NovelToon NovelToon
Sombras De Luna Y Acero

Sombras De Luna Y Acero

Status: En proceso
Genre:Pareja destinada / Amor eterno / Amor en la guerra / Fantasía épica
Popularitas:10.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Mzartemisa

Amaris creció en la ciudad capital del magnífico reino de Wikos. Como mujer loba, fue entrenada para proteger su reino por sobre todas las cosas ya que su existencia era protegida por la corona

Pero su fuerza flanquea cuando conoce a Griffin, aquel que la Luna le destino. Su mate que es... un cazanova, para decirlo de esa manera

NovelToon tiene autorización de Mzartemisa para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La Caza y el Secreto Revelado

La noche caía sobre el bosque, envolviendo el paisaje en una oscuridad suave que solo era rota por el resplandor titilante de la hoguera que Griffin y Amaris habían encendido. A un día de distancia de Amanecer, el cansancio del viaje empezaba a hacerse notar, pero la paz que traía la naturaleza les brindaba un respiro necesario. El fuego crepitaba entre los troncos de madera seca, proyectando sombras largas y danzantes en las copas de los árboles, mientras las estrellas comenzaban a asomarse tímidamente en el cielo despejado.

Griffin, sentado junto al fuego, miraba las llamas con una expresión de tranquilidad. Sus ojos verdes reflejaban el brillo de la hoguera mientras sus pensamientos vagaban por las batallas recientes y la constante sensación de que algo había cambiado. Había derrotado al nigromante y su ejército de muertos, pero a su lado, sentada en silencio, estaba Amaris, una cazadora que siempre le había parecido tan distante como intrigante.

Amaris, por su parte, estaba en silencio, su postura relajada, pero sus sentidos alertas. El vínculo con su lobo interior nunca le permitía bajar la guardia, incluso en momentos de calma como ese. Miraba de vez en cuando a Griffin desde las sombras, estudiando sus movimientos, la manera en que respiraba profundamente como si intentara dejar de lado las tensiones de los días anteriores. Su presencia le afectaba más de lo que quería admitir; el lazo de mate tiraba de ella, reclamando que lo protegiera y lo guiara, aunque él no supiera nada de eso.

—Este lugar es tranquilo —comentó Griffin, rompiendo el silencio, mientras giraba el trozo de carne que asaba sobre las llamas—. Es extraño sentir tanta calma después de lo que enfrentamos.

Se refería al ataque de bandidos de hace unas horas. Unos bastardos pensaron que estaban de suerte al verlos en el camino e intentaron robarles. Para mala suerte de ambos, solo se necesito la daga de Griffin y la habilidad en el arco de Amaris para desarmarlos a todos y quitarles la vida. Aunque hubo una mujer que se rindió, mirándolo con ojos lujuriosos. Se ofreció, sabiendo la fama de Griffin de dejar vivir a aquellas que desearan una noche con él, pero aun así Amaris le corto la cabeza sin dudarlo

Amaris asintió, manteniendo su rostro sereno. Las palabras le pesaban en la lengua, pero no podía permitirse mostrarse vulnerable.

—La calma siempre es la antesala de lo inesperado —respondió ella con un tono más filosófico de lo habitual, sus ojos ámbar centelleando a la luz del fuego.

Griffin la miró de reojo, curioso por la elección de sus palabras. La cazadora siempre parecía más conectada con su entorno que cualquiera de los guerreros que había conocido. En ella había algo más, algo que aún no había podido desentrañar. Decidió no presionar, volviendo su atención al fuego y a la carne que empezaba a dorarse.

Tras unos minutos de silencio cómodo, Griffin se levantó de su sitio y ajustó el arco que llevaba en la espalda. Sentía una energía inquieta dentro de él, como si la necesidad de cazar, de estar en movimiento, lo llamara en la quietud de la noche.

—Voy a buscar algo más para cazar —dijo, señalando con la cabeza hacia el bosque oscuro que los rodeaba—. No me tomará mucho tiempo.

Amaris lo miró por un segundo, su instinto protector alertándose, pero no dijo nada. Sabía que Griffin podía valerse por sí mismo en el bosque. Aun así, una parte de ella sentía la necesidad de seguirlo. Esa necesidad de cuidarlo, de proteger lo que era suyo, siempre estaba presente. Pero no quería que él lo supiera. No todavía.

Griffin le dedicó una última mirada antes de adentrarse en el bosque, su figura desapareciendo entre las sombras de los árboles, moviéndose con la gracia de un cazador experimentado.

El bosque estaba en silencio, pero no en una quietud pacífica. Había algo más, una sensación latente de peligro que se aferraba al aire frío de la noche. Griffin caminaba despacio, manteniendo los sentidos alertas mientras avanzaba por el sendero. Su arco estaba en sus manos, listo para cualquier movimiento que pudiera detectar entre los arbustos o en las ramas de los árboles cercanos.

Los sonidos del bosque eran familiares para él: el crujido de las hojas bajo sus pies, el murmullo distante de un arroyo, el susurro del viento entre las ramas. Pero había algo más en el aire esa noche. Algo que lo inquietaba, aunque no podía identificar qué era. Se detuvo en seco, escuchando atentamente, tratando de discernir qué lo había puesto en alerta. Un leve crujido a su derecha. Algo se movía entre los árboles, pero no podía verlo.

De repente, el silencio se rompió con un rugido atronador que resonó entre los árboles, tan fuerte que los pájaros cercanos salieron volando en todas direcciones. Griffin giró rápidamente hacia el origen del sonido, justo a tiempo para ver una figura enorme emerger de las sombras. Un trol de las montañas.

