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Oro

Oro

Status: En proceso
Genre:Intrigante / Malentendidos / Pareja destinada / Secretos de la alta sociedad / Viaje a un mundo de fantasía / Edad media
Popularitas:44.2k
Nilai: 5
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Sexto libro de la saga colores.

Tras seis años encerrada en un convento, Lady Tiffany Mercier encuentra la forma de escapar y en su gran encrucijada por conseguir la libertad, se topa con Chester Clark, un terrateniente que a jurado, por motivos personales no involucrarse con nadie de la nobleza.

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5. Lucha interna

...TIFFANY:...

La sirvienta sirvió té en tazas de porcelana fina.

Agradecí y tomé la mía de la mesa, pero recordé que debía hacerlo con sencillez y no como una noble.

Intenté imitar al Señor Chester, pero él ignoró la aza y la tomó por el lado equivocado, donde el calor se acumulaba más, pero no parecía estar quemándose.

Estaba sentado en un sillón individual que lucía bastante pequeño en comparación a él, no me sorprendía si las patas terminaban rotas.

Aparté mi vista y observé el lujoso salón.

Todo en ese palacio lucía muy costoso, casi como de la realiza, de pronto volví a sentirme como si estuviera de vuelta entre nobles hipócritas.

Había una mujer mayor en silla de ruedas cerca de unas grandes ventanas que daban vista a los imponentes jardines.

Una niña como de tres años jugaba con ella, mostrándole los juguetes que estaban regados sobre la alfombra.

La duquesa agitó la cuchara de plata dentro de la taza y eso volvió a centrar mi atención al frente.

Era una mujer pequeña, pero de una hermosura notable, sus cabellos también eran de color miel brillante, con ondas que caían sobre sus hombros descubiertos. La ropa era preciosa, un vestido color vino y joyas de rubí adornando su cuello.

Estaba embarazada, su vientre se veía abultado.

— Señor Chester, me alegra verlo — Dijo, de forma amigable.

— Su excelencia, gracias por recibirnos.

El duque estaba de pie, un hombre bastante guapo, con la piel canela y los cabellos negros y un bigote marcado, ojos oscuros que parecían tragarse la luz y un traje fino de color negro.

Estaba de pie, detrás del sillón donde la duquesa reposaba.

Si atención se fijaba mayormente en Chester, tenía expresión seria.

— ¿A qué debemos su visita? — Preguntó, su voz era cautelosa — ¿Sucede algo con la escuela?

— En lo absoluto, todo está en orden — Dijo él, fijó su atención en mí y los duques también me observaron.

Cuando nos presentamos, ellos no pudieron ocultar su curiosidad, aunque no eran como las campesinas, sabían como disimular sus miradas ante mi aspecto.

— La Señorita Tiffany Meriel necesita un trabajo ¿Me preguntaba si hay algo disponible para ella en la escuela?

La duquesa me evaluó — ¿Eres mayor de edad?

— Tengo veinticuatro años.

— ¿Qué sabes hacer?

— Sé hacer muchas cosas, pero si se refiere a lo que es relevante para una escuela, se leer y escribir, también aprendí un poco de pintura — Dije, guardando algunas cosas, no quería delatarme ante el Señor Chester.

La duquesa sonrió — Excelente, serás la ayudante de la institutriz Merida.

El señor Chester se tensó — ¿Y las otras institutrices no necesitan una ayudante?

— Las otras institutrices ya tienen ayudantes y son más especializadas en áreas avanzadas, la señorita Tiffany tiene lo básico para ser de utilidad a Merida — Dijo la duquesa e hice una inclinación de cabeza.

— Muchas gracias, me esforzaré de la mejor forma.

— Trabajarás tres veces a la semana, los lunes, miércoles y viernes.

— Está bien para mí — Me sentí emocionada por tener un trabajo.

— Por cierto ¿Cómo van sus lecciones señor Chester? — Preguntó el duque y me sentí curiosa.

¿El señor Chester también daba lecciones?

— Voy bien — Cortó, bebiendo de su té, el duque Edward arqueó las cejas y me observó.

— Espero que con usted como ayudante, se le haga más fácil al señor Chester aprender a leer y escribir — Dijo y él casi derrama el té.

Me sorprendí ¿El señor Chester no sabía leer ni escribir? Me arrepentí de haber soltado aquellas críticas sobre la gente analfabeta.

