Para Emma Blake, una joven decidida y de fuertes convicciones, casarse con un hombre como Nicholas Marshall, el imponente magnate empresarial, jamás estuvo en sus planes. Sin embargo, el destino y una jugada cruel del poder los ha unido en un acuerdo imposible de rechazar: un matrimonio por conveniencia que podría salvar la vida de su familia y las finanzas del imperio Marshall.
Nicholas es frío, calculador y tiene una reputación impecable en los negocios, pero detrás de su fachada de acero esconde secretos oscuros y una necesidad insaciable de control. Para él, este matrimonio no es más que un trato, una forma de proteger su legado familiar
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Capitulo 24
Emma se sentó en la cama, las piernas cruzadas y las manos en su regazo, mirando a Nicholas mientras él estaba de pie frente a la ventana, su figura recortada contra la luz del atardecer. La tensión en la habitación era palpable, y la ansiedad burbujeaba en su interior. Había llegado el momento de enfrentar lo que ambos habían estado evitando.
—Nicholas —comenzó, su voz firme pero temblorosa—. Necesito que me hables. No puedo seguir en esta relación sin saber la verdad sobre ti. He sentido que hay cosas que no me has contado, y eso me está consumiendo.
Él se giró lentamente, sus ojos oscuros profundos como un abismo. Había una sombra en su mirada, un indicio de la lucha interna que sabía que enfrentaba. —Emma, hay cosas que no son fáciles de compartir. Cosas que he tratado de protegerte, pero entiendo que necesitas respuestas.
—Sí, las necesito. —Se puso de pie, sintiendo que la determinación inundaba su cuerpo—. No quiero ser parte de tu vida solo porque firmamos un contrato. Quiero conocer al verdadero Nicholas, no solo al hombre que intentas mostrarme.
Él respiró hondo, como si estuviera recopilando sus pensamientos. —Está bien, voy a contarte. Pero tienes que prometerme que no huirás. Lo que te diré podría cambiar todo entre nosotros.
Emma sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero se mantuvo firme. —Lo prometo.
Nicholas se acercó, cada paso que daba parecía pesar como plomo. Al llegar a su lado, tomó sus manos entre las suyas, sus dedos cálidos envolviendo los de ella. —Mi familia no es lo que parece. He pasado años tratando de proteger a quienes amo de lo que realmente somos. Los secretos que hemos mantenido son oscuros y peligrosos.
—¿De qué hablas? —preguntó Emma, la inquietud creciendo en su pecho. Su mente comenzó a divagar, a imaginar todos los escenarios posibles.
—Mi familia está involucrada en negocios turbios. No siempre he sido el hombre respetable que crees. En mis años de juventud, me vi atrapado en un mundo de traición y corrupción. —Su voz tembló, una rendija de vulnerabilidad surgiendo a través de la fachada de seguridad.
Emma lo miró fijamente, cada palabra que pronunciaba calando hondo en su corazón. —¿Por qué no me dijiste esto antes? ¿Por qué no compartiste esta parte de ti?
Nicholas se apartó un poco, su mirada llena de una mezcla de dolor y rabia. —Porque tenía miedo. Miedo de que si lo sabías, me verías como un monstruo. Pero más que eso, sabía que no quería que te implicaras en mi mundo.
—¿Y ahora qué? —preguntó Emma, sintiéndose atrapada en la tormenta que comenzaba a desatarse a su alrededor—. ¿Acaso todo esto fue solo un juego? ¿Un modo de protegerte a ti mismo?
Nicholas apretó los dientes, su expresión endureciéndose. —No. Mi amor por ti es real, y eso me ha llevado a replantearme todo lo que creía. Pero el peligro no ha desaparecido, y mi familia no se detendrá hasta obtener lo que quieren.
Emma sintió un nudo en el estómago, la realidad de sus palabras comenzaba a calar. —¿Qué significa eso para nosotros? ¿Estamos atrapados en un ciclo del que no podemos escapar?
Nicholas la miró intensamente, como si buscara algo en su rostro. —No. Estoy dispuesto a luchar por nosotros, a protegerte a ti y a lo que hemos comenzado a construir. Pero necesito que confíes en mí.
Las palabras flotaron entre ellos, cargadas de significado. Emma comprendía que, a pesar de todo, había un camino por recorrer. Se sentía más cerca de él, pero también más vulnerable. —Prometo confiar en ti, Nicholas. Pero debemos ser transparentes el uno con el otro.
—Así será, Emma. No quiero más secretos entre nosotros. —Nicholas inclinó la cabeza, su mirada penetrante y llena de promesas—. Te lo juro.
