**Saga Vannecelli**
Uzziel Vannecelli, futuro líder de la organización italiana, es un hombre carente de empatía, caracterizado por rasgos psicopáticos. Su único vínculo emocional verdadero radica en su familia. Desde su infancia, ha sentido una conexión especial con Ángela Müller, hija del sublíder alemán. La inocencia y pureza de Ángela lo obsesionan, llevándolo a desear despojarla de su esencia pura. Por otro lado, Ángela anhela consagrarse a Dios y, en dos meses, tiene planes de convertirse en monja. La pregunta que prevalece es si Ángela logrará cumplir su vocación religiosa o si Uzziel interpondrá su camino. ¿Quién prevalecerá en esta contienda: el bien o el mal?
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Capítulo 23 una oportunidad para explorar la lujuria 1/2
Uzziel Vannecelli
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-Al despertar, la observo mientras ella duerme, cubierta hasta la mitad por la sábana. Me acomodo para disfrutar de esa obra de arte. Mi amigo ya está despierto, anhelando volver a estar con ella. No puedo evitarlo; el deseo que siento por ella es más intenso que nunca. Pensé que al tenerla, esa necesidad disminuiría, que perdería el impulso de verla. Sin embargo, ha sucedido todo lo contrario; mis deseos han aumentado, y solo anhelo estar a su lado. Con cuidado, levanto la sábana que la cubre. Me acomodo en su centro y empiezo a entrar, observando cómo se mueve. Al penetrarla, sus ojos se abren con sorpresa y un gemido escapa de sus labios. Intenta decir algo, pero la silencie con un beso mientras comienzo a moverme. Ella empieza a gemir, mencionando mi nombre. La sensación es extraordinaria; su cuerpo es cálido y apretado, lo que me enloquece de deseo. Nunca había tenido una experiencia como esta con ninguna mujer. Mis movimientos se vuelven más intensos; escondo mi cabeza en su cuello, dándole suaves mordiscos y luego haciendo chupones. Mis manos exploran su cuerpo, hasta que, varios minutos después, alcanzo el clímax. Al salir, la tomo en mis brazos y la llevo al baño, donde compartimos un baño juntos. No puedo evitar desear tenerla completamente para mí.
Ella permite que yo actúe de esa manera, lo cual indica que también me desea. Aunque trate de negarlo, sé que ella me ama y que en el fondo desea tenerme a su lado. Al salir del baño y al mirar hacia la cama, noto unas manchas de sangre en las sábanas, lo que me hace sentir orgulloso, ya que significa que fui su primer hombre y también seré el único. Mis pensamientos se interrumpen cuando ella me pregunta-Uzziel, ¿a qué hora nos vamos?
-Yo arqueo una ceja mientras me cambio y le pregunto- ¿De qué hablas?
-Ella me comenta- regresar a Italia para que yo pueda ir a mi país.
-Termino de colocarme la camisa, respirando con dificultad. La miro y no quiero que se vaya. Pensé que ella deseaba estar a mi lado; no quiero que se marche, aún es muy pronto. Quiero seguir disfrutando de su compañía, de ese cuerpo tan atractivo, de seguir sintiendo todo lo que me encanta. Con un tono tranquilo le digo-Aún no nos iremos.
-Ella se levanta y, con tono molesto, me dice- ¿Cómo que aún no? Uzziel, me diste tu palabra de que me entregarías a ti y al día siguiente sería libre. Debes cumplir lo que prometiste, como lo haría un Vannecelli.
-Aprieto la mandíbula por la frustración, porque sabe que tiene razón. En mi familia y en la organización, la palabra es sagrada; sin ella, no valemos nada. Sin embargo, en este momento, no deseo cumplir con mi promesa. Debo persuadirla, así que le digo- Te mencioné que podría ser así, pero no te lo aseguré.
-Ella se acerca a mí, mientras su rostro refleja enojo. Me toma de la camisa, la aprieta y, con un tono irritado, dice- Uzziel Vannecelli, cuando llegamos a esta isla, me dijiste que al entregarme a ti, al día siguiente sería libre. Diste tu palabra y exijo que la cumplas.
-La tomo de la cadera y le respondo-Cumpliré, pero. -Tomo su mejilla con ambas manos y, tras conectar nuestras miradas, observo cómo su enojo se transforma en nerviosismo. Le digo- Permíteme seguir haciéndote mía por unos días.
-Ella, sorprendida, sacude la cabeza en señal de negación y expresa- Ya has conseguido lo que deseabas. ¿Qué más quieres de mí? ¿Acaso no te es suficiente haberme humillado? Quiero irme ahora.
-Hago una mueca y le digo-Ángela, permíteme mostrarte el placer que puedo ofrecerte. Solo dame unos días, te prometo que no te arrepentirás. Sé que sientes algo por mí; aunque tus palabras digan lo contrario, tus ojos revelan la verdad. Sé cómo tu piel reacciona con solo tocarla. Soy el que puede despertar tus deseos. -Deslizo mi mano suavemente-tu corazón parece estar a punto de salir de tu pecho, solo déjame enseñarte lo que realmente significa la lujuria.
-Antes de que pueda pronunciar una palabra, beso sus labios y comienzo a quitarle la toalla, dejándola desnuda. Con mi mano, exploro su intimidad y me sorprende encontrarla ya húmeda. Entre gemidos, ella me dice- Esto está mal, no puedo quedarme aquí contigo.
-A pesar de sus palabras, decido llevarla hacia la cama, ignorando sus inquietudes, pues su cuerpo revela lo contrario. Su beso me invita a hacerla mía, y comienzo a seducirla oralmente, sintiendo cómo su cuerpo se convierte en mi adicción. Al concluir, ella se encuentra recostada de espaldas, sumida en sus pensamientos y en silencio. Mientras acaricio su espalda y le doy pequeños besos, anhelo volver a tenerla a mi lado. Sin embargo, me doy cuenta de que probablemente tiene hambre. Me levanto, me cambio y le digo- Vamos a tu habitación para que te prepares y luego podremos desayunar.
- Antes de salir, ella me preguntó-¿Qué sucedió con el joven?
- Le respondí-¿Por qué insistes en preguntar por él? Sigue vivo; por favor, no vuelvas a mencionarlo.
- Ella me dijo- Debo regresar a Alemania, mi familia me espera. No soporto tu comportamiento enfermizo.
- Pasé mi mano por mi rostro y le dije- Tu familia te espera en cinco semanas. Aún faltan 2 semanas. Dame ese tiempo para estar contigo. Mi comportamiento se debe a que no quiero que ningún hombre se acerque a ti. Nadie tocará lo que es mío. Ángela, siempre aléjate de los hombres; así no tendremos problemas.