Se avergonzó ante mi mirada.

— No tiene que ventilar esas cosas...

— Edward, cada quien aprende a su tiempo — Le reprendió su esposa — No debes minimizar sus esfuerzos.

— Cierto, el señor Chester hace lo que puede — Se burló el duque, lo estaba haciendo al propósito.

¿Por qué lo miraba con tanto recelo?

Él dejó la taza sobre la mesa.

— Debemos retirarnos ya, tengo otros asuntos y no podemos quedarnos más tiempo — Se levantó, aún con expresión incómoda, hizo una reverencia — Gracias por todo.

Tuve que dejar mi té, ni siquiera lo probé.

También hice una reverencia y ambos la devolvieron.

— Gracias por la oportunidad.

— Descuida, linda, es mi deber ayudar a otras mujeres — Dijo la duquesa, con una sonrisa.

¿Linda yo?

Salí del salón, siguiendo al señor Chester, que por lo visto quería huir.

Llegamos a la entrada y subió al caballo después de agradecer al lacayo que se quedó a cuidar del animal.

Extendió su mano para ayudarme a subir.

— Debería ir adelante — Dijo, dando una palmada al espacio que quedaba frente a él y me tensé.

¿Tan cerca? ¿Con él detrás de mí?

— ¿Cómo?

Se rió y por un instante creí ver a Sebastian en toda su expresión. Me quedé parpadeando, debía estar loca, pero detallando más a Chester, se parecía mucho en la forma de los ojos y del rostro.

Al parecer seguía fantaseando con mi primo.

— Es broma — Volvió a ponerse serio.

— No veo que esto sea un circo.

Me evaluó desde la altura, inclinando su cabeza a un lado, allí sobre su caballo, se veía más imponente.

— ¿Todas las monjas son así de amargadas?

Fruncí el ceño y volvió a tender su enorme mano.

La tomé, se sentía rústica por los callos.

Subí a la parte trasera y rodeé su cintura.

Mi corazón volvió a latir a prisa, su espalda era tan ancha que no podía ver el camino de adelante, a duras penas lograba rodear su cintura.

Se sentía firme bajo mi agarre y empezamos a andar de vuelta.

No es que no supiera cabalgar, es que solo sabía montar como una noble y allí si me iba a descubrir, nunca me atreví a hacerlo a arcadas porque mi madre tendría otro motivo más para despreciar mi forma de ser.

En todo caso, sería extraño que una monja supiera cabalgar.

No podía dejar de sentir miedo a estar tan cerca de un hombre, pero con los paisajes y la tranquilidad del camino, lograba calmarme.

...****************...

Barrí toda la casa, sacando polvo y telarañas hasta de las esquinas.

Todo estaba muy sucio

Empecé por el patio, los perros corrían de un lado a otro, queriendo jugar conmigo. Pensé que eran agresivos, pero resulta que eran juguetones y se dejaban acariciar.

Regué las plantas que colgaban del techo, las pobres estaban casi marchitas.

Usé otra escoba para barrer el interior, empezando por la sala, el largo corredor y también la cocina y el comedor.

Con el plumero fui quitando las telarañas de los faroles del corredor y también de las paredes.

Me enfrasqué en las habitaciones, primero en la que estaba usando y luego me atreví a entrar en las demás.

Había dos frente a mi puerta.

Abrí la de la derecha y entré.

Encontré una habitación igual de sencilla, pero con una cama enorme y supuse que debía ser del Señor Chester.

Si él era grande lo demás debía ser más grande.

Mi rostro se sintió sonrojado sin razón.

Empecé a barrer.

Tenía un armario y un escritorio.

Ordené el escritorio, hallando números y cuentas. Organicé los papeles, apilando correctamente y también habían libros, los abrí, eran de literatura y escritura.

Encontré unos garabatos poco entendibles escritos en unas libretas.

— Oiga ¿Que hace? — Gruñó Chester y me sobresalté.

Entró a la habitación, tenía la ropa sudada y un sombrero de paja.

— Este lugar parece abandonado, organizo y limpio — Dije, cerrando las libretas y acomodando el tintero.

— ¿Ojea mis apuntes? — Señaló con la mirada.

Salí de detrás del escritorio.

— ¿Por qué le apena ser analfabeta?

Apretó su mandíbula — Yo no soy analfabeta.

— No se preocupe, podría ayudarle.

