DESTINOS OCULTOS

La sala de reuniones estaba impregnada de una tensión palpable mientras Gael y Jinwoo intercambiaban miradas que desafiaban las convenciones. A pesar de la formalidad del entorno, la conexión que habían sentido la noche anterior estaba latente, interrumpiendo el flujo habitual de su negocio.

—Entonces, ¿qué es lo que propones? —preguntó Jinwoo, intentando mantener su tono profesional mientras su mente luchaba por permanecer centrada.

—Creo que ambos tenemos algo que ganar en esta colaboración —respondió Gael, su voz firme pero su mirada suave—. Tus empresas han tenido un crecimiento notable, y tengo algunas ideas que podrían beneficiarnos mutuamente.

Jinwoo asintió, interesado pero cauteloso. Había algo en Gael que despertaba su curiosidad, una mezcla de ambición y vulnerabilidad que no podía ignorar. Pero Jinwoo no se permitiría caer en un juego emocional. Su enfoque debía ser el negocio.

—De acuerdo, adelante —dijo Jinwoo, cruzando los brazos, adoptando una postura defensiva—. Estoy escuchando.

Gael comenzó a exponer su propuesta con claridad y precisión, detallando las estrategias de marketing que podrían potenciar las ventas de ambos. A medida que hablaba, Jinwoo notaba cómo su voz transmitía confianza y conocimiento, y por un momento se permitió imaginar un futuro en el que podrían trabajar juntos, combinando su influencia y recursos.

Sin embargo, no pudo evitar cuestionar sus intenciones. En el mundo en el que se movía, la desconfianza era una regla tácita. Era posible que Gael tuviera motivos ocultos, y Jinwoo sabía que debía estar preparado.

—Suena interesante —dijo Jinwoo, manteniendo su tono neutral—, pero ¿por qué deberíamos confiar en ti? No te conozco. Hay muchos empresarios que han intentado aprovecharse de mí antes.

—Entiendo tus reservas —respondió Gael, manteniendo su mirada—. Pero creo que deberías considerar lo que podemos lograr juntos. No busco aprovecharme de ti; creo que hay un verdadero potencial aquí.

El intercambio fue intenso. Ambos estaban en un juego de ajedrez, moviendo sus piezas estratégicamente, sin querer revelar demasiado. Sin embargo, a medida que la conversación avanzaba, se produjo un giro inesperado.

Jinwoo notó que Gael parecía más abierto de lo que había anticipado. Había un aire de sinceridad en sus palabras que resonaba en él, pero su instinto lo advertía sobre la posibilidad de ser herido.

—Hablemos de la gala de anoche —propuso Jinwoo de repente, desviando la conversación del negocio. Sabía que era un tema delicado, pero no podía resistirse a la curiosidad que despertaba en él.

Gael frunció el ceño por un momento, antes de relajar la expresión. El desafío que representaba Jinwoo lo intrigaba, y decidió aceptar el juego.

—¿Qué quieres saber? —dijo con un leve tono de diversión en su voz.

—La forma en que me miraste —dijo Jinwoo, su voz baja pero firme—. No me pareció un simple encuentro entre empresarios. ¿Qué estaba pasando en tu mente?

Las palabras quedaron suspendidas en el aire, cargadas de significado. La pregunta de Jinwoo lo sorprendió, y durante un instante, Gael sintió que sus muros se desmoronaban. Pero rápidamente se reagrupó, optando por mantener la distancia emocional.

—Creo que ambas tenemos una conexión más allá de los negocios —respondió Gael, manteniendo un tono ambiguo—. Pero en este mundo, las conexiones pueden ser un arma de doble filo.

La respuesta de Gael dejó a Jinwoo intrigado, y aunque quería presionar más, sintió que debía tener cuidado. Se dio cuenta de que la conversación estaba comenzando a tomar un giro personal, y eso no encajaba en su esquema.

Ambos continuaron la discusión, pero había un nuevo matiz en el aire. La tensión era palpable, y ambos hombres se dieron cuenta de que se estaban adentrando en un terreno desconocido.

Después de una hora de negociaciones, la reunión llegó a su fin. Ambos se pusieron de pie, con la sensación de que lo que habían discutido iba más allá de un simple acuerdo comercial. A medida que se dirigían hacia la puerta, Gael sintió la necesidad de romper la creciente tensión.

—¿Qué te parece si cenamos juntos esta noche? —sugirió, consciente de que su propuesta iba más allá del contexto profesional.

Jinwoo lo miró sorprendido, sopesando la invitación. En su mundo, compartir una cena con alguien significaba abrirse, y eso era algo que nunca había hecho. Sin embargo, había algo en Gael que lo llamaba, y su curiosidad superó su lógica.

—Está bien —respondió finalmente—. Pero no esperes que sea fácil.

Ambos hombres se sonrieron con un entendimiento tácito de que, aunque los negocios los habían unido, el verdadero desafío sería el que se desarrollaría entre ellos.

A medida que salían del edificio, un oscuro presagio se cernía sobre ellos. Las sombras de sus pasados, así como las ambiciones de Seo-jun y Minji, comenzaban a moverse, dispuestas a desestabilizar lo que estaba surgiendo entre Gael y Jinwoo.