LA NOVIA MUDA

"¡Señor!" Un nervioso Dreshel irrumpió en la habitación del joven amo al dia siguiente.

"¿Que pasa?" Preguntó el hombre deteniendo a la joven terapeuta, que había venido a rehabilitar su cuerpo.

Al ver el rostro alarmado de su detective frunció el cejo e hizo una ceña para echar a la joven del lugar.

Ni bien se cerró la puerta Dreshel abrió la boca.

"Internet es un caos. Hay una nota sobre usted y la joven señorita recorriendo todos los medios"

El rostro del hombre se oscureció. "Quiero verlo".

Dreshel mostró el contenido y Bryan enloqueció de rabia.

*El joven Magnate Bryan Prieto del Sol despertó por el beso sordo de una joven muda. La ingnorante campesina será la la futura señora de Prieto del Sol gracias a la venta de su óvulo* Junto a una pequeña reseña.

No conforme con ello, subieron una fotografía de Elucibeth, en sus peores fachas. Llena de cenizas, con el pelo desordenado fregando el piso. Provocando la burla de la gente.

Los comentarios se dirigían más a la joven, calificándola de lo peor.

*Perra*.

*Engatuzadora*.

*Ambiciosa*.

*Estúpida*

*Trepadora*

Y tantos calificativos crueles.

"¡Busca al responsable y tráelo al sótano!" Rugió extremadamente enojado, estrellando el teléfono de Dreshel.

"Si Señor"

"Quiten el contenido ¡Cuánto antes!. Si vuelvo a ver esa estúpida noticia estas muerto"

"No se preocupe Señor, haré hasta lo imposible"

"¡No saben con quién se han metido!".

Dreshel salió a prisa dejando a Bryan votando fuego por la boca, cómo un furioso dragón.

El nuevo asistente entró a prisa en cuanto oyó el estruendo llamado de su amo.

Lo metió a la ducha tal como el jefe le había ordenado. Después de largos minutos, Bryan salió humeante a pesar de la ducha de agua fria.

Enfunfadado en un traje de medida de Gucci color plomo, bajó a la sala de estar. Al llegar encontró a una entretenida Elucibeth leyendo un libro.

Desde el marco de la puerta se detuvo para contemplarla. Era una dulce joven, de alma pura e inocente, que sonreía mientras leía.

La muchacha dió un profundo suspiro y cerró el libro, manteniendo su deslumbrante sonrisa que dejaba al descubierto unos profundos hoyuelos en ambos cachetes. Abrazó el libro y volvió a suspirar. Mostrándose soñadora.

'¿Que lees linda conejita? ¿Que te pone tan felíz?' Se preguntó Bryan, tenía tantas ganas de arrebatarle el libro y echar un ojo dentro.

Elucibeth guardó el libro a un lado y cogió el control remoto que reposaba en la mesa de centro.

Al ver tal acción Bryan sintió pánico. Sin lugar a dudas la noticia estaría en todos los canales.

"¡Detente!" Gritó el hombre provocando que Elucibeth girara de inmediato.

Ordenó a José que pusiera andar su silla de ruedas a toda velocidad llegando frente a la joven en pocos segundos.

Elucibeth al verlo frunció el cejo.

"Dame el control" Exigió el hombre. "Tienes prohibido ver la televisión".

La joven mujer apretó los dientes y salió irritada. '¿Que hombre tan tacaño, ni siquiera puedo ver la tele' Se dijo y se perdió en la gran biblioteca.

"José, pasa la voz a todos, tienen rotundamente prohibido recoger el periódico. Si llega uno quémalo de inmediato".

El jóven asintió y desapareció.

Un Bryan curioso, vió el libro en la mesa y sin titubeos lo cogió.

"La bella y la bestia". Dijo en voz alta. "¿Que tiene de especial este libro que la hace sonreír?".

"Muchacha". Dijo ni bien vió a Lucero acercarse.

"¿Si señor?".

"Lleva este libro a mi habitación".

Sin atreverse a mirar a su señor a los ojos, cogió el libro y subió escaleras arriba.

"¡Señor!" Tomas entró con la preocupación dibujada en su apuesto rostro

"Que deseas".

"Una masa de periodistas aguarda afuera" .

Los rechinidos de sus dientes se oyó claramente. "¡Joder!. ¡Todos tienen prohibido salir!".