El monstruo era descomunal, su piel grisácea y correosa reflejaba débilmente la luz de la luna, y sus ojos pequeños y brillantes estaban llenos de rabia. El trol, de unos tres metros de altura, llevaba un garrote improvisado, una rama masiva que blandía con una fuerza sobrehumana. Su boca se abrió en otro rugido mientras cargaba contra Griffin.

El tiempo pareció ralentizarse. Griffin intentó sacar su espada, pero el trol era demasiado rápido. El garrote cayó sobre él con una fuerza brutal, obligándolo a rodar hacia un lado para esquivar el golpe. Sintió el aire sacudido a su alrededor, el estruendo del garrote al golpear el suelo justo donde había estado.

Griffin sabía que no tenía mucho tiempo. Necesitaba su espada, la única arma que podría herir seriamente a un trol. Pero antes de que pudiera desenfundarla, el monstruo volvió a atacarlo. Esta vez, no tendría oportunidad de escapar.

Justo en el instante en que el trol levantaba su garrote de nuevo, un aullido desgarrador resonó desde la oscuridad. Una figura se lanzó sobre la criatura con una velocidad asombrosa. Griffin, desde su posición en el suelo, apenas tuvo tiempo de procesar lo que estaba sucediendo. La figura era un lobo, enorme, con un pelaje negro como la noche, y sus ojos brillaban con un furor incontrolable.

El lobo embistió al trol, mordiendo su brazo con tanta fuerza que el monstruo soltó un rugido de dolor. La bestia era rápida y letal, moviéndose con una precisión que dejaba a Griffin atónito. El lobo se lanzó al cuello del trol, desgarrando la piel gruesa y haciendo que la sangre brotara en torrentes.

Griffin aprovechó la distracción para levantarse, sacando su espada finalmente. Pero cuando la sostuvo en alto, esperando que brillara con la luz de Herodio, algo extraño ocurrió: la espada no emitió ningún resplandor. Griffin frunció el ceño, desconcertado. Siempre que se enfrentaba a criaturas oscuras o peligrosas, la espada brillaba con la luz de su dios. Pero ahora, en presencia de este lobo, la espada estaba apagada.

El lobo y el trol continuaban su feroz batalla. El trol trataba de sacudirse al lobo, pero la bestia era implacable. Con un último esfuerzo, el lobo mordió profundamente la garganta del trol, y el monstruo cayó al suelo con un estruendo ensordecedor.

Griffin, aun sosteniendo su espada, observó al lobo mientras se apartaba del cuerpo inerte del trol. La criatura se giró hacia él, sus ojos ámbar fijos en los de Griffin. Había una inteligencia en esos ojos, una mirada que no se correspondía con la de una simple bestia salvaje.

Griffin bajó lentamente su espada, aún desconcertado por la falta de reacción de la hoja. Sabía que el lobo no era una amenaza, de lo contrario, su espada habría brillado con el poder de Herodio. Pero ¿qué era entonces? ¿Por qué su arma no reaccionaba ante esta criatura?

El lobo, con el pelaje ensangrentado y el pecho jadeante por la batalla, lo observó por un largo momento. Luego, ante los ojos atónitos de Griffin, comenzó a cambiar. El cuerpo del lobo se retorció, su forma empezando a desdibujarse. El sonido de huesos crujientes y carne que se reconfiguraba llenó el aire.

Griffin retrocedió, su mente luchando por comprender lo que veía. Donde antes había estado un lobo, ahora se encontraba Amaris, de pie, desnuda bajo la luz de la luna, con los ojos ámbar brillando intensamente.

El cazador de recompensas, aun sosteniendo su espada, permaneció inmóvil, su mente llena de preguntas que no encontraba cómo formular. La verdad acababa de revelarse frente a él de una manera que jamás habría imaginado, y por primera vez en mucho tiempo, Griffin no sabía cómo reaccionar.

El silencio de la noche volvió a caer sobre el bosque, pero el aire entre ellos estaba cargado de tensión. Amaris, ahora en su forma humana, lo miraba fijamente, esperando la inevitable pregunta que sabía que Griffin no tardaría en hacer. Pero él solo la observaba, sus ojos verdes llenos de confusión y sorpresa.

Y en ese momento, la luna llena brilló con más intensidad, bañándolos a ambos en su luz plateada

1
María josé Alvarez
Realmente me encanta ésta novela. Está muy bien escrita y construída. Percibimos,y sentimos cada emoción y sentimiento que fue creciendo entre los protagonistas. Me encanta como escribís autora, un placer leer tu preciosa obra
Elsy Aguero
estoy esperando mas capitulos,y leer cuando van a llevar la relación mas aya que puros besos
Yimalia
excelente
Lorena Itriago
la plata no le hace daño a los lobos??
Elsy Aguero
vaya por fin se dieron el primer beso, que emocionante
Consuelo Flores
un hombre como el tiene pasado pero ya no debe ser importante solo Amaris lo debe ser
Elsy Aguero
muy buena la novela
Momoko_Kori
Me encanta tu escritura autora, además la historia es totalmente atrapante, espero que siga así
Momoko_Kori
Que triste
Consuelo Flores
la hacen de emoción para w pidamos el libro
Momoko_Kori
La historia está muy buena
Momoko_Kori
Jajaja se murió por zorra
Claudia Morales
Excelente
Consuelo Flores
o o o gracias
Consuelo Flores
es buena tu novela poq te haces del rogar pon más capitulos
Consuelo Flores
esto empieza a ver cómo les funciona el atractivo animal
Elsy Aguero
muy interesante tu novela 🇻🇪🌹❤️👍 espero mas capitulos gracias
Consuelo Flores
Griffin quiere su vida loca se resiste al amor
Elsy Aguero
Excelente
Consuelo Flores
es un 3xelente cazador
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play