"El Misterio del Bosque Encantado" es una emocionante novela de aventuras que sigue a Lucas, un joven aventurero que, desafiando las advertencias de su pueblo, explora un bosque misterioso lleno de secretos. Tras encontrar una puerta oculta y enfrentarse a una criatura mítica, Lucas descubre que su destino está ligado a una espada ancestral y a un portal que lo transporta a un mundo desconocido. Allí, es recibido por un grupo de guerreros que lo guiarán en una nueva misión, mucho más peligrosa de lo que jamás imaginó. Esta es la historia de un viaje lleno de valor, misterio y descubrimientos.
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Capítulo 1: El Bosque y la Sombra
Alden era un pueblo pequeño, rodeado de montañas y, más allá de ellas, un vasto bosque que pocos se atrevían a explorar. Lucas, sin embargo, era diferente. Desde que era niño, siempre había sentido una atracción inexplicable hacia el bosque. Mientras los otros niños preferían jugar en los campos abiertos o nadar en el río, Lucas prefería perderse entre los árboles, explorar senderos ocultos y descubrir lo que yacía más allá de lo conocido. No era que buscara problemas, simplemente sentía que había algo en ese bosque que lo llamaba, algo que solo él podía encontrar.
Los aldeanos solían advertirle: "Ese bosque es peligroso, muchacho. No deberías andar solo por ahí". Incluso su abuelo, quien siempre lo había apoyado en sus aventuras, le contaba historias sobre las criaturas que, según las leyendas, habitaban entre los árboles. "Dicen que hay sombras que te observan", le susurraba su abuelo junto al fuego, mientras Lucas escuchaba fascinado. "Algunas sombras no son amistosas".
Pero, a pesar de las advertencias, Lucas nunca había visto nada extraño… hasta aquel día.
El sol ya comenzaba a ocultarse cuando decidió tomar un camino diferente al de siempre. Los árboles eran más altos y las ramas parecían entrelazarse, formando una especie de techo natural que oscurecía el sendero. A medida que avanzaba, notaba que todo a su alrededor se volvía más silencioso. No se escuchaba el canto de los pájaros ni el crujir de las hojas bajo sus pies. Solo el viento susurraba suavemente entre las ramas.
De repente, un sonido llamó su atención. Era un susurro, un crujido suave, como si alguien más estuviera caminando cerca. Lucas se detuvo en seco, aguzando el oído. Miró a su alrededor, pero no vio a nadie. El susurro volvió a sonar, esta vez más cerca. Se giró rápidamente hacia la derecha y, entre los árboles, vio una sombra moverse con rapidez. Una figura oscura, casi indistinguible, que se desvaneció entre los troncos antes de que pudiera reaccionar.
—¿Quién anda ahí? —preguntó en voz baja, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.
No hubo respuesta. El bosque seguía en silencio, como si el mismo entorno estuviera conteniendo la respiración. Lucas avanzó lentamente hacia donde había visto la sombra, pero todo parecía normal. Sin embargo, no pudo sacudirse la sensación de que alguien lo estaba observando, siguiéndolo a cada paso. Su corazón comenzó a latir más rápido, pero en lugar de retroceder, decidió seguir adelante. Algo dentro de él lo impulsaba a continuar, una especie de corazonada o instinto que no podía ignorar.
Conforme avanzaba, el paisaje del bosque comenzó a cambiar. Los árboles eran cada vez más grandes, con gruesas raíces que sobresalían del suelo, y el aire se volvía más denso. A lo lejos, Lucas divisó algo que no había visto antes: una estructura de piedra cubierta de enredaderas. No se parecía a nada que hubiera encontrado en sus excursiones anteriores. Intrigado, se acercó para examinarla más de cerca.
Era una puerta. Una puerta de piedra enorme, cubierta por años de musgo y vegetación, como si hubiera estado ahí desde tiempos inmemoriales. Tenía símbolos tallados que no reconocía, y a medida que se acercaba, sintió una extraña energía emanando de ella.
—¿Qué es esto? —susurró para sí mismo, recorriendo las inscripciones con la punta de los dedos.
La puerta no parecía tener cerradura ni manija, pero Lucas, impulsado por su curiosidad, decidió empujarla. Al principio no se movió, pero con un esfuerzo adicional, comenzó a abrirse lentamente con un chirrido agudo que resonó por todo el bosque. El aire a su alrededor cambió, volviéndose más frío y pesado, y una ráfaga de viento salió de la oscuridad más allá de la puerta, como si algo lo estuviera invitando a entrar.
Un túnel oscuro se extendía más allá de la puerta, apenas visible con la poca luz que quedaba del atardecer. Lucas sintió una mezcla de miedo y emoción. Algo en su interior le decía que este era el momento que había estado esperando, el momento en el que descubriría el secreto que el bosque había estado ocultando. Pero también sabía que, si cruzaba ese umbral, ya no habría marcha atrás.
Apretó los puños y respiró hondo. Sabía que lo sensato sería regresar al pueblo, contarle a su abuelo lo que había encontrado y tal vez, con ayuda, volver para investigar. Pero también sabía que, si hacía eso, perdería esta oportunidad. No estaba seguro de por qué, pero algo le decía que el tiempo era crucial.
Con un último vistazo al exterior, Lucas dio un paso adelante y cruzó la puerta.
Tan pronto como lo hizo, el suelo bajo sus pies comenzó a temblar ligeramente. El túnel, que al principio parecía vacío, comenzó a llenarse de ecos, como si voces susurrantes lo estuvieran llamando desde la oscuridad. El aire era más pesado, y Lucas sintió un escalofrío subir por su espalda.
De repente, un rugido resonó desde lo más profundo del túnel, un sonido que parecía venir de algo inmenso y aterrador. Lucas dio un paso atrás, mirando hacia la entrada, pero antes de que pudiera reaccionar, la puerta de piedra se cerró detrás de él con un estruendo.
—¡No puede ser! —exclamó, golpeando la puerta con desesperación.
Estaba atrapado. Pero antes de que el pánico pudiera apoderarse de él, una voz profunda resonó por todo el túnel.
—"Si buscas respuestas, deberás enfrentarte a tus miedos".
Lucas tragó saliva. Sabía que no tenía otra opción más que avanzar. Algo más grande que él estaba en juego, y ahora estaba en el corazón del misterio que tanto había deseado descubrir.