Lorena siempre ha amado a su esposo, ha sido su único amor desde la época de la escuela; sin embargo, ha descubierto algo terrible.
¿Podrá Lorena soportar todo y volver a empezar?
Gabriel lleva cargando por años una culpa que no logra superar; se muestra frío y distante para que no descubran su debilidad; mientras está inmerso en una carrera política que lo podría llevar a la presidencia.
¿Podrá algún día volver a amar?
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9. La realidad que vive ahora
Lorena salió de la oficina acompañada de Magaly, quien estaba muy feliz de que haya conseguido el trabajo; piensa que le dará aire fresco a todo el equipo. Le muestra su lugar de trabajo que está al lado de la oficina de Gabriel, los estantes y la pila de documentos que deberá ordenar, así como la agenda del candidato presidencial.
- "¿No sería mejor tenerlo en formato digital?", preguntó Lorena.
- "Gabriel Larrea es muy tradicional en ciertos aspectos, tiene muy buena memoria así que recuerda todo lo que debe hacer, pero debes registrar en la agenda para el resto, como no le gustaría que por algún error informático la información sea expuesta, o que se descuide su información sobre sus actividades, así que guárdala bajo siete llaves, (entregando las llaves) te las entrego; puedes preguntar si algo no entiendes, pero no sé si realmente pueda ayudarte", dijo Magaly encogiendo los hombros.
Lorena solo sonrió, encendió la computadora y revisó el tipo de expedientes que había, lo primero que debía hacer era organizar todo ese desorden para luego entender mejor las cosas. "Bueno Lore, es hora de ponerte a ordenar", se dijo a si misma, se quitó el saco, lo puso en el respaldo de la silla, y empezó a trabajar; pronto Gabriel y Augusto pasaron por el lugar para ingresar a la oficina, era inevitable notar que sin el saco y con aquella blusa blanca la grácil cintura de la mujer que se ha convertido en su secretaria.
Ella no dio mucha importancia, ya que los había saludado en la entrevista y no era necesario volver a hacerlo, además tenía mucho trabajo para distraerse.
Gabriel sacudió su cabeza y siguió avanzando, había olvidado como se sentía estar realmente interesado en una mujer, Augusto cerró la puerta al ingresar.
- "Debe gustarte mucho la nueva secretaria, que no te importó mi opinión", dijo Augusto.
- "Es una mujer muy interesante, pero se nota que ha venido a trabajar, no a coquetear conmigo; es capaz de sobrellevar situaciones incómodas rápidamente y hasta ponerte nervioso, que te obliga a hacer preguntas impertinentes. Estoy harto de las muchachas que traías, ella es diferente y por eso la contraté, si hace mal su trabajo se irá como todas, pero si lo hace bien, seremos los más beneficiados", manifestó Gabriel.
- "Bueno espero tengas razón, al menos es agradable a la vista, ¿saldrá con alguien?, tal vez debería invitarle un café y disculparme", expresó Augusto con una sonrisa extraña.
- "No creo que con un café arregles tu impertinencia, será mejor que mantengas tu distancia. No me había dado cuenta de algunas ideas tuyas, te recuerdo que tengo dos hijas a las que nunca me gustaría que las trataran de esa forma cuando sean adultas. ¿Tanto te desagrada que esté divorciada?, creo que tienes algunas ideas anacrónicas que deberías replantear; cuestionar eso en una entrevista de trabajo es algo muy fuera de lugar. Te voy a pedir que tengas mucho cuidado en la manera de expresarte, esa no es una imagen que me gustaría mostrar a mis votantes", dijo Gabriel de manera seria.
Augusto notó con certeza absoluta que debería tener más cuidado con Gabriel, no era como la mayoría de políticos que muestran una imagen y una pose hacia el exterior, pero en el fondo solo les importaba su beneficio personal.
- "Tienes razón Gabriel, ya tengo varios años y no me he deshecho de ciertas ideas; tendré cuidado", manifestó Augusto de manera hipócrita, solo no quería arruinar los planes que tenía trazados.
Cuando salió, dirigió una mirada severa hacia Lorena, quien solo siguió con su trabajo, realmente había mucho desorden en esa oficina.
Por otro lado, Alberto Calle está teniendo problemas con su esposa Paulina, quien parece sentirse aburrida, de que él pase más tiempo en la casa; pese a que pudiera ser de ayuda con su segundo hijo que ha nacido hace dos meses.
Paulina se ha arreglado y está a punto de salir, había planeado algo que ansiaba hace tiempo, cuando Alberto llegó antes de la fecha programada.
- "¿Ibas a salir?", cuestionó Alberto.
- "Pues sí, se supone que llegabas en una semana", respondió Paulina con molestia.
- "El trabajo terminó antes de lo planificado y vine de inmediato. Sebastián es aún muy pequeñito y no deberías dejarlo solo", manifestó Alberto, dejando su equipaje en el cuarto.
Cuando llegaba a casa con Lorena, ella se apresuraba en atenderlo, Paulina, en cambio, siempre estaba cansada, absorta en su mundo y sin preocuparse por él. Estos meses en que su primera esposa había salido de su vida, pudo percatarse que Paulina no era para nada alguien que lo cuidara con devoción; dándose cuenta de la realidad que vive ahora.
- "Tenemos niñera, Alberto, no me voy a quedar metida en la casa, voy a ver algunos proveedores, voy a reflotar la tienda; tengo muchas ocupaciones", manifestó Paulina con molestia.
- "Solo te digo que él es pequeño...", insistió Alberto.
- "Pues ya llegaste, velo tú", expresó Paulina con una sonrisa, dándolo un beso volado y saliendo sin prestar atención a las palabras de Alberto.
Alberto va a ver a su pequeño, está durmiendo, luce tan diferente a su primer hijo, Albertito es su viva imagen, en cambio, Sebastián parece lucir más parecido a su madre, bueno así le dice Paulina al apreciar que su segundo hijo no tiene ningún parecido con Alberto.
Paulina camina un par de cuadras, hasta que un automóvil se detiene a su costado, ella le sonríe al conductor, para luego subir al vehículo. Una vez dentro se besa apasionadamente con el piloto.
- "Demoraste", dijo el hombre.
- "Llegó el estúpido de mi marido", respondió Paulina.
- "¿No que llegaba en una semana?", replicó el hombre.
- "Estoy harta, antes solo estaba poco tiempo y se largaba por sus muchos trabajos", se quejó Paulina.
- "Ni modo, igual no cambiamos los planes. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez y te tengo hartas ganas", expresó el hombre acariciando sin reparo el cuerpo de Paulina.
- "Yo también, guapo, yo también", dijo Paulina, al hombre que está a su lado y tiene los mismos ojos que su segundo hijo, para luego darse un apasionado beso francés.
Paulina lleva teniendo relaciones paralelas hace tres años, este hombre es su tercer amante, Alberto nunca sospechó lo que ocurría porque pasaba poco tiempo con ella; cuando por fin lo descubra sentirá el dolor de la traición, había cambiado lo mejor por lo menos.