Alina se encuentra en una situación desesperada.
No solo perdió a su esposo debido a algún malentendido que incluso si ella lo quiere aclarar solo lo oscurece más, sino que sus amigos y madre le dan la espalda.
Con un niño en brazos y otro en el vientre, Alina debe enfrentar un sinnúmero de situaciones que harán su vida difícil.
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Traidor
Miré el apartamento en el que iba a vivir de ahora en adelante con sentimientos encontrados.
Después de todo, durante los últimos años me había acostumbrado a vivir rodeada de lujos, que todo esto era un cambio para mí.
Un nuevo inicio.
Debido a que no podía seguir quedándome en el hotel, no, ahora que yo… ya no tenía nada que ver con la familia Hidalgo.
Por lo que no tuve más opción que conseguir un lugar para mí y mi bebé.
La poca esperanza que tuve de que las cosas entre Alejandro y yo se solucionen murieron cuando firmé los papeles del divorcio.
Por lo que debo arreglar mi vida, no puedo sentarme a llorar mi desamor en cada esquina como lo había hecho en los últimos días.
Debido a esto, con el poco presupuesto que tenía alquilé un departamento en el centro de la capital, uno pequeño y económico con todos los servicios disponibles.
Y también había empezado a buscar trabajo, después de todo, el dinero que tenía ahorrado en mi cuenta bancaria no me iba a durar toda la vida.
Así que era mejor buscar otra fuente de ingreso.
Quizás mi suerte fue buena debido a que mañana iba a empezar a trabajar en una tienda de arreglos florales y decoraciones.
El horario era flexible y la paga buena.
A pesar de que ya iba en mi segundo año de universidad de la carrera de gestión empresarial, buscar un trabajo de mi rama era algo complicado, porque aún no tenía el título, también debía ser paciente con las entrevistas.
Y lo que yo necesito ahora es dinero, debido a que el dinero que tengo guardado tal vez me alcance para unos tres meses de arriendo y comida.
— Cualquier cosa que necesites, solo envíame un mensaje y si no te contesto puedes venir a mi casa — ofreció Karen, mi arrendataria, la cual era una mujer de unos cuarenta años que aún mantenía la jovialidad de una mujer veinteañera.
Sus ojos cafés parecían siempre estar sonriendo, por lo que era fácil hablar con ella.
— Muchas gracias, me has salvado al ayudarme a conseguir los muebles para el departamento — dije mientras dejaba en el suelo a Andresito, el cual sonrió mientras jugaba con su carrito.
Karen sonrió mientras miraba a mi hijo.
— Sé lo que se siente sacar adelante a un hijo sola, así que no tienes nada que agradecer.
Sonreí con los labios apretados ante su comentario.
Yo quería llorar debido a que no se supone que deba criar a mi hijo sola.
Pero, me contuve de hacerlo.
— No te preocupes, no te pediré que me cuentes tu historia. Sin embargo, Alina, no dudes en decirme si necesitas algo.
Justo cuando le iba a agradecer su consideración, sentí un ligero mareo que casi me manda al suelo.
— ¿Estás bien? — cuestionó Karen con preocupación — Estás pálida.
Sacudí la cabeza mientras respiraba fuerte.
— En los últimos días, no he estado comiendo bien, quizás sea un bajón de azúcar — respondí tratando de restarle importancia.
Karen sonrió ante mi respuesta.
— Bueno, dejaré que te pongas cómoda y comas, nos vemos.
— Gracias, de nuevo y adiós.
Luego de que Karen saliera del departamento me puse a arreglar la ropa que había comprado, así como todos los artículos de tocador de Andresito y míos.
Cuando todo estuvo listo, arregle la alacena con las compras que hice antes de venir al departamento.
— Ahora si parece nuestro hogar — dije mientras recogía a mi hijo del suelo y lo bañaba de besos, haciendo que sonría de manera tierna.
— bah, bah, papá.
Arrugue la nariz ante su llamado.
— Di mamá, mamá — pedí con una sonrisa.
Andresito sonrió mientras me mostraba su carrito.
— bah, bah, papá — murmuró risueño.
Lancé un chasquido con la lengua mientras lo miraba de manera impotente.
— Traidor — susurré mientras le daba un beso en la cabecita — Ahora solo tienes a mamá.
Luego de jugar un rato más con mi pequeño bebé, me dedique a cocinar algo para comer.
En los últimos días, no había tenido ánimo de comer nada, sin embargo, no podía seguir así.
Por lo que a pesar de mi desagrado, intenté comer más que sea para llenar mi estómago.
Sin embargo, no sabía si era porque no había comido nada en los últimos días o porque mis dotes culinarias apestaban, pero no podía soportar comer, todo lo que comía me daba asco por lo que terminaba vomitando.
— ¿Qué me pasa? — susurré mientras salía del baño — ¿Habré pescado algún virus?
Al final, decidí acostarme sin comer.
Tomé a Andresito en mis brazos mientras lo arrullaba, tal como lo había hecho en el pasado Alejandro cuando era la hora de dormir.
— Ten dulces sueños, cielito.
***
A la mañana siguiente, mientras regresaba de dejar a Andresito en una guardería cercana a mi lugar de trabajo.
No pude evitar sentirme ansiosa debido a que durante algún tiempo tuve la sensación de que alguien me estaba siguiendo. Sin embargo, cuando miraba en busca del responsable no vi a nadie.
— Tal vez estoy siendo paranoica — dije mientras entraba a la tienda en dónde iba a trabajar durante los siguientes días.
— Buenos días — saludé.
La dueña sonrió mientras me saludaba.
— Buenos días, Alina, tienes un punto extra por puntualidad — comentó mientras me señalaba algunos lugares al azar — Te vas a encargar de ayudar a elaborar los ramos y buques de flores. Debido a que eres nueva en esto, tendrás a Andrea como guía. Luego de una semana lo harás sola.
— Hola, Andrea — dije sonriente.
— Hola — saludo Andrea.
Luego de nuestro intercambio, la dueña, la cual se llamaba Delia, siguió hablando sobre el trabajo.
— La hora del almuerzo será desde las doce y tendrán una hora entera para hacerlo. Por lo general, pedimos comida desde un restaurante, ¿tienes algún problema con eso?
Sacudí la cabeza a modo de negación.
— Eso es bueno, tienes otro punto por ser práctica. Y si tienes buena letra y ortografía tendrás otro punto…
Después de que Delia me informara sobre lo que debía hacer, las reglas y principios que debía seguir, me dirigí hacia donde te estaba Andrea para empezar a aprender a armar un arreglo floral.
— Por lo general hacemos entre 100 a 200 arreglos florales, también ayudamos con la decoración de fiestas. Así que siempre estamos ocupados, la tienda tiene una gran reputación en el mercado por ser una de las mejores en calidad.
Andrea se mostró muy agradable mientras me enseñaba lo que me hizo sentir bien.
Eso solo fue hasta que vi al pequeño bastardo de Sebastián, el hermano de Alejandro. Él estaba sonriendo de una manera que me hizo sentir asqueada.
Hola, pequeña reina, gracias por leer, no te olvides de dejar un like o comentario, con amor, Erica.
2do. le va a ayudar a Scarlet en su negocio