El Parapléjico y la Buena Chica

Todo estaba