenemos sirvientes que hagan su trabajo.
_______ Fue su culpa que tu padre haya caído en desgracia.
_____ Si no fuera porque hemos invertido tanto en ella, nuestra familia seguiría siendo de las más ricas.
Matilde pasó sus manos por su cuello, luego dijo.
_____ Tira esa puerta a golpes y cuando la tengas delante de ti, enséñale lo que es obediencia.
Matilde le da un beso en la mejilla a su madre y vuelve al interior de la mansión. Sube a su habitación a darse un baño y se arregla, era mejor desayunar afuera.
Dinero tenía y amantes también, así que no era necesario quedarse a ver a su madre golpear a su hermana.
🥰🥰🥰🥰 esperemos la próxima
muchas gracias y felicitaciones