Andrew Quintana, es un hombre de treinta y cinco años. Guapo, alto de muy buen ver, pero sobre todo millonario, tiene una reputación impecable. Muy pocos conocen a lo que realmente sé dedica, detrás de esa figura intachable, se esconde un verdadero hombre despiadado sin el más mínimo sentimiento, los que realmente lo conocen saben de lo que es capas, de hacer cuando se meten con él.
En una persecución, tratando de atrapar a su peor enemigo, recatada a una chica que lo hará perder la cabeza, poniendo su vida y su casa patas para arriba.
Acompañame en está nueva historia, a descubrir de que es capas de hacer este hombre y quienes la chica que lo hará perder la cabeza.
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capítulo. 18 Las cosas en claro
Cuando vi que Alondra subió al auto decidido calmarme, porque peleando no lograría nada. Solo la veía por el retrovisor, pero ella ni siquiera era capas de voltear a verme.
En cuanto llegamos a la casa me baje rápido para que no intentará el loco ese hablarme, pero me alcanzó. Alondra quiero que hablemos.
No tengo nada que hablar con usted, buenas noches, señor Quintana.
Pero como no estaba dispuesto a dejarla ir así nada más porque si, antes de que pudiera irse la jale por el brazo abrazándola y pegándola a mi cuerpo, la tenía tan cerca de mí, que decidí besarla apasionadamente, pero de repente medio un golpe en la entrepierna, que me hizo soltarla. Sí que eres buena pegando ahí. < Ya saben donde >
Usted me avisa si se quiere quedar sin conocer a sus hijos. Y la próxima vez que se ocurra besarme se lava la boca, con cloro, ácido o veneno, a ver si se muere. No me gustan los besos donde otra metió su lengua. Que asco.
Después subí a mi habitación, desde esa noche decidí que no me volvería a cruzar con él, así que solo saldría de mi habitación, cuando él ya se hubiera ido a su empresa, así podría bajar a desayunar con toda tranquilidad.
Desde esa noche no volví a ver a Alondra, una porque a veces llegaba tarde a la casa, estábamos resolviendo varios pendientes sobre los próximos embarques, y en segundo lugar creo que ella me estaba evitando.
Por más que le había preguntado a Luis, si le gustaba Alondra, él solo se reía y no me decía nada.
Los días fueron pasando, las semanas y después meses, ya había pasado más de seis meses, solo de pensar que solo me quedaban cuatro meses, y estaré fuera de esta casa, para ir con mi familia, hice hasta lo imposible en todo este tiempo para estar lo más posible alejada de Andrew.
A pesar de que él me gusta, no he podido de dejar de pensar en esa noche que Amanda lo beso en frente de todos. para mí fue humillante.
Medio mucho coraje, pero que puedo yo hacer, ella ya estaba cuando yo llegue. Mi mamá siempre dice que no es bueno meterse entre una pareja, aunque estos estén peleados tarde o temprano terminan volviendo.
Cuando él se iba a su empresa salía de mi habitación ir a la cocina, y me ponía a cocinar para los chicos, les gustaba mi comida que preparaba, me había hecho muy amiga de varios de ellos.
Sin que nadie supiera, me enseñaron a como defenderme, si algún día volvía a estar en peligro, también me enseñaron a como dispara desde un revólver, hasta un arma de alto calibre.
Les confieso que esto es emocionante, nunca en mi vida había tenido un arma en mis manos, espero que nunca tenga que disparar una arma en contra de alguien, sería una decisión difícil de tomar.
Esa tarde mientras estábamos almorzando, nunca me imagine que llegará más temprano que de costumbre.
Cuando llegue a mi mansión, escuche risas que provenían de la cocina, así que me dirigí hacia allá.
Vi que varios de mis hombres estaban en su hora de comida, y con ellos estaba Alondra. Estaba tan entretenida platicando con ellos.
Cuando vi a Andrew, hasta la risa se me borro, no esperaba que llegará tan temprano, solo hice como que no lo vi y continúe comiendo.
Tu peliroja, ven a mi despacho. Los chicos solo me quedaron viendo, a que solo le hice unas muecas, no me quedo más que seguirlo.
No tenía intenciones de ponerme a pelear con él, ya me falta poco para irme, no quiero que se vaya a arrepentir.
Mientras lo seguía, llego la odiosa de Amanda, gritando. Andrew mí amor.
Ella se abalanzó sobre él, colgándose de su cuello, vi que Andrew, le retiro los brazos de inmediato, yo preferí salir de la casa y me fui al otro extremo de la casa donde los chicos entrenan.
Para desquitar un poco el coraje que tenía, cargue varias armar y me puse a disparar a los discos por más de media hora, varios de los chicos solo me quedaron viendo.
Después salí de ahí sin decir nada y me fui al árbol donde siempre me la paso trepada, dijera Luis, que parezco mono, pero ya nada me importa. Desde ahí puedo ver quienes entran y salen de la casa.
Ya que Amanda, vino aproveche para hablar con ella claramente, y poner las cosas en orden con ella. Amanda te voy a pedir un favor.
Si dime mi amor.
No vuelvas por aquí, ya te lo dije. Ya no quiero nada contigo, no te quiero.
Sabía que esto en cualquier momento podría pasar, Andrew está demasiado interesado en esa chiquilla, solo me basta verlo cuando la ve. Y todo porque dices que quieres a esa estúpida.
No te permito que le digas así.
Vamos a mi despacho. Le pedí Amanda que me acompañará a mí despachó, sé la manera en que ella me dejará en paz de una vez por todas. Si es que quiero algo serio con Alondra. Siéntate. Enseguida preparé un cheque por una fuerte cantidad de dinero y se lo di. Con esto podrás vivir por un bien tiempo cómodamente Amanda, hasta que encuentres a otro que te pague tus lujos.
Vi la cantidad por la cual Andrew, había hecho el cheque era algo favorable. Después salí de su despacho, total si no acepto no me dará nada, por lo menos no me voy con las manos vacías, me llevo una buena cantidad de dinero, cuando se aburra de su juguetito me volverá ha buscar ya a pasado otras veces.
Sentí un gran alivió al ver que Amanda, aceptar el dinero que le di pensaba darle más por si no aceptaba.
Mientras me dirigía para ir a mi casa, decidí cambiar de dirección al e ir a la mansión de Andrew, para ir a ver a Alondra, tiene ya varios días que no la veo, no me importa si Andrew se molesta, solo faltan unos cuantos meses y se irá definitivamente y tal vez no la vuelva a ver.