"Si señor"

Se acercó a la gran ventana y divisó. "¡Perros carroñeros!"

Cogió su teléfono e hizo una llamada.

"Señor Juárez, necesito que se encargue de un asunto..."

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En la cocina no dejaban de chismear.

"¿Pueden creerlo? el joven amo se entusiasmó con un libro. *La bella y la bestia*" Ventiló Lucero mientras se llevaba una migaja de pan.

"Si el señor se entera que estás cuestionando sus gustos te arranca la lengua" Intervino Carlota, quien acababa de llegar. "Hay cosas más importantes que hacer que andar de comentaristas"

"¿Y ti que te sucede?". Intervino Juana, contemporánea de Carlota. "Estás muy rara desde anoche, e incluso te enojaste por que rajábamos de la muda"

"No vuelvas a llamarla asi. Si el señor lo oye te mata. De ahora en adelante deben de dirigirse a ella con respeto. Pronto será la dueña de esta casa"

Los ojos de las mujeres se abrieron como platos.

"No te creo".

"Pues créelo. Si no quieren salir de aquí en una bolsa negra, compórtense. Otra cosa, todos tienen prohibido salir de la mansión, algo raro sucede haya muchos periodistas afuera".

"Seguro ya se enteraron que el joven amo despertó y quieren la primicia. Su preciosa foto rondando internet" Suspiró Lucero.

"Sea lo que sea, mejor mantenerse al margen" Fué lo último que dijo Carlota y salió de la cocina sosteniendo una bandeja de frutas para Elucibeth.

En cuanto entró a la biblioteca se acercó a la joven, que muy distraía leia un libro recostada en un sofá justo en la ventana.

"Querida Elucibeth" Dijo en cuanto entró. "Te traje frutas, debes tener algo en el estómago a media mañana. Debes comer bien por el bien del niño".

Elucibeth alzó la vista sin dejar de fruncir el cejo.

Dejó el libro y miró un largo rato a Carlota.

Luego tomó su pizarrón y empezó a escribir.

*¿Por qué te portas tan gentil conmigo de pronto?*

"Yo estaba equivocada niña, lo siento mucho por todo lo que hice. Sólo quiero remendar mi error".

*Puedes retirarte*.

Carlota abandonó lugar dejando a una Elucibeth meditabunda. ¿Será cierto su pesar o trama algo?'. Pensó la joven.

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Por la tarde, metieron al periodista por la puerta trasera.

Totalmente sujetado, lo aventaron al sótano.

El joven apenas pudo moverse, se retorcía en el piso como una oruga con la boca sellada.

"¡Desátenlo! quiero oír al perro!".

Dreshel y otro de sus colegas se apresuraron a liberar al hombre, sujetándolo de cada extremo.

"Se, señor Bryan" Balbuceó el hombre, más pálido que una tiza y las fuerzas abandonaron su cuerpo, por la imponente presencia del hombre.

"No sabes con quién te has metido. ¡Dénle su premio por tan brillante redacción!". Dijo con sarcasmo y los hombres comenzaron a golpear su estómago cómo Bryan había ordenado con antelación.

El hombre se retorció de dolor que apenas pudo respirar.

"¡Habla imbécil! quién diablos te dió la información" Rugió el hombre.

"Thi - a - ra, Thiara Matew" Balbuceó el hombre a duras penas. "Por favor no me lastime, soy sólo un novato reportero"

"Si no quieres que te mate vas a hacer exactamente lo que digo"

"S-i"

"Vas a usar tu cochino medio para desmentir a esa zorra. Así como fuiste bueno redactando estupideces harás lo mismo para destruir a esa arpía. ¿¡Entendido!?. Mas vale que obedezcas, ni se te ocurra huir. Tengo ojos por todos lados y creeme que no te gustará caer en mis manos".

"S-i"

Bryan acercó su silla se ruedas hasta el hombre y le dió un cruel puñetazo en los testículos del reportero, quitándole el oxígeno y provocándole un indescriptible dolor que hizo cubrir de sudor su frente al instante. "Esto es por Elucibeth. Ahora ¡Mueve tu maldito trasero, quiero verte en acción cuanto antes"

Los hombres cargaron al hombre que no dejaba de sostenerse los testículos y lo sacaron del lugar.