Siempre contamos la típica historia de una sirviente que se enamoró del hombre rico y la hermosa bruja malvada intensa separarlos que pasa si contamos las historia de la bruja, por ejemplo Ximena pasó de ser una cenicienta o blanca nieves a ser la bruja o la madrastra juzgada por todos a su alrededor sin saber sus miedos, traumas o fobias.
Darío es el diablo en persona el rey del inframundo (mundo de drogas, armas prostitución, etc) frío, tirano, arrogante amargado por ver que el amor de su vida su luz de esperanza esta perdidamente enamorada de un simple bufon.
Aunque Ximena lo ha olvidado estuvo una vez en su corazón por circunstancias de egoísmo ella lo olvidó.
Podrá el rey del inframundo sacar a Ximena de ese pozo de traumas. hacerle recordar quien era el verdadero amor de su vida.
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capitulo 14 a la mansion
Después de buscar un taxi para regresar a casa, Ximena recordó que ya era hora de retomar el volante. Desde niña, le parecía ridículo tener un chofer que la siguiera a todas partes, a pesar de las sugerencias e intentos de Roberto, su abuelo, para proporcionarle uno. Siempre se había negado rotundamente.
A mitad del trayecto, Ximena decidió que sería una buena idea pasar por la casa de Roberto y prepararle algunos deliciosos platillos. Así que habló con el chofer para cambiar la ruta y envió un mensaje a Sandro, el mayordomo, para informarle que su abuelo debería regresar temprano esa noche.
Roberto era una persona muy responsable y comprometida con su trabajo. Prácticamente, no salía de su despacho hasta resolver todos los problemas; era un hombre astuto y siempre un paso adelante.
Cuando Ximena nació, su abuela, esposa de Roberto, ya había fallecido, optando por una vida pacífica. Roberto adoraba a su nieta, quien, a los 16 años, logró ingresar a Harvard y, a los 19, se graduó con honores. Esto le permitió manejar con facilidad la corporación García, una empresa colosal.
A pesar de su vigilancia constante, Roberto aún no se había dado cuenta de que Ximena tenía su propia compañía inversora.
—Señorita, hasta aquí puedo llegar—, dijo el chofer al llegar a la entrada de la mansión de Roberto, que estaba fuertemente vigilada.
—No se preocupe—, respondió Ximena, pagó el taxi y caminó hacia la entrada. Utilizó una clave única, su huella dactilar y escaneo de ojos para acceder. Esta era la mansión principal de Roberto, y se podían contar con una mano las personas que podían ingresar.
—Niña Ximena, ¿cómo ha estado? —la saludó cordialmente Pool, el mayordomo de la familia. Los Wherber eran una familia cuya riqueza pasaba de generación en generación, al igual que sus empleados.
—Hace mucho tiempo que no te veía, Pool —dijo Ximena, contenta de verlo. Pool era el mayordomo de confianza de la familia.
—Es cierto, hace mucho tiempo que no la veía, y siempre será la niña más linda que he conocido—, hizo una reverencia. —¿Recuerda los protocolos?–
Para llegar a la puerta principal de la mansión, Ximena tuvo que pasar por tres anillos de seguridad. El mayordomo le indicó en qué automóvil subirse para llegar a la mansión.
—Muchas gracias, Pool—, expresó Ximena, sorprendiendo al mayordomo con su agradecimiento, algo poco común entre los Wherber.
El viaje transcurrió sin problemas y en apenas 7 minutos, Ximena estaba dentro de la mansión. Como era de esperar, todos los empleados la recibieron con cordialidad.
—Señorita, sea bienvenida de vuelta a la mansión Wherber—, la saludaron todos.
—Señorita, está haciendo frío. Pase, por favor, y póngase cómoda —la ayudaron a quitarse el abrigo, notando las bolsas de verduras y deduciendo que Ximena planeaba cocinar.
—Llamaré a las empleadas, tendrán lista la cocina—, informó una de las empleadas.
—El patrón acaba de informar que estará llegando a la mansión en unos minutos, señorita —agregó otra empleada.
—Eres un ángel, Pool. Gracias por ser tan atento — agradeció Ximena.
—Señorita, no tiene que agradecérmelo—, respondió Pool, sonriendo, sorprendiendo a los demás empleados al verla mostrar una expresión tan amable.