MATRIMONIO CON UN DESCONOCIDO

María Eugenia estaba que brincaba por irse a la cama, pero en el momento que lo mira, da media vuelta, lo escucha decir.

-ya te lo había dicho, no me gusta compartir la cama, tú estás muy bien ahí, me alegra saber que estás pensando con la cabeza, haciendo lo que se te pide.

Ella se quedó sin palabras al escucharlo, no podía creer que no fuera nada caballero y molesta le grita.

-Tú no eres nada caballero, eres un patán, mira que mandar a una mujer como yo a dormir al sofá; eso habla muy mal de ti, realmente compadezco a la mujer que verdaderamente se convierta en tu esposa verdadera.

Realmente deberías de aprender de ese hombre que me rescató hace rato, ese sí es un caballero, me cuidó tan bien que ningún rasguño me hice y tú que supuestamente vas a ser mi aliado, me tratas muy mal.

Nain se recostó en la cama, aunque le dio risa escuchar lo que le decía, divertido le dice.

-María Eugenia, tienes que dejar de confíar en los desconocidos, por eso te pasa lo que te pasa; solo mírame, yo no soy un caballero y la verdad no lo quiero ser.

Puede que ese joven que te salvó sea peor que yo y sea un asesino, un hombre más cruel que el tal Andrés.

No porque alguien te tiende la mano significa que sea bueno; desconfía un poco de las personas que están a tu alrededor, deja de pensar que solo por ser la hija de Óscar Romero, nadie te va a lastimar.

Hay mucha gente mala en este mundo, que realmente no se la pensaría para lastimarte, aprende de esta experiencia conmigo y no vuelvas a hacer las mismas tonterías que has hecho hasta hora.

Después de decir eso, apagó los focos, cerró sus ojos para dormirse, pero en ese momento la escuchó decir.

-Nain, ya que tú me estás pidiendo un favor de ir con tus amigos y jefes de trabajo, para presentarme como tu esposa; creo que tú también vas a tener que hacer lo mismo mañana por la noche, mis compañeros de la universidad y conocidos me han hablado para que te lleve a un bar, quieren conocerte.

Si tú te niegas a ir conmigo, entonces yo me negaré a ir con tus amigos.

Nain prende los focos, pensó en levantarse, pero María Eugenia solo se acomodó en el sofá y cerró sus ojos, para ignorar cualquier cosa que quisiera decirle.

Ya no pudo decirle nada, solo volvió a recostarse, apagó los focos y cerró sus ojos, estaba molesto por lo que le había dicho, pero sabía que tenía razón, eso de ir con sus amigos era realmente un favor para él, en nada le ayudaba a ella ir a ese lugar.

María Eugenia se sentía muy cansada por todo lo que había estado caminando en la empresa de su padre, aunque claro solo conocieron los encargados de las áreas principales.

Que en el momento que cerró los ojos se quedó profundamente dormida y esa noche soñó con algo que nunca se hubiera imaginado.

Sueño:

Ella estaba discutiendo con Andrés fuera de su casa tal como pasó todo, pero en esta ocasión ese hombre misterioso después de golpearlo toma su mano y empiezan a correr.

Ella lo seguía, aunque su corazón lo sentía latir con mucha fuerza, subieron a un carro convertible de vip plaza; él conducía mientras que ella iba sentada en el asiento del copiloto, aunque no dejaba de verlo, pero su rostro estaba cubierto.

Ni en su sueño podía ver quien era, pero se sentía extrañamente bien a su lado, estaba disfrutando de ir a su lado, de ese escape tan repentino.

Terminaron saliendo de la ciudad y como todo sueño podían brincar de un lugar a otro, llegaron a una de las playas.

Ella bajó del carro y empezó a correr por la arena, mientras ese hombre la seguía, cuando llegó a la orilla del mar, sus pies ya no traían zapatos, dejó que el agua la tocara, mientras que ese hombre se para a su lado.

Parecía un gran sueño, quedó frente a él y pensó en quitarle ese cubrebocas, esa visera, quería ver su rostro, conocer a su héroe; pero un gran sueño termino en una pesadilla, en el momento que escuchó la voz desagradable Nain, retumbaron en ese sueño, recordándole que no podía confiar en toda la gente porque podría ser muy malo para ella.

El hombre frente a ella no solo no dejó que viera su rostro sino que la tomó de las manos y cuando menos pensó ya estaban en una habitación.

Ese hombre le quitaba la ropa a trozos, le dio algunos golpes en la cara, hasta que la tiró en la cama; ella gritaba, trataba de golpearlo con sus manos, de patearlo, pero la fuerza que ese hombre tenía era demasiada, para poder defenderse.

