ochos años de mi vida dedicados a Mauricio, me había entregado en cuerpo y mal, ¿para que?
si lo único que recibí a cambio fue engaño.
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Lejania.
Carla podía ver la lujuria en los ojos de su marido, ella estaba tratando de controlarse, la ira que llevaba por dentro amenazaba con salir. Ella siempre había sido explosiva, si fue la misma mujer de unos años, hubiera destruido todo desde el instante que se enteró.
Pero ella era consciente que cualquier mal movimiento podría afectar el bufete de su padre, aparte de eso, no quera ponerle las cosas fáciles a Mauricio.
…
Mauricio.
Es una sensación extraña la que he tenido últimamente, carla siempre ha sido una mujer dedicada, podía ver el amor que me tiene en cada uno de los detalles, que tiene conmigo.
Pero algo me decía que ese amor se estaba desvaneciendo, dormíamos en la misma cama, pero, aun así, podía sentir la lejanía entre los dos.
Y si ya me estaba dejando de amar y si me dejaba, no sé por qué ese tipo de pensamiento me atormentaba, si a la final, esa era la idea, ya había obtenido todo lo que quería.
Mi cabeza era un completo lío, pero, aun así, no podía dejar de apreciar lo hermosa y sexy que se veía metida en la tina, ver su cuerpo húmedo hizo que mi miembro fuera despertando, la deseaba como nunca antes, necesitaba entrar en ella y escucharla, gemir mi nombre. Tenía la intención de desnudarme y meterme en la tina con ella y hacer la mía.
_ Podrías dejarme sola.- me dijo.
Lo dudé, pero a la final salí del baño, ella tardó cerca de una hora, luego salo en una linda pijama, en donde cualquiera podía ver más de la cuenta. Ella se metió entre las sabanas y me dio la espalda.
_ Buenas noches, cariño.- dijo.
_ Buenas noches.- le respondí.
Tenía una extraña sensación, era como si pudiera sentir una lejanía entre los dos, eso por alguna razón me hacía sentir angustiado y muy molesto.
…
Carla.
Eran las 3 de la tarde cuando me despedí de Manuel, la verdad no quería irme, estar con él me hacía olvidar lo miserable que era.
Él tampoco quería me marchará, pero era momento de volver a mi vida, esa en la que no era feliz, después de tomar un taxi, llegue al bar en donde había dejado mi coche, no tenía ganas de llegar a casa, así que fui a ver a Alexa.
Con ella me desahogué, llore y grite como loca, pero luego seque mis lágrimas, sacando todo el dolor que llevaba dentro, ella como siempre me escucho sin quejarse.
Luego me dijo que era momento de que volviera ami vida, esa que había dejado atrás el día que conocía a Mauricio.
Así que fuimos a una boutique en donde compre un hermoso vestido negro, que hacía resaltar mi figura, me veía sexy, necesitaba subir mi autoestima, esa que había quedado por el piso, por culpa de un ser despreciable que jugo con mis sentimientos.
Después de caminar un poco, de recordar nuestra adolescencia y comer helado, me despedí de Alexa y volvía casa, esa que ya no consideraba mi hogar, en la que soñaba formar una familia con varios hijos.
Eran las diez de la noche, había estado por fuera por 24 horas, al entrar vi a Mauricio aparecer, tal parece que me estaba esperando, yo le sonreí y lo salude, luego me acerque y bese sus labios.
Él me miraba atentamente, pero no le di importancia y subí a la habitación, necesitaba relajarme antes de ir a la cama, así que fui al baño a preparar la tina, mientras la llenaba apareció Mauricio, quien se cruzó de brazos y se recostó en el marco de la puerta, dos mis movimientos eran observados por él, en su mirada vi deseo, Me desnudé y entré en la tina, el agua estaba perfecta.
_ Que tanto me ves.- le pregunto.
_ Nada, es solo que te veo algo diferente.- respondió.
_ Yo me siento igual.- le respondí mientras alzaba una pierna y la masajeaba de manera sexy.
En sus ojos vi las intenciones que tenía, pero no permitiría que me tocara, así que le pedí que me dejara sola, él aceptó un poco dudoso, cuando por fin salió pude respirar con tranquilidad, la verdad era que estaba haciendo un gran esfuerzo para no saltarle encima y córtale en cuello. Estuve en la tina por un ahora, una hora en la que no pude sacar a Manuel de mi cabeza, sus besos, sus caricias, recordar todo lo que hicimos, o más bien lo que hizo, me hacía sonreír.
Sé que no estuvo bien lo que hice, que soy una mujer casada, pero no me arrepiento, no porque piense que debo comportarme igual que Mauricio, sino porque hacía mucho, nadie me demostraba lo hermosa que soy, que valgo mucho como para tener que soportar los engaño de un hombre que nunca le importo mis sentimientos.
Después de salir de baño fui directo a la cama en donde le di la espalda a mi esposo, desde ese día trate de evitarlo lo más que podía, pero él estaba muy interesado en tener intimidad conmigo. Había ocasiones en las que podía evadirlo, pero en otras me tocaba ceder.
…
Así pasaron dos semanas, carla, trataba de portarse lo más normal posible, pero le era difícil dejarse tocar por el hombre que la había engañado los últimos 8 años de su vida y al que antes consideraba el amor de su vida.
Mauricio, estaba interesado en pasar más tiempo con carla, cosa que tenía molesta a Sofía, pues ya casi Mauricio no la visitaba a ella y a su hijo.
_ Hola cariño.- le dijo Sofía a Mauricio, cuando este contesto el teléfono.
_ Ocurre algo.- respondió el de manera seca.
_ Nada, estamos bien, solo quería saber de ti, tienes varios días sin venir a vernos.- la voz de Sofía era suave.
_ He estado ocupado, apenas tenga tiempo iré a verlos.-respondió él y colgó.
Qué demonio le pasaba, se preguntó Sofía, la actitud de Mauricio era extraña, él siempre era el más interesado en pasar tiempo con ellos, pero ahora se ausentaba por días.
Por otro lado, Manuel, no paraba de revisar su teléfono con la esperanza de encontrar un mensaje o quizás una llamada de carla, pero esta había desaparecido desde aquella noche.
…