Mientras se abrazaban, Emma sintió que su mundo había cambiado, que la verdad había comenzado a desatar un torrente de emociones. Con cada revelación, cada secreto compartido, la conexión entre ellos se volvía más fuerte. Aun con el peligro acechando en las sombras, había una nueva esperanza. Habían dado un paso hacia la verdad, y juntos estaban listos para enfrentarlo todo.
La atmósfera en la habitación había cambiado drásticamente. La luz del atardecer se desvanecía lentamente, tiñendo el espacio de un suave resplandor anaranjado. Emma se apartó un poco, mirándolo con una mezcla de admiración y preocupación. La revelación del oscuro pasado de Nicholas había sacudido los cimientos de su confianza, pero también había avivado la llama de su deseo por él.
—Nicholas, lo que me has contado es… abrumador —dijo, su voz suave pero firme—. Pero necesito saber más. No puedo arriesgarme a caer aún más en un mundo que no comprendo.
Él asintió, la seriedad en su expresión dejando claro que comprendía la gravedad de sus palabras. —Lo entiendo, y estoy dispuesto a explicarte todo. Pero primero, quiero que sepas que lo que hemos comenzado es real. No se trata solo de un contrato. Tú significas mucho más para mí de lo que imaginabas.
Emma sintió que su corazón latía con fuerza. La sinceridad en su mirada era un bálsamo para sus dudas. —¿Qué significa eso, realmente? ¿Qué estás dispuesto a hacer para protegernos?
Nicholas se pasó una mano por el cabello, como si buscara la mejor manera de articular sus pensamientos. —Hay fuerzas en mi familia que no se detendrán ante nada para mantener el control. Saben que estoy cambiando, que tú has llegado a ser una parte importante de mi vida. Quiero asegurarme de que estés a salvo, incluso si eso significa mantenerte alejada de mi mundo.
—¿Alejada? ¿Eso es lo que piensas hacer? —preguntó Emma, una chispa de desafío en sus ojos. El instinto de protegerla era fuerte en él, pero su espíritu indomable le daba un nuevo sentido de propósito.
—No quiero que te veas envuelta en esta lucha. Mi familia no acepta la debilidad, y tú eres todo lo que me hace humano. —Él avanzó hacia ella, su voz baja y cargada de emoción—. Pero no puedo alejarme de ti.
Emma sintió cómo una ola de emoción la invadía. La pasión que compartían, los momentos robados entre ellos, todo parecía cobrar un nuevo sentido. —¿Y si no quiero estar alejada? ¿Y si quiero enfrentar esto contigo?
Nicholas la miró, su expresión seria pero con una chispa de esperanza. —Entonces tendrás que estar lista para enfrentar el peligro. Mi familia no se detendrá, y lo que hemos construido estará en la línea.
—Estoy lista —respondió ella, su voz firme y decidida—. Si esto es un viaje, quiero hacerlo contigo. No puedo ser parte de tu vida solo a medias. Quiero ser tu compañera, en todo sentido.
Un destello de gratitud iluminó los ojos de Nicholas, y sintió que el peso de su mundo se aliviaba un poco. Se acercó más a ella, sus manos en su cintura, la atrajo hacia él, llenando el espacio entre ellos de electricidad. —Nunca había deseado a alguien así, Emma. Te necesito a mi lado.
El aire entre ellos estaba cargado de tensión, y Emma se perdió en la profundidad de su mirada. En ese instante, toda la confusión y el miedo se desvanecieron, dejando solo el deseo ardiente que los envolvía. Se inclinó hacia adelante, sus labios rozando los de él, y el roce provocó un fuego en su interior.
—Nicholas… —susurró, sintiendo cómo su cuerpo respondía al suyo—. Prometeme que enfrentarás lo que venga, que no dejarás que nada ni nadie nos separe.
—Te lo prometo —respondió él, su voz unronca y llena de intención—. Haré lo que sea necesario para protegerte.
Con esa promesa resonando en el aire, sus labios se encontraron en un beso apasionado, como si el mundo exterior hubiera desaparecido. La conexión entre ellos se profundizaba, y con cada roce, cada susurro, el camino hacia la verdad se volvía más claro. Estaban dispuestos a enfrentar lo que viniera, juntos. Emma sabía que, a pesar de los peligros que se cernían sobre ellos, había encontrado a alguien que realmente la veía, la deseaba y la necesitaba.
A medida que se entregaban a esa nueva intensidad, Emma se dio cuenta de que, tal vez, su amor podría ser lo suficientemente fuerte como para superar cualquier obstáculo que la vida les lanzara. En el eco de esa revelación, la confianza comenzaba a florecer, construyendo un puente entre sus corazones que nada podría destruir.