Dea Ashnot
Mi vida habia estado cuidadosamente planeada incluso antes de nacer, el destino estaba escrito para mi, una maldicion y una bendicion, como saber cual escoger, como saber cual era el camino correcto, a que destino me llevaría cada decision que tomara, ellos se llevaban cada parte de mi, haciendome pedazos y volviendome a unir como un rompecabezas.
Eran mi perdición y Mi salvacion, Mi silencio y mis gritos, Mi destino y mi verdad.
Cuando llegara la hora de escoger, a quien escogería?
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Hola mis queridos lectores, esta es la segunda parte de mi novela, La luna sangrada del Rey Alfa, la historia de la hija de Azula y Alec. Espero que la disfruten❤️
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7. Temor
Bueno llego la hora del entrenamiento.- mi cuerpo se tenso por completo y lo tome de la muñeca antes de que se fuera.
- Tio...- El parecio mirar mi vacilación.
- Tu pelearas con safira cariño.- Mis ojos se abrieron en sorpresa y miedo y el parecio notarlo.- Que pasa cariño no quieres?.- Lo mire dudosa y me acerque a el susurrando en su oido
- Es que... mi fuerza... ha crecido mucho, es... brutal, no quiero lastimarla, por favor deja que me salte este entrenamiento.- lo mire con ojos suplicantes, no queria hacerle daño a nadie y menos a safira.
- Cariño...- el me miro pensativo, sabia que no estaba bien visto que todos entrenaran mientras yo veia, despues de todo tenia que haber igualdad, sin importar si yo era la siguiente reina Alfa.
- Nosotros pelearemos con ella.- La voz de Rhys interrumpio nuestro momento y voltee hacia el alarmada.
- No vas a lastimarnos Dea.- lo mire dudosa de lo que decia y el me jalo hacia el pegandome a su pecho.- Confías es mi diosa?.- Suspire, el sabia la respuesta, le confiaría mi vida ciegamente si me lo pedia.
- Si, esta bien.
- Ok entonces comencemos.
Los combates comenzaron en un uno contra uno, mi corazon latia con fuerza en mi pecho a cada segundo, convenciendo a mi mente de que todo estaria bien, ellos eran fuerte, Era el rey alfa del sur y su compañero, su capacidad de curacion era mas rapida que la de cualquier lobo, ademas seria solo una batalla de entrenamiento como en los viejos tiempos, nada tenia que suceder.
Como no pelee con safira, Eliam tomo mi lugar, Safira pudo lastimarlo pero al final gano el como era de esperarse, los dos se dieron la mano y volvieron a sus lugares.
- Dea tu turno pelearas contra Rhys y Azuma.- El sonido de sorpresa de todos no se hizo esperas, respire con fuerza preparándome para lo que venia.
Camine hasta el centro y me posicióne, Rhys y azuma se pusieron delante, uno a la derecha y el otro a la izquierda y quedamos como un perfecto triángulo, los dos me miraron con una sonrisa juguetona y les sonrei intentando calmarme, todo estaría bien.
- Comiencen.
El grito de mi tio se escucho y los dos se lanzaron hacia a mi, movi mi cabeza a un lado esquivando el golpe de Azuma y y tome el puño de Rhys con mi mano que venia hacia mis costillas, di una vuelta posiciónandome detras de ellos y estampando mis puños en su espalda, los dos volaron hacia adelante con fuerza y el miedo volvio hacia a mi, cuando los vi levantarse como si nada hubiera pasado sacudiéndose la ropa y sonriendo hacia a mi.
- Eso es todo lo que tienes diosa?.- Azuma grito y corrio hacia a mi, puños volaban en mi direccion y me movia agilmente esquivandolo, me concentre tanto en el que no me di cuenta que Rhys estaba detras de mi y jalo mi brazo hacia atras clavando su rodilla en mi espalda dejandome atrapada entre el y Azuma.
- Asi que asi se acaba diosa?.- Azuma me miro con una sonrisa retadora y puso su mano en mi garganta apretandola, invitandome a su juego, recordándome lo que eramos.
Le sonrei y agarre su brazo con la mano que tenia libre, impulsandome hacia arriba y clavando mis pies en su estomago volandolo hacia atras, la fuerza de mi impulso hizo que Rhys me soltara y voltee hacia el lanzando mi puño en su rostro volando hacia atras con fuerza, su cuerpo golpeo contra la cerca doblandola, podia sentir mi fuerza subiendo como espuma, entrando por mis venas como una droga adictiva, vi azuma pararse cuando dió paso a su lobo, el sonido de garras en el pavimento corriendo hacia a mi era lo unico que se escuchaba en el silencio del campo, su lobo llegando hacia a mi dando un salto y me agache debajo impactando mi puño en su estómago, escuche como gruño de dolor cayendo al suelo, se levanto rapido y corrio hacia a mi saltando a mi espalda y empujandome al suelo antes de que pudiera reaccionar, sus patas se clavaron en mi espalda con fuerza haciendome jadear por aire.
- Eso es todo lo que tienes Alexandra, Vamos muéstranos la fuerza de la Reina Alfa.- Escuche la voz burlona de Rhys, vi sus zapatos por la rendilla del ojo caminando hacia a mi, mi molestia creciendo, el sabia que odiaba que me llamaran Alexandra, intente levantarme con fuerza y el lobo de Azuma gruño empujandome hacia abajo, Rhys llego delante de mi y se arrodillo observando mi rostro con una sonrisa.- Entonces dilo ahora, te rindes?.
Rendirme, yo era la maldita reina alfa, nunca me rendiria, lo mire con una sonria y me movi, apareciendo en el aire arriba de ellos y rei, mi risa se escucho tenebrosa mientras la brisa se movia con fuerza, cai en el medio de los dos y patee el hocico del lobo de Azuma volandolo hacia atras, mire a Rhys a los ojos y me miraba sorprendido, lo tome del cuello volandolo empujandolo con fuerza, solte una risa escandalosa, sentía como mis poderes se movian a mi alrededor mas fuertes que nunca, las oscuridad y la luz amenazando con apoderarse de mi, con salvarme o destruirme, los vi levantarse y correr hacia mi, abri mis piernas estirando las manos hacia al frente, un humo negro comenzo a salir de mis manos haciendome sentir, enloquecida, destructiva, poderosa, el humo se fue esparciendo convirtiendose en sombras que los acorralaron.
- Dea.- Escuche su voz tan lejana
Dentro de mi se creaba una sensación de fuerza, vital, poderosa, que me hacia cosquillas haciendome reír, Esto era la gloria, era delicioso, vitalicio, lo mejor que habia probado en mi puta vida, cerre los ojos y podía sentirlos a todos, como pequeñas llamas rojas que podia apagar con solo un movimiento, si tan solo hiciera un movimiento, podia extinguirlas todas en un segundo.
- Dea.- Escuche un grito fuerte, esa voz, era mi padre, abri los ojos y mis manos cayeron a cada lado, las sombras desaparecieron y lo observe de lejos, alto, fornido, con aquella mirada tranquilizadora pero amenazante.
Mire hacia los lados y pude sentirlo en la mirada de todos, pude sentirlo calar mis huesos, abrirse paso a mi corazon, Esa fue la primera vez que mi propia manada me temio.
- Papá.- grite y sali corriendo hacia el estrellándome en su pecho, su calor, su aroma, solo sentirlo apago cada llama de locura que habia en mi.
- Mi pequeña Dea como te extrañe.