Me mantuve alejada, estar en una habitación con un hombre me hacía sentir indefensa, pero el Señor Chester ni siquiera me miraba de más y eso lo agradecía.

Obviamente, yo no le parecía bonita.

En eso también se parecía a Sebastian.

Algo en mí se sintió decepcionado.

¿Por qué estaba pensando en eso? Lo menos que deseaba era a un hombre cerca de mí.

— No hace falta. Vine a avisarle que cuando quiera llamarme para almorzar, toque la campanilla que está en el patio trasero, así no tendrá que ir a los sembradíos a buscarme y sirva cuatro porciones, tengo tres obreros trabajando para mí — Gruñó, con expresión temperamental y se giró para salir de la habitación — No hace falta que limpie mi cuarto, yo lo hago por mí mismo.

— No lo hace bien.

Volvió a observarme, con las cejas fruncidas.

Bajó su mirada y tomó una postura erguida.

— ¿Qué hace descalza?

Bajé mi mirada y junté mis pies.

— Es que así es más cómodo para mí, de tanto usar zapatos duros, me lastimaron los pies — Señalé mi talón maltratado.

— Se ensuciará los pies, el suelo es frío, se va a resfriar — Tenía expresión indiferente.

Bajé mi mirada a sus pies, eran grandes y varoniles.

— Usted también está descalzo.

— No iba a entrar con mis botas llenas de tierra — Salió de la habitación y me quedé observando como se le marcaban los músculos de la espalda gracias al sudor.

Tomé la escoba y seguí barriendo.

La siguiente habitación era muy parecida y también había una cama enorme.

...****************...

Salí hacia el patio trasero.

Había un depósito para leña y también corrales con cerdos hambrientos que se acercaron a pedir comida cuando apoyé mis brazos de la cerca.

Olía a excremento, pero por alguna razón nada me molestaba.

Ese lugar me estaba haciendo sentir de mejor ánimo.

Los campos y la sencillez de la casa, me traían mucha paz.

Habían unas vacas comiendo pasto y también un gallinero.

Me mentí dentro para sacar unos huevos.

Las gallinas estaban un poco ariscas, pero se acostumbraron a mi presencia pronto, saqué cinco huevos en una cesta y volví al interior de la casa.

Hice el almuerzo y toqué la campanita que colgaba de un farol en la pared.

Volví adentro para servir la comida.

Después de minutos escuché unos pasos en el corredor.

— La comida está lista — Dije y Chester observó la mesa repleta de platillos — No sabía que le gustan, coloqué varias opciones.

— Cualquier cosa está bien.

— ¿Y los obreros?

— Comerán afuera.

— ¿Por qué afuera? — Fruncí el ceño — Es de mala educación.

— No son invitados.

— Pero, le ayudan en el trabajo.

— Les pago para hacerlo, además, prefieren comer afuera.

— Aún así, es de mala educación — Caminé hacia la puerta trasera y salí al patio.

Había tres adolescentes riendo y jugando con el agua de un balde entre ellos.

— ¡La comida está lista, pasen a almorzar! — Grité y se quedaron observando hacia mí.

— Señorita, gracias — Dijo uno, ondeando su mano — Pero, comeremos aquí afuera, bajo el árbol.

— ¿No prefieren sentarse?

— No, nos gusta comer al aire libre.

Volví hacia adentro.

Chester me observó muy enojado.

¿Por qué tanto mal humor?

— Se lo dije, comen afuera. No es necesario que sea tan amable.

— ¿Qué tiene de malo ser tan amable? — Pregunté, sin entender su irritación.

Volvió a la cocina.

Me quedé sentada en la sala después del almuerzo.

El lugar era solitario, así que no había mucho con lo que entretenerse.

Me puse a leer unos libros que encontré en uno de los baúles de la habitación donde dormía.

Eran de medicina.

Extrañaba los libros que no trataban temas religiosos.

Los libros eran sobre medicina natural, plantas y recetas para crear infusiones, bálsamos y hasta jarabes.

Se hizo de noche, volví a cocinar y dejé la cena hecha.

Era muy tarde y el Señor Chester no volvía del trabajo, así que me marché a acostarme.

Obispo apareció con una sonrisa afiliada, se relamió los labios antes de aproximarse.

Empecé a forcejear, dando gritos y sollozando al sentir sus manos en mi piel, entre mis piernas.

