Talia una mujer de veinticinco años, ha estado profundamente enamorada de Rafael, un compañero trabajo quien desde sus comienzos allí, ha mostrado ser su caballero de brillante armadura, su amor llego a ser tan grande que incluso era demasiado obvia al respecto, llegando a despertar la curiosidad de su mejor amiga Selene, quien también pertenecía a la misma empresa y área de trabajo. Selene, en su condición como amiga de ambos comenzó a ayudarla en su objetivo de poder conquistar al hombre y llegar a declararle su amor. Todo su amor se transformó en un completo dolor, un año después, luego de ver a su amiga Selene de la mano de Rafael, anunciando su noviazgo, dolida y despechada, acepta la invitación de unos amigos a ir a un casino, Ahora para terminar de arruinar su vida, su libertad ya no le pertenecía, luego de esa noche de copas, despertó en una habitación de un hotel marcada por un ALpha.
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Capitulo 23. El plan de Maximiliano
Luego de un tranquilo primer día de la luna de miel, Talia se despertó en una fresca mañana con el radiante sol alumbrándole el rostro, abrió sus ojos lentamente luego estiro su cuerpo para poder sentarse, al hacerlo se percató de una caja roja forrada en terciopelo justo a su lado, era hermosa y a juzgar por su acabado parecía ser costosa, dudo en agarrarla, pero luego de pensarlo unos minutos la tomo y la abrió, en su interior se encontraban unos hermosos sarcillos de diamantes, “¡Oh, por Dios!”, dijo Talia antes de cerrar la caja y colocarla nuevamente en la cama, jamás había visto unos sarcillos de ese tipo, mucho menos tan de cerca.
En la mesa de noche del lado de Talia se encontraba apoyada sobre la lámpara una tarjeta, se inclinó para tomarla y luego la leyó: “Justo a tu lado deje un pequeño presente” - ¡¿Pequeño?!, ¿esto para él es pequeño?, nunca podría comprar unos sarcillos como estos ni, aunque diera mi vida por ello – “Espero que te gusten, lo escogí pensando en lo hermosos que se te verían”, sigue leyendo, “ El día de ayer me gusto compartir contigo, pero para hoy he planificado otras cosas, es por eso que quiero que hagas todo exactamente como te lo pediré, yo te estaré esperando al final de todo” - ¿Qué es esto?, ¿se ha vuelto loco? – dice sonriendo, al final de la tarjeta habían unas instrucciones: “ Arréglate para salir, abajo se está esperando un carro con chofer, lleva contigo la caja con los pendientes”.
- Dios, quiere que salga con algo tan valioso, ¿ahora que hare? – se sentía ansiosa, jamás había tenido en sus manos algo de tan alto valor monetario – él dijo que estaría esperando al final, pero ¿de qué? – dice pensando – oh Maximiliano, ¿Por qué me pones en esta situación? – Talia no era de las que viera las cosas caras de buena manera, ya que para ella siempre había gastos más prioritarios – por ahora creo que le seguiré la corriente, no quiero arruinar su plan, sea cual sea – se levantó de la cama y fue a arreglarse.
Termino de vestirse y se maquillo rápidamente, luego salió de la habitación, camino por el pasillo y bajo por el ascensor, paso por el lobby y salió del hotel, enseguida un hombre con traje se acercó a ella.
- Usted es la señora Talia Hillcen, ¿no es así? – le dice el hombre
- No – le responde – soy Talia, pero mi apellido es Keisser – le dice al hombre un tanto confundida, luego recuerda que desde hace dos días su apellido ahora era Hillcen ya que había tomado el apellido de Maximiliano – disculpe mi mente distraída, sí, soy yo – le dice al hombre
- Excelente – le dice el hombre sonriendo – su esposo me encargo llevarla a ciertos sitios el día de hoy – le dice
- Ah, ¿Si? – le dice – y ¿no le dijo donde se encontraría él? – le dice curiosa
- Sí, pero me ordeno que no se lo dijera hasta haber pasado por el recorrido completo – le dice el hombre
- Bueno, supongo que no tengo más opción que seguirle el juego – dice suspirando – y, ¿hacia dónde debemos ir primero? – le dice al hombre
- Oh, también debo recordarle que debía traer la caja roja – le dice el hombre
- Si, aquí la tengo – le dice mostrándole un pequeño bolso de mano.
- Bien, entonces pase por aquí señora – el hombre la escolta hacia el auto, le abre la puerta de atrás y le da la mano para ayudarla a subir, luego cierra la puerta y se va hacia el lado del conductor, sube al auto y luego se ponen en marcha, veinte minutos de viaje y se detuvieron en la primera parada, lo que resultó ser una estética de alto prestigio, utilizado por las modelos y actrices famosas o mujeres influyentes – qui… ¡¿quiere que yo entre allí?! – le dice sorprendida al chofer antes de salir del auto – no, no, no, ¿Cómo podría estar allí?, no sé cómo actuar – “Dios en que dilema me ha metido Maximiliano”, estaba demasiado nerviosa, no podía siquiera en pensar en poner un pie fuera del auto.
- Señora, le informo que tenemos un horario muy ajustado – le dice el hombre bajando del auto para luego abrirle la puerta y ofrecerle su mano para ayudarla a bajar – así que por favor ayúdeme a cumplir con mi trabajo o de lo contrario el señor Hillcen amenazo con despedirme – le dice el hombre con una mirada suplicante,
- ¿Maximiliano le dijo eso? – dice horrorizada, no sabía que el hombre trataba de esa forma a sus empleados, en la empresa nunca lo había tratado así a ninguno de los trabajadores de allí.
- Si señora – le dice el hombre de forma lamentable – tengo una familia que depende de mí y no puedo quedarme sin trabajo, así que por favor – le suplica – ayúdeme – parecía desesperado
- Bien, tranquilo – le dice tomando la mano del hombre para salir del auto, sus piernas temblaron, pero luego saco coraje y entro al lugar, enseguida una mujer se acercó a ella
- Señora Hillcen la hemos estado esperando, pase por aquí – le dice de forma cordial con una sonrisa – su esposo nos ha pedido darle un paquete completo pero rápido, así que debemos comenzar de inmediato – guiaron a Talia hacia una sala, donde le hicieron tratamiento de la piel con una serie de cremas, luego masaje, combinado con mascarilla para el rostro, por último, se encargaron de sus pies y manos, para luego terminar con un estilista quien se encargó de su cabello y maquillaje.
- ¡Dios! – dice Talia sorprendida al verse al espejo – no pareciera ser yo – dice viendo el rostro que se presentaba frente a ella
- Claro que es usted – le dice el hombre – yo solo resalte un poco más su enorme belleza – le dice complacido con su trabajo. Luego suena una alarma – Oh, ya hemos terminado – dice el hombre apresurado, enseguida entro el chofer corriendo a buscarla.
- Señora, estamos sobre la hora – le dice apresurado.
- Bien, bien – le dice levantándose rápidamente de la silla del estilista, luego de darle rápidamente las gracias, se marcha.