Cuando el hombre se colocó en medio de sus piernas, recostándose encima de ella, en el momento que tuvo ese rostro enfrente, mira la cara de Nain.

María Eugenia se queda sorprendida y en ese momento lo escucha decir.

-Te lo dije muchas veces, no confíes en extraños, porque puedes pasarla muy mal.

Pienso darte una lección que nunca vas a olvidar, para que empieces aprender sobre lo duro que es la vida, porque a personas como tú, solo a golpes se les enseña.

María Eugenia no quería eso, gritaba para quitárselo de encima, no quería estar ahí, llegó un momento en el que no supo si estaba soñando o era realidad.

En ese momento escuchó la voz muy lejos de Nain que le decía.

-María Eugenia, despierta, despierta, estás teniendo una pesadilla, vamos despierta, mujer tonta.

Fin del sueño.

Ella abre sus ojos y lo primero que mira es a Nain muy cerca, grita desesperada “aléjate de mí” aún sentía que estaba en su sueño.

Nain le sonríe y tranquilo empieza a decirle.

-Cálmate, fue solo un sueño, no te va a pasar nada, no voy a dejar que nadie te lastime, pero deja de gritar que no me dejas dormir.

María Eugenia al escucharlo se da cuenta que todo había sido un sueño, se sintió más tranquila y empezó a llorar, sin querer terminó abrazándolo de la cintura, hundiendo su rostro en su pecho, estaba desconsolada.

Nain resopló y terminó dejándola, aunque no correspondió a sus brazos, solo se quedó quieto esperando a que se calmara.

Duró casi treinta minutos así, cuando ya se sintió un poco mejor, se separa de él; se empieza a limpiar sus lágrimas y con una voz decaída le dice.

-Discúlpame por esto, pero realmente llegas a ser muy cruel hasta en mis sueños.

Nunca me gustaría pasar por algo así, por eso pienso hacerte caso, necesito ser más fuerte y también quiero aprender defensa personal; dime Nain, ¿tú me podrías enseñar?

Nain se empezó a reír, movió la cabeza a los lados en negación, pero no le contestó nada; la ayudó a levantarse del suelo, porque se había caído.

Resignado, termina diciéndole que duerma en la cama y acomodan unas almohadas en medio para que nadie cruzara la línea.

Al día siguiente Nain despertó a las 6 am, se levantó, se metió a bañar se puso un pantalón que era del mismo estilo que traía, y así eran todos los que tenía, siempre con bolsas a los lados en las piernas, flojos.

Sus playeras también eran iguales, de color blanca, de manga larga, flojas, nunca dejaba ver su cuerpo, no le gustaba llamar la atención.

Cuando estuvo listo salió de la habitación, bajó las escaleras y se sentó en la sala principal de la casa; ya que había decidido quedarse a ayudarle, necesitaba empezar a observar a toda la gente que vivía ahí.

Duró algunas horas sentado ahí, hasta que llegó María Eugenia, se paró enfrente de él y molesta le dice.

-¿Por qué no me hablaste? Me desperté y no te encontré en ningún lugar, por un momento pensé que te habías arrepentido de lo que me habías dicho anoche.

Nain volteó a verla de arriba a abajo y le gustó ver lo que traía puesto, le había hecho caso, se había puesto un short muy pequeño, que dejaba ver los moretes de su agarre en su pierna, realmente se miraban exagerados, demasiado llamativo.

Nain le hace una seña para que se siente a su lado. Ella frunce el ceño, no le gustó nada esa seña, sentía como que le ordenara y eso sí le molestaba.

Suspiró profundamente para calmarse y no empezar a pelear, terminó haciéndole caso, se sentó de mala gana.

Nain se le acercó, recogió un poco su cabello, parecía realmente un hombre enamorado y apasionado.

Se le acercó al oído, parecía que la estaba besando y con los gestos que hacía María Eugenia, por sentir su aliento pegando en su cuello, realmente parecía una escena erótica.

Nain se le acercó al oído y le susurró.

-Me alegra que me hicieras caso, ahora pasaremos el día aquí en la casa, como la supuesta pareja que somos, para que tu padre se sienta tranquilo y también vamos a hablar de lo que vas a pedirle a tu padre, sobre el trabajo.

María Eugenia no resistía que le hablara en el oído, sentía cosquillas, estaba haciendo que la piel se le erizara, hasta que escuchó lo del trabajo, eso la hizo cambiar sus facciones, dejando solo amargura y desacuerdo.

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Muchas gracias a todas espero que el capítulo les haya gustado ☺️

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