Tamara Müller, 20 años de edad, una chica llena de ambiciones en la vida, pero fuera de eso dulce, aunque con un carácter bastante fuerte. Nunca se le cruzó por la cabeza todo lo que pasaría, ni en sus más locos sueños.
Kilian Mansfeld, 25 años de edad, el Mafioso narcotraficante de armas más temido de toda Alemania, lo consideran como el rey de la Mafia, un hombre sin piedad, ruin, cruel y sin sentimiento alguno, un hombre al que si alguien le juega chueco, sin importar quien sea, lo elimina.
Algunos lo conocen como "El Ángel De La Muerte" y otros como "Lucifer", su belleza es tanta que parece un dios griego, pero detrás de ese rostro angelical se esconde un hombre totalmente despiadado, un hombre que no parara hasta por fin lograr su más ansiado anhelo... Destruir a la familia "Müller" por haber acabado con lo que un día más amo, sus padres.
Para eso se adueñara de cada uno de los bienes de esa familia, incluida su más preciada hija "Tamara Müller".
Descubre que pasará 😉
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Capitulo 14
—Y-Yo... Lo siento, ellos me presionaron para hacer un trato, pero sabes que jamás los traicionaría, i-incluso estaba pensando en ir a visitarlos para decírselos—Dijo rápidamente tratando de librarse, sin embargo, solo hizo que se hundiera más en el fango.
¿En serio nos hace pasar por estupidos?.
Me paré de la silla harto de estar escuchando todas estas malditas excusas absurdas que ya me tienen hasta la madre.
—Uno de tus peores errores fue habernos subestimado— Dije enojado y él intentó nuevamente hablar, pero no estoy de humor para tanto parloteo, así que no le di tiempo ni a respirar y le proporcioné un disparo entre ceja y ceja.
—No lo dejaste ni hablar— Dijo Dante con gracia.
—Ya me tenía harto de tanto parloteo sin sentido— Dije cabreado y Dante solo asintió.
Salimos del despacho dónde afuera de este estaban esperándonos dos de mis hombres.
—Divídanse y maten a todos, no quiero a nadie vivo y al final quiero que quemen está maldita casa, quiero ver todo esto arder— Dije con determinación y ellos asintieron e inmediatamente se fueron a acatar mi orden.
—Ya veo porque trajiste tanta gasolina, desde un principio estabas pensando quemar esta casa, ¿cierto?— Dijo con una ceja enarcada y en un tono gracioso.
—Claro, esto lo pasarán por la noticia y los malditos de los Caruso se enterarán de que su querido aliado está bailando en el infierno— Dije neutro.
No tardó mucho para que los tiros se empezaran a escuchar fuera de la casa por lo que con nuestras armas en mano nos dirigimos afuera para acabar con los hombres faltantes, hasta que luego de unos 10 minutos todo el tiroteo cesó.
Mi gente inmediatamente empezó a sacar los tanques de gasolina y la esparcían por toda la mansión, dentro y fuera.
Por otro lado, Dante y yo entramos a la camioneta y nos fuimos, pero cuando estábamos lo suficientemente lejos de la mansión nos detuvimos; salimos del auto y pudimos notar como la mansión estaba ardiendo, cosa que me dejó totalmente satisfecho.
Volvimos a subir al coche y esta vez nos fuimos sin mirar atrás. Llegamos todos a la mansión, incluyendo a los que se habían quedado a incendiar la casa, ya que ellos nos alcanzaron pocos minutos después.
Estando dentro fui directo a mi cuarto a cambiarme de ropa y Dante hizo lo mismo porque por claro raciocinio tiene una recámara aquí.
Entre a mi habitación y caminé hacía mi armario para ponerme otra muda de ropa, ya cuando me cambié baje a la cocina y al entrar no vi por ningún lado a la mocosa, solo vi a Carmen, Bartolo y Elisa haciendo la comida.
Elisa al darse cuenta de mi presencia se apresuró a venir hacia mí.
—Oh Señor, está usted aquí, ¿desea algo?— Dijo de manera seductora.
