La Protegida De La Bratva

Mi padre siempre me advirtió qué aquel que vende drogas no debe consumir, a pesar de probar la mercadería para comprobar su pureza, nunca fui dependiente de ningún tipo de vicio, pero algo que jamás me advirtió era de perderse en una mujer. Si bien es cierto que admiro la relación que llevan con mi madre, jamás comprendí como el hombre más temido de toda Rusia podía dominarlo una mujer de menos de un metro sesenta, claro nunca lo entendí hasta este momento.

Corto el beso porque necesitamos oxígeno para vivir y me sorprendo de la dulzura de sus labios, sus mejillas en tono rosado, su respiración entre cortada y sus labios entre abiertos me dan a entender que jamás podré vivir sin ellos. Me sorprende la forma en la que me contengo de hacerla mía en este preciso instante, pero entiendo que ella no es mujer de un momento, ella es para toda la vida y juro muy en mis adentros que no habrá un puto día en que no haré todo lo posible para hacerla feliz.

Debemos bajar o no podré contenerme- le digo aun cuando mi instinto me lleva a querer otra cosa.

Si debemos bajar- sus palabras contradicen a lo que su cuerpo realmente quiere hacer, pero veo como apoya sus pequeñas manos en mi pecho y retrocede un paso sin poder alejarse de mis brazos.

Podríamos dejar la cena para después y saltar directo al postre- consciente de que no somos solo nosotros en esta casa me juro a que Mazze pase esa puerta y me asesine.

No debemos, tú tienes un compromiso y yo no deseo ser segunda, perdón- otra vez con eso, algo dentro mío se enciende con furia.

Escúchame bien, no tengo nada con Bianca y jamás lo tendré, mañana mismo le pido la cancelación del compromiso que mi abuelo hizo- no suelo explicar las cosas, pero ella lo merece y yo no quiero perderla.

No quiero que tengas problemas con nadie, has hecho mucho por nosotras como para que te dé problemas- baja su mirada y siento un leve temblor qué recorre su cuerpo.

La pego más a mí y suspiro, sé lo que debe estar pensando, ella escuchó todo lo que mi padre dijo y no puedo culparla de sentirse mal, pero es como ya dije voy a hacer todo lo posible por demostrarle que es solo a ella a quien quiero.

Sin decir nada, salimos del despacho y vamos a cenar, abajo nos esperan Selene, Mazze y Artem, los sirvientes dejaron todo servido y nosotros nos disponemos a sentarnos bajo la atenta mirada de los adultos. La niña come sin distracciones y sonriendo, de seguro nos vio bajar por las escaleras tomados de las manos, pero es mucho más sutil que los otros dos que nos siguen mirando como si tuviésemos monos en la cara.

Se sienta con cautela cerca de su pequeña y veo como se hablan con señas, no le he dicho nada, pero estos días estuve aprendiendo un poco de señas, quiero realmente formar parte de la vida de ambas. Selene le cuenta de su día mientras come su carne, al parecer su tía le corto pequeños pedazos para que no tenga que esperarnos.

suéltenlo- les digo sin mirar a los otros dos mientras me llevo un pedazo a la boca.

No la lastimes- la frase tajante de Mazze me hace mirarla, pero ella ya ni siquiera me mira.

De reojo veo que Artem ve a la niña serio, supongo que él también me hubiese dicho algo similar y Alina ni siquiera se percató del cruce de palabras, siempre tan pendiente de su pequeña. Por mi cabeza pasa la conversación que mañana tendré con Ian, no quiero dejar nada librado al azar, y si no cooperan, bueno siempre es bueno expandir el territorio y aunque Grecia es grande sé que podré manejarlo. Supongo que sonreí, porque 4 pares de ojos me miran sorprendidos por mi actitud.

Luego de la cena, dejo a las mujeres en la cocina y me voy con Artem a planear todo, mañana será un día muy importante y quiero estar preparado para cualquier eventualidad que pudiese pasar.

Me acuesto pensando en ella, al final mi padre tenía razón, siempre hay un vicio que nos vuelve locos en la vida y en mi caso son esos malditos labios, cruzó mi brazo por encima de mi cabeza y sonrió, me entregó a los brazos de Morfeo, pero antes ruego que me deje soñar con ellos.

Me levanto temprano por la mañana, bañarme es una obligación que nadie podrá cambiar en mí. Bajo a desayunar y me encuentro con la escena más hermosa que mis ojos verán jamás, mi dulce Alina tiene en brazos a Selene quien toma lo que supongo que es una leche caliente en un vaso especial para ella. Mientras la niña desayuna, ella la mece suavemente y le canta una melodía que no consigo distinguir. Observo con atención como una mano de la pequeña está en el cuello de su madre y recuerdo que ella me había dicho que se calmaba cuando le cantaba y al no escuchar sentía la vibración de la garganta.

No quiero interrumpir ese momento, pero ella justo voltea antes de que pueda retirarme.

Lo siento no sabía que estabas ahí, ella tuvo una pesadilla- me dice volviendo su mirada a la niña que poco a poco se va durmiendo.

Tranquila, solo tomaré algo y me iré a trabajar- le digo en un susurro y me acerco para observar mejor.

Alina lleva puesto un short y una remera qué si bien no se le ajustan a su cuerpo si demuestran sus hermosas curvas, esta descalza cosa que me hace enojar, pero supongo que en la urgencia para que la pequeña deje de llorar no midió las consecuencias del piso frío.

Déjame prepararte algo de desayunar en cuanto ella se duerma- volteó a verla y le niego con la cabeza.

No es tu obligación hacerme el desayuno y tienes algo más importante en este momento en tus manos ¿te dijo que soñó?- puedo ver como desvía la mirada.

Ella soñó con Iván- me dice en un tono muy bajo y al mirar más fijamente, veo unas pequeñas lágrimas deslizarse por sus mejillas.

Dejo todo lo que estoy haciendo y las abrazo a ambas fuertemente, se que Selene no se dará cuenta por qué ya está dormida nuevamente, pero quiero que ninguna sienta miedo en este lugar, en realidad quiero que nunca más en sus vidas lo sientan.

Ve a acostarla y descansa un rato más, aún es temprano. Prometo venir a almorzar con ustedes y luego saldremos de paseo- le digo dejando un suave beso en su cabeza.

Mientras ella va en dirección al piso superior, mis ojos se van llenando de ira al pensar que a pesar de tener tres años, esa pequeña paso por tanto terror que aún hoy estando a salvo teme de quien se supone que debía protegerla, cierro las manos con fuerza, no necesito que nadie me diga nada y solo rezo por que la reunión salga bien o en su defecto para que Mazze torture de tal manera a ese Iván, que no le queden ganas en sus próximas malditas vidas de volver a levantarle la mano a una mujer.