Condena Matrimonial

Las palabras de Antón se repetían en la mente de Rose, parecía irreal que el le dijera eso a ella.

-Lo dices en serio? - Al no recibir ninguna respuesta volvió a preguntar- Antón, lo dices de verdad - vio hacia su pecho y vio los ojos cerrados de Antón, su cara apoyada sobre su pecho, se había quedado dormido, el hombre pesaba mucho, pero no quería que se quitará de encima, la sensación de tenerlo tan cerca le provocaba un sentimiento que al abrazarlo con todas sus fuerzas, Rose pudo entender todo.

Le dio un beso en la frente, seguía totalmente dormido, parecía tan indefenso, estaba plácidamente, parecía que no había dormido en días, era la primera vez que lo veía dormir tan profundo. Lo abrazo con una mano y con la otra se dedico a acariciar su cabello.

Pensaba, como sucedió, que pasó, en qué punto comenzó, como no se había dado cuenta antes, porque de un hombre como el, era una total locura, pero debía admitirlo, ya se encontraba perdidamente enamorada de Antón, eso solo le indicaba una sola cosa, ella perdió la partida en el momento en que comenzó a sentir algo por el, ahora, solo debía esperar el golpe de sufrimiento, porque eso estaba ya totalmente claro, ella sería la que peor quedará una vez quedé embarazada y Antón la aleje nuevamente de su vida. De un momento a otro, se quedó profundamente dormida también.

Al despertar a su lado Antón sintió los fuertes latidos de su corazón, el palpitar aumento su ritmo y su respiración se aceleró. Se negaba rotundamente a sentir lo que estaba sintiendo, pero ya era demasiado tarde para volver atrás, lo supo durante el tiempo que se separó de ella, lo supo cuando sentía el anhelo de verla, lo supo durante las noches de insomnio, pensando que estaría haciendo ella y pensando en porque sentía tanto dolor en su pecho, tanta tristeza, al estar separado de ella, lo sabía, pero era difícil admitir lo que ya era obvio, lo sabía al verla tan hermosa y delicada, Amaba a Rose, pero ella no debía saberlo.

- Buenos días - Rose se despertó, el la observaba. - qué hora es? - tomo su teléfono que estaba en la repisa al lado de su cama. - Dios, son las tres de la tarde, perdí todo el día de trabajo - tiro el teléfono sobre la cama, mientras se cubría el rostro con la mano.

- No importa, ya lo hecho está hecho - Antón la beso en los labios - Yo también perdí un día entero de trabajo y en mi caso son millones que se pierden, pero por ti, vale la pena hacerlo - La sonrisa de Antón mostraba toda su alegría.

- En serio perdiste un día de trabajo, por mi? - Rose lo miraba atentamente - Será que sigo dormida, no puedo creer que Antón hiciera eso, solo por estar conmigo.

- Si, yo tampoco, pero de verdad te extrañaba patito - Le acaricia la mejilla - pensaba en ti todo el tiempo, solo podía pensar en estar contigo, disculpame por lo de esta mañana, me moleste un poco por lo íntima que eras con mi hermano.

- Entre nosotros no ha sucedido nada, lo juro - Rose lo miraba directo a los ojos - Solo somos amigos y el se quedó anoche aquí, porque no podía manejar - Antón la volvió a besar, está vez fue un beso más profundo.

- No importa, no debía haber perdido el control, pero cuando estoy contigo, es difícil controlarme - Rose lo besó, era la primera vez que ella tomaba la iniciativa de besarlo.

- Ya lo dijiste, no importa, ya está todo bien - Le sonrió y se levantó de la cama - me voy a duchar, quieres venir conmigo?

Se metieron juntos al baño, allí hicieron nuevamente el amor. Con el agua cayendo sobre sus cuerpos.

- Quieres ir a comer? - propuso Antón luego de estar fuera del baño.

- Si te soy sincera, siiiii quiero comer, ya que por culpa de alguieeeen no pude ni desayunar - Rose lo veía con un sonrisa pícara

- Yo no escuché que te quejarás en la cama, jajaja - Antón la abrazo y le dio un beso en la frente - Vamos a terminar de vestirnos y salimos, te parece ?

- WOW, Antón Huffman preguntando si algo, me parece, quien eres ? jajaja - Rose sentía una felicidad que creía que nunca se iría. - ya hoy he recibido tres sorpresas de tu parte.

- ¡Si! , a ver cuáles son - Antón estaba sentado en la cama, viendo como Rose se vestía, ya el estaba arreglado para salir.

- Pues la primera, que me dijeras que me extrañaba, ahora me preguntas que quiero y la tercera, que estuvieras celoso de tu hermano - Rose paro de arreglarse, para verlo a la cara.

- ¡No! yo no estaba celoso, no lo estaba - si lo estaba - solo que, tu Rose, eres mia, no me interesa si dices que no eres un objeto, quiero que te lo grabes en tu mente, tú me perteneces - Antón se había levantado y estaba detrás de ella sosteniendo sus hombros y besando su cuello - Al ser de mi propiedad tengo el derecho de tomarte cuando quiera y no se porque, pero no te quiero ni te pienso compartir con nadie, ni siquiera con mi hermano - Si sabía el porque de sus celos y el porque no compartiría su atención con nadie, pero no pensaba decirlo, primero quería demostrárselo.

Terminaron de arreglarse y salieron del edificio, subieron al auto de Antón y este condujo hasta un lujoso restaurante cinco estrellas.

- Antón, creo que no estoy vestida, acordé al lugar, porque no vamos mejor a un lugar más sencillo ? - Rose no se sentía cómoda entrando a un lugar cinco estrellas vistiendo unos pantalones, camisa y unos tenis.

- Tranquila, te vez hermosa, tal y como eres, que todo te resbale - Antón se acercó y la beso - además recuerda que solo importa el estar juntos, los demás no importan. - Se bajó del auto y le abrió la puerta a Rose para que ella saliera.

Al entrar en el lugar, todas las miradas se fijaron en ellos, Rose iba agarrada del brazo de Antón, quien decidió tomar la mano de Rose haciendo que las habladurías aumentaran.

- Buenas tardes señor Huffman, su reservación en el salón VIP ya se encuentra lista - Le dijo el gerente una vez los vio entrar - Señora Huffman - les hizo una reverencia y los guió hasta su mesa.

- Te lo dije, siéntete orgullosa - Antón le susurraba al oído mientras caminaba - Tu tienes al hombre que ellas quisieran tener en su cama - le da un beso en el cachete - y para mala suerte, ese hombre acaba de descubrir su obsesión por ti - Su cara mostró un sonrisa pícara.

Rose estaba totalmente roja, parecía un pequeño tomate, ya no estaba apenada por su vestimenta, sonrió y se relajo un poco.

Luego de comer, pidieron una botella de vino, Antón quería que brindaran por ellos y por si futuro, levantó su copa, y en el momento en el que se proponía hablar, sintió una leve caricia en su espalda.

- No bebas tanto, cariño, guarda un poco para mí - La mujer pasó su mano por los hombros de Antón, posando todo su cuerpo frente a el con movimientos sensuales - Rose solo veía el espectáculo de seducción que tenía la mujer frente a ella.

- Esmeralda, que haces aquí ? - Antón vio a Rose, no quería que tal cosa, la molestará.