No entiendo cómo he aguantado su manera tan descarada de coquetearme por tanto tiempo.
—No, ¿dónde está la chica Carmen?, por qué no la veo aquí, ¿no debería de estar haciendo su trabajo?— Pregunté con un semblante serio.
—Es que ella aún no se siente bien joven Kilian— se apresuró a decir Carmen.
—Bien, pero espero que para esta noche si lo haga porque la quiero trabajando— Dije sin remordimiento.
Carmen solo asintió y yo procedí a irme al comedor, dónde ya estaban todos mis hermanos.
—Buenas tardes a todos— Dije entrando al comedor.
—Buenas tardes— Dijeron todos al unísono.
—Oye hermano, Maya vendrá dentro de una semana, no te importaría que se quede aquí, ¿cierto?— Dice Ela con una media sonrisa en su cara.
—Es cierto hermano, además sabes que Maya es nuestra única amiga— Agregó Lua.
—De acuerdo, pero eso sí, no quiero que se entrometa en nada de lo que pasa en esta casa con respecto a Vincent Müller y su hija, ¿de acuerdo?— Contesté con determinación y ellas asintieron animadamente.
Luego de un rato empezaron a servir la comida y todos nos dispusimos a comer.
—Por cierto, ¿cómo estuvo su mañana?, ¿vieron algo interesante estando fuera?— Preguntó Dante.
—Todo estaba muy bonito, sin embargo, nada fuera de lo común hermano— Respondió Thiago encogiéndose de hombros.
—Nada interesante para nosotras, pero para Thiago sí, todas las chicas estaban que se lo comían con la mirada— Contestó divertida Lua y Ela afirmó esto.
—Dejen de exagerar chicas— Respondió rodando los ojos.
Los chicos siguieron conversando alegremente, yo no participé en su conversación porque no soy un hombre de muchas palabras, pero si me da gusto que tengan una conversación normal y que no todo se trate de los Müller.
Terminé mi comida, pero ellos aún seguían comiendo y charlando amenamente, así que decidí irme a la empresa yo primero.
—Dante, te espero en la empresa, adiós chicos— Ellos asintieron con una sonrisa y yo me dispuse a marcharme.
Busque mi auto deportivo negro y me fui con dirección a la empresa junto con mis hombres que iban detrás de mí.
Cuando iba por la carretera decidí enviarle un mensaje a una "amiga" para luego desviarme hacia otro lugar, maneje por una media hora hasta que llegue a un apartamento, entre y subí por el ascensor hasta llegar al 5 piso.
Estando ahí me dirigí hacía una habitación en especial y empecé a tocar y no pasó ni un minuto cuando la puerta fue abierta por una chica en bata transparente, por lo que dejaba a la luz su ropa interior.
—Hola bombón— Dijo seductoramente Valeria, una mujer que me satisface mis deseos carnales.
No le respondí nada a ese estúpido apodo y solo empecé a besarle el cuello salvajemente, cosa que a ella pareció encantarle.
Antes de entrar les ordené a mis hombres que se quedarán en la puerta vigilando todo el perímetro y que me informaran si algo pasaba.
Terminé por entrar e inmediatamente la cargué y la lleve a la habitación donde la tiré salvajemente en la cama para seguido iniciar a despojarme de toda mi ropa.
Entré a la cama y empecé a arrancarle todo lo que tenía puesto, al final eso es lo que me gusta, el s*xo salvaje y ella sabe cómo complacerme.
Me despegué de ella y de inmediato fui al baño donde me duche para quitarme el sudor, admito que Valeria me desestresó, el s\*xo con ella estuvo fantástico.
Salí del baño y empecé a ponerme la ropa sin decir absolutamente nada.
—¿Ya te vas?, ¿es en serio Kilian, vienes y me coges y luego te vas como si nada?, ¿a caso crees que soy una puta más?— Dijo haciéndose la víctima.
Por esto no vengo seguido, me la cojo y ya se cree con derecho a reclamarme algo como si fuera mi maldita mujer.
