Todo mundo habla de un asesino y sus terribles ejecuciones.
Es un asesino despiadado, el cual vive oculto bajo las sombras y ninguna persona conoce su rostro.
Ese asesino despiadado se verá obligado a unir su vida en matrimonio con una hermosa mujer desconocida, la cual cambiará su mundo para siempre; lo llevará por un camino de desesperación, dolor y sufrimiento, pero a su vez esos caminos le enseñarán sobre la verdadera pasión y el amor.
Vivirá al filo de la navaja llevando dos vidas:
Una, cuidando con amor y pasión a su esposa para hacer el marido perfecto ante los ojos de la sociedad.
En la otra, ejecutando a los que asechan a su mujer, ocultando su rostro tras las sombras.
¿Cómo podrá protegerla sin que ella lo descubra? ¿Cómo soportará vivir dos vidas?
Al final de esta increíble historia de acción, muerte y amor, ¿Qué vencerá, el amor o su vida como asesino?
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CAPÍTULO 24
Pensó en protestar, en negarse, pero antes de que hablara, él dijo que era una de sus condiciones para quedarse.
Realmente no quería hacer lo que él le pedía, pero ya no tenía más opción, tenía que hacerlo, era su único aliado, la única persona que parecía querer ayudarle o por lo menos quería confiar, si al final terminaba traicionándola, las cosas no cambiarían para ella, terminaría muerta de todas maneras.
Pero si realmente era sincero y la estaba ayudando como lo había prometido, saldría viva y su padre también, podría deshacerse de Andrés y Soraya.
Los dos desayunaron, después pasearon por toda la casa, ella le mostró cada parte, hasta usaron la alberca, aunque Nain en todo momento se aseguró que esa marca en su pie se viera, más cuando estaban los empleados, siempre decía algo, o hacía algo para que voltearan a verla.
A mediodía comieron en la parte de la piscina, al aire libre, todo porque Nain se lo dijo; María Eugenia a pesar de que hubo cosas que no le gustaban terminó aceptando lo que le decía, pero también fue el mejor día de su vida.
Porque por primera vez estaba siendo ella misma, sin tener que cuidar su imagen, sin tener que presumir lo que tenía, ni hablando de cosas vanas.
Nain la hizo ser ella misma, la hizo expresar lo que verdaderamente le gustaba y lo que no, la hizo hablar de sus sueños, de lo que realmente deseaba para su futuro.
Él escucho cada palabra que ella le dijo, le gustó saber que sus flores favoritas eran los girasoles, ahí entendió por qué casi toda la casa siempre tenía esas flores como adorno.
Le dijo que los dulces era algo que le encantaba y lo que más le encantaba era comer, probar comidas de los diferentes países, no se limitaba cuando había algo nuevo en su plato, lo probaba sin dudar.
Pero lo que más amaba de la comida era terminar en los postres, lo dulce le fascinaba; también le dijo que su mayor sueño en la vida era viajar por todo el mundo, conocer la gastronomía de todos los lugares que pudiera.
Para Nain fue la mejor plática que había tenido en su vida; nunca pensó que escuchar a alguien hablar sobre sus sueños fuera tan fascinante, por un momento hasta él mismo deseaba tener un sueño como ese.
Pero su realidad era muy diferente, la necesidad de asesinar era algo que siempre tenía presente hasta en sus sueños mataba y hacía misiones aterradoras.
A las 6 pm se fueron a su habitación, tenían que cambiarse para ir a esa reunión de los conocidos de ella; realmente no tenía nada de ganas, pero al igual que ella, le prometió ir con él, tenía que cumplir también con sus peticiones.
Nain fue el primero en meterse a bañar, cuando salió se puso su ropa, pantalón blanco como siempre con bolsas a los lados y una playera negra de manga larga, era moderna, pero aún así no era la ropa adecuada para ir al lugar a donde iban a ir.
María Eugenia trató de convencerlo de que se pusiera otra ropa, algo más elegante o de marca; pero Nain se negó, le dijo que él estaba cómodo así, que no le importaba lo que los demás le dijeran.
