La obsesión del mafioso.

Como Pietro había imaginado, Augusto retrocedió un poco, evitando así aquel toque, sabía que aún tendría mucho trabajo por delante hasta acostumbrarse a esos toques, pero no estaba dispuesto a renunciar a esa conquista.

- Espero que te guste el modelo de traje que elegí para ti\, estoy seguro de que lucirás muy elegante en él.

- Gracias\, sé que tienes buen gusto\, basado en lo que me enviaste —se alejó más después de hablar y colocó el paquete sobre la cama.

- En cuanto al otro que te di\, ya mandé a que lo recogieran en tu casa\, como ya no lo utilizarás en la boda de tu hermana\, puedes usarlo en nuestra boda.

Augusto llegaba a tragarse saliva cuando escuchaba a Pietro hablar de esa forma, se sentía extraño y un poco asustado, mientras que el otro tenía una sonrisa en el rostro.

- ¿Realmente te estás divirtiendo con esta historia\, verdad? —le cuestionó\, pues quería saber el motivo de esa sonrisa.

- ¿Es muy difícil para ti creer que esté feliz\, o bien con este matrimonio?

- Sí\, en mi opinión\, señor\, usted solo está aceptando mi propuesta para humillar aún más a mi familia\, por lo que sucedió en el pasado\, ambos sabemos que no le gustan los hombres\, usted solía salir con varias mujeres\, ¿cómo pudo cambiar de opinión tan rápido?

Pietro soltó una leve sonrisa ante esa pregunta, si él supiera todo, estaba seguro de que Augusto se asustaría, metió las manos en los bolsillos y se acercó nuevamente a él, mirándolo directamente a los ojos del hombre arisco ante él, comenzando a hablar.

- Creo que piensas muy poco de ti mismo\, tal vez me gustó más la idea de tenerte a mi lado que tener a Alice\, también eres guapo y tienes un cuerpo hermoso —miró la parte expuesta del cuerpo del otro.

Augusto seguía creyendo que era demasiada audacia por parte de él, pero en el momento en que Pietro lo miró de arriba abajo, podía jurar haber notado un atisbo de malicia y deseo en esa mirada y no quería pensar en la posibilidad de que ese hombre realmente deseara su cuerpo.

- En fin\, te dejaré que te cambies\, ya que estoy seguro de que no te quitarás la toalla frente a mí —provocó Augusto una vez más.

- Puedes estar seguro de eso —respondió de manera seria.

Pietro esbozó una sonrisa de lado y se giró para salir de la habitación, pero cuando llegó a la puerta, volvió a mirar a Augusto dejándole una advertencia.

- Puede que no la quites ahora\, pero te aseguro que la quitarás después y podré apreciar cada detalle y centímetro de ese cuerpo —le guiñó un ojo.

La puerta se cerró tras Pietro, él tenía una sonrisa en los labios por la provocación hecha a su prometido, mientras que Augusto se tumbó en la cama mirando al techo, sintió un escalofrío en el estómago por lo que el otro había dicho, pues sabía que si no pensaba en algo rápido, esas palabras terminarían convirtiéndose en verdad.

No era solo Augusto quien estaba pensando en qué hacer, en ese momento Mark también estaba en su casa, dando vueltas de un lado a otro, no estaba en condiciones de trabajar, así que consiguió un certificado para ese día, muchas cosas pasaban por su mente en ese momento, pero la principal era que necesitaba encontrar una forma para que Augusto escapara.

Otro que también estaba pensativo era Miguel, quería saber quién era la persona que estaba desviando la atención de Pietro, como sabía que esa noche se llevaría a cabo el compromiso, pensó en utilizar su contacto dentro de esa casa para entrar.

Las horas fueron pasando y todos comenzaron a prepararse, tanto la familia de Augusto como la de Pietro y los miembros del consejo, ya se estaban preparando para ir a la casa del líder de la organización, después de esa visita de Pietro a su habitación, Augusto no salió más, de cierta manera estaba tratando de evitar a Pietro, ya que él estaba actuando de esa forma con él, pero también estaba muy preocupado por ese evento que se acercaba, se preparó, pero observaba todo desde la ventana.

Él quería observar desde allí a aquellos hombres llegando e incluso cuando su familia apareciera, solo entonces bajaría, aunque sabiendo que principalmente para su padre sería difícil, todavía se sentiría más confiado con su familia cerca.

Pietro, a diferencia de Augusto, se arregló y continuó su trabajo en la oficina, su saco estaba sobre la silla, mientras él escribía algunas cosas en la computadora, pronto tendría que salir a recibir al consejo y lo principal, pronto su padre estaría ahí y tendría que enfrentar su posible furia.

Mientras trabajaba, recibió un mensaje de su hermano, avisando que ya habían llegado a la propiedad, sabía que su padre estaría en la oficina en breve, respiró hondo y pensó si hablaba sobre lo que iba a suceder en ese momento, o si dejaba que su padre lo descubriera después.

La única certeza que Pietro tenía en ese momento, era que no importaba en qué momento su padre iba a descubrirlo, lo que más pensaba, era que su reacción no sería nada buena, ese compromiso prometía mucha confusión y rabia para muchos.