—Que no se te olvide tu maldito lugar Valeria, desde el día 1 sabías muy bien que conmigo no tenías ni el más mínimo chance, pero eso a ti te valió y ahora estás aquí— Le respondí cabreado.
—No quiero ser como las demás Kilian, quiero ser tu mujer, la madre de tus hijos mi amor— Dijo parándose e intentando acercarse a mí, pero la aparte.
¿Madre de mis que?, a caso se está volviendo loca está mujer?, ¿cree que será mi mujer?, pero ni en sus más grandes sueños, ¿a caso cree que no puedo notar que solo está buscando al mejor postor para que pague todos sus malditos lujos extravagantes?.
—Deja de decir cosas tan estúpidas como esas, tu y yo nunca tendríamos nada más que sexo Valeria y espero que te quede claro— Dije con rabia para luego sacar una bola de dinero de mi cartera y tirarselo en la cama.
Me marché de la habitación y al salir escuche como ella solto una maldición, pero eso a mi me valio mierda y terminé de salir del apartamento. Al bajar me subí a mi coche y empecé a manejar con destino a la empresa.
Cuando llegué subí por elevador que daba directo a mi oficina; estando ahí me serví un trago de whisky para luego tomar el teléfono de la oficina y hablarle a mi secretaria.
—📱Te quiero en mi oficina dentro de dos minutos— Le ordené y luego colgué el teléfono.
Luego de tres minutos ella entró por la puerta y yo la miré con mi cara característicamente sería.
—Llegas un minuto tarde— Dije mirando mi reloj de mano.
—L-Lo siento señor, no era esa mi intención, es que estaba ordenando los papeles correctamente— Se apresuró a disculparse.
—Bien, que no vuelva a ocurrir —Ella asintió rápidamente— ¿Qué tenemos para hoy? —Le Pregunté mientras al mismo tiempo abría mi portátil.
—Tiene que leer y firmar unos cuantos papeles sobre unos proyectos, además a las 5:30 p.m. tiene una reunión con los inversionistas señor— Dijo pasándome varios papeles.
—Bien, ¿y el vicepresidente ya está aquí?— Pregunté sin mirarla y dándole una ojeada a los papeles.
—Si señor, llego hace unos 30 minutos, de hecho preguntó por usted, pero le dije que aún no había llegado y entonces me dijo que cuando usted llegara le avisara— Dijo.
—Bien, entonces ve y dile que venga por favor— Dije con mi vista puesta en el portátil.
—Ya lo hice señor, estará aquí dentro de unos 3 minutos— Respondió con determinación.
—Bien, entonces ten todo preparado para la reunión de las 5— Posé mi vista en ella y ella asintió para luego marcharse.
Amanda es una mujer de unos 27 años bastante eficiente, podría decir que es la mejor secretaria que he tenido hasta el momento porque no se me anda insinuando como todas lo hacen, además está casada y tiene dos gemelos recién nacidos.
Empecé a leer los documentos y no pasaron ni bien los tres minutos cuando Dante entro por la puerta.
—¿Dónde estaba el Don Juan?— Preguntó divertido.
—Estaba con Valeria, ¿qué sabes sobre Vincent?— Pregunté mientras posaba mi mirada en él.
—Está como loco buscando a su hija por cielo, mar y tierra... Si supiera que su hija está en el mismo país que él estuviera vuelto loco— Dijo con gracia.
—¿Como que si supiera?, ¿a caso no es eso obvio Dante?— Enarqué una ceja.
—No te lo había dicho antes porque anoche estabas muy ocupado con la chiquilla, pero en la mañana de ayer le mandamos un mensaje anónimo a Vincent que decía que su hija se encontraba en Francia, no sé si él es un reverendo estúpido o si está tan desesperado por encontrarla, pero lo que si sé es que se creyó todo el cuento sobre Francia— Dijo burlón.
—Eso me gusta, debe de estar revolcándose de dolor por no encontrar a su amada hijita— Dije con odio mientras miraba a otro lado.
—Así es, ¿pero qué vas a hacer con la chiquilla?, al final la vas a matar como tenías previsto?— Preguntó curioso.