Dolía, así como sus horribles embestidas.

Volví a gritar hasta despertar con los ojos abiertos de par en par.

No estaba en el convento, estaba en a salvo.

Derramé lágrimas.

Estaba empapada de sudor y me giré para abrazar una almohada.

Lloré en silencio.

Puede que escapara, puede que yo ya no estuviese allí, pero el tormento en mi interior no tenía cura.

Estaba manchada, estaba sucia.

Una luz se filtró por debajo de la puerta y contuve la respiración cuando se quedó allí.

— Señorita ¿Se encuentra bien? — Preguntó Chester, sin hacer ademán de entrar.

Tragué con fuerza — ¡Sí, estoy bien, solo fue una pesadilla!

Después de unos segundos, la luz se alejó.

Por un instante deseé que no volviera la oscuridad.

1
Yanelkis Fernández
Feliz año nuevo autora y para todas l@s que siguen la novela, excelentes capitulos
Jaqui Zamora Chavez🇲🇽
Excelente
Olga Ortiz
esa vieja lo que es es una frustrada, seguro quiso hacer muchas cosas lujuriosas y no pudo y paga todo con su hija porque ella si encontró un hombre bueno y de paso está bueno 🥰😄
Liliana Diaz
esa vieja bruja ,para mi que esa vieja lo nuestro esta traumada porque a lo mejor ella estaba enamorada de otro hombre y no de sus esposo o no es la madre de tifany
Issa
creo que esa vieja no es la madre será que tiffani es hija de un lesliz de su padre
Sixta Tulia Blanco Gomez
será tiffany producto de una violacion ohija del señor con una amante porque que odio de esa vieja desgraciada,lo bueno que no la toquen esos malditos y que lleguen los locos cazar monjas y obispo y salvé a las otras chicas
Marcela Lopez
estupendo,ella no es su madre
Dulce Cira
Yo aquí pensando esa señora de ojos lujuriosos 🤭🤭🤭no debe ser la madre de esos chicos da la impresión que sea una vieja estéril que le tocó aguantar que su marido se acostara con otra para tener a su descendencia y odia más a la pequeña porque con un hijo pá más niño ya era suficiente y no pues el hombre siguió y nació la traviesa la cuál odia aún más 😑😡😡😡son hijos criados sin amor 💔 en una familia de solo apariencias 😏 dónde ella es una vieja frustrada y obstinada que decidió el lujo aguantando todo lo demás 🥺🥺 pobre ver semejante Filete 🫣😋
Sara Ramírez
vieja libidinosa rechupandose los dedos con el guapo de Chester me imagino lo turbia que ha sido su vida ojalá el grupo de guapos descubran todos y la hagan pagar.
𝓔𝓶𝓪𝓷𝓭𝓮𝓻 🖤
No la hacen pendeja😂
Micaela Alcaraz
Que vieja sinvergüenza 😡
Mírala a la Leidy jajaja mirando de más a su yerno 🤣🤣
Francisca Miranda Garcia
hay que no los descubran, esa triste vieja de la madre es la más aferrada en encontrarla, purs que daño le hizo su hija para comportarse asi
Melisuga
Un mal hábito que deben eliminar lo antes posible.
Letizia Mar
algo trama la vieja víbora 🐍 está 🤔
Olga Ortiz
que buena está la novela
Olga Ortiz
ayer bueno que thifany va a enfrentar a su familiay sobre todo que sus primos la apoyan
Sandra Haydee Moraga Muñoz
feliz año autora,que sigas cosechando éxitos con tu gran talento que tienes plasmando con tu pluma la gran imaginación que posees deleitándonos con tus hermosas historias.
Katsof Muri
Gracias por este capítulo 💖💓💗💖 💞 ya me imagino la cara de la vieja crápula que se dice llamar madre cuando vea a toda la familia reunión ,creo fielmente que le dará un soponcio y Tiffany se va a desahogar le dirá lo que tiene guardado por años con él apoyo de su querido Chester y su familia será cada vez más fuerte.
Katsof Muri
Feliz año nuevo para tod@s ,en especial para ti Bella Escritora espero que tú año este lleno de éxitos tanto espirituales como materiales y Dios nos otorgue un año con muy buena salud ,trabajo ,dinero ,amor, paz,etc....
Paulina Ruiz
Que raro /Right Bah!/que solo fue la vieja bruja a buscar a Tiffany.
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