Ella se metió a bañar, aunque estaba molesta porque no lo pudo hacer entrar en razón; cuando salió del baño, con solo su bata y una toalla en la cabeza, encontró a Nain sentado en la cama, en el momento que la miró le dice.
-María Eugenia, discúlpame por ser tan intenso contigo, pero necesito que te pongas este vestido, esas zapatillas y que te dejes suelto el cabello, maquíllate como siempre.
No puedo explicarte en este momento por qué te pido todo esto, pero te prometo que cuando todo termine te lo diré.
María Eugenia se acercó a la cama y miró el vestido strapless, con un escote en su pecho que poco dejaba a la imaginación, tenía unas aberturas en la parte de la cintura dejándola expuesta, la parte, en la cintura era plisado, haciendo como un cinto que se unía en la parte derecha, tenía una abertura que dejaba expuesta la pierna, la del lado izquierdo era larga la falda aunque pegado a su cuerpo.
Era un vestido demasiado sensual, ella lo había comprado una vez que fue con unas compañeras, que la convencieron de comprarlo a pesar de que nunca le gustó precisamente porque estaba muy destapado y algo que no le gustaba era exhibir su cuerpo de esa manera.
Realmente no le gustó la idea de ponerse eso, pero Nain fue muy insistente, solo le prometió que pronto lo iba a entender, que por el momento hiciera lo que le pedía para poder ayudarla.
María Eugenia tomó el vestido de mala gana y se metió al baño; terminó de vestirse, realmente ese vestido resaltaba su belleza, se miraba increíblemente seductora, parecía otra mujer.
Pero mucho mejor se miró cuando soltó su cabello tal y como él se lo pidió, eso la hizo verse mucho más seductora, más imponente y verse como una mujer con mucha experiencia, ya no era la joven inocente, malcriada, manipuladora de siempre.
Ahora se miraba como una verdadera mujer, imponente, altiva, seductora y realmente llamaba la atención de cualquier hombre, pero sobre todo provocaría la envidia de las mujeres que la vieran.
Aunque ella realmente lo que sentía era algo de incomodidad, no le gustaba ese vestido, se le hacía demasiado descubierto y lo peor era que no iba a poder moverse mucho para no dejar ver más de lo que ya se miraba
Nain tomó las zapatillas al verla salir del baño, se acercó a ella, se puso enfrente, se colocó de rodillas y empezó a ponerle las zapatillas, eran color plata, abiertas, con dos tiras largas que se amarraban en sus pantorrillas, como si fueran una víbora enredándose en un tronco.
María Eugenia se emocionó al ver lo que hizo, dejó que se las pusiera y una vez que estuvieron listos, salieron de la habitación.
Mientras caminaban por el pasillo para llegar a las escaleras, se encontraron con una de las empleadas, era algo raro que estuviera en esa parte de la casa por la noche.
María Eugenia al verla se preocupa y de manera inquieta le dice.
- ¿Pasó algo? ¿Por qué estás aquí?
La mujer le contesta.
-no pasa nada, solo estoy aquí para preguntarle, ¿si ocupaba algo? Es que miré su pierna lastimada y quería preguntarle si le traía un ungüento o algo, me imagino que esos moretes le deben de doler.
Nain pasa su mano por la cintura de María Eugenia y burlescamente le dice.
-si ella ocupara algo ya se los hubiera pedido, no hace falta que te tomes estas libertades, podemos llegar a pensar mal y creer que tal vez nos estás vigilando.
Si lo que te preocupa es que yo esté violentando a mi esposa, puede que tengas razon, ya que nos gusta hacer el amor de manera violenta y con fuerza.
A mi mujer le gusta hacer juegos que algunas veces la llegan a lastimar, pero tranquila es decisión de los dos, no tienes que preocuparte, es algo de nuestros gustos personales.
Y si te preocupa la marca en su pierna, no hace falta, yo personalmente me estoy haciendo cargo de que ella esté bien cuidado.
La joven se puso colorada al escuchar lo que Nain le decía y al ver que María Eugenia no decía nada, era como apoyar lo que decía, se sintió aún más incomoda, pidió disculpas y se retiró a toda prisa.
María Eugenia no entendía nada de lo que Nain estaba tratando de hacer, los dos subieron al carro, ella en el asiento del copiloto y él en el conductor.
Nain se había negado a llevar chofer, puso el carro en marcha y cuando salieron de la propiedad Maria Eugenia ya no lo soportó, se empezó a reír de la joven empleada al recordar su rostro enrojecida por lo que él había dicho.
Pero mientras reían también se sentía curiosa y de manera inquieta, hasta ansiosa le dice.
-Nain, vas a tener que explicarme mucho, porque realmente no logro entender por qué haces estas cosas, no encuentro el plan en todo lo que me has pedido que haga.
Nain iba manejando y con una tranquilidad le dice.
-Hay un dicho que dice que el pez por su propia boca muere.
Bueno pues es algo que estoy tratando de ver si es cierto; solo ten paciencia, ya lo irás descubriendo poco a poco, solo espera y prometo que te voy a contar todo en su momento.
Y la verdad es que no te lo cuento en este momento por que no te conozco muy bien, podrías arruinar todo y la verdad no deseo estar más de un mes a tu lado.
María Eugenia resopla con fuerza y molesta le dice.
-siempre tan grosero, realmente no me gusta que siempre me estés diciendo que te quieres alejar de mí, pareciera que te hago un mal o que soy tu verdugo.
Realmente creí que podríamos ser amigos después de que todo terminara, que podía seguir contando contigo, pero ya veo que no va a ser así.
Nain sonríe y con una seriedad le dice.
-Me alegra que lo sepas, así me dejarás en paz cuando estemos solos.
Después de eso se hizo un silencio, hasta que llegaron al bar, era un lugar muy elegante de los mejores de la ciudad, ahí solo iban personas de dinero, exclusiva.
Al estar en la puerta, María Eugenia caminaba enfrente, aunque sostenía la mano de Nain; ella pasó la puerta como si nada, pero los guardias de seguridad del lugar detuvieron a Nain.
Los dos hombres lo aventaron y le gritaron que ahí solo entraba los socios del lugar, que él no podía pasar; María Eugenia al sentir que soltó su mano, se da la vuelta y mira en la forma tan agresiva que lo trataban.
Ella se molestó mucho y furiosa les gritó.
-suelta a mi esposo, si te atreves a tocarlo nuevamente haré que te despidan, que no saben que este lugar pertenece a mi familia.
Soy la señora María Eugenia Romero y mi padre se enterará de lo que acaban de hacerle a su yerno.
Los dos hombres se quedaron sorprendidos al escuchar lo que ella les decía, ya que Nain se miraba tan simple, como una persona de bajos recursos, no entendían como el esposo de ella podía estar vestido de esa forma.
En ese momento se escucharon las risas de unas mujeres y hombres que al parecer iban llegando; pero lo que más la molestó fue escuchar la voz de Andrés que dijo.
-María Eugenia, si no quieres que nadie humille a tu esposo, mínimo cómprale ropa decente y presentable, mira la ropa que trae y si es que a eso se le puede llamar ropa, porque más parecen unos trapos viejos, que sirven para limpiar los pisos de los baños.
María Eugenia volteó a ver al lado derecho de la entrada que era donde estaban ellos; aunque realmente al que miraba con odio y desprecio era a Andrés, realmente deseaba cortarle la lengua o mejor dicho quería matarlo con sus propias manos.
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Muchas gracias a todas espero que el capítulo les haya gustado ☺️
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Niñas saben que su opinión es importante para mí, déjenme su comentario y de corazón mil gracias por el apoyo que me dan.
ella no es de fiar y este pendejo esta cayendo en una trampa
me parece demasiado exagerado todo...no me termina se convencer que él sea un tipo tan habilidoso, precavido y corredor de 7 plazas se deje manipular y engañar así tan fácil...se ve hasta ridiculo
y la loca no tiene familia? ni casa?
él tiene qué averiguar eso
el no tiene que responder sabilizarse por la desdicha y desplantes que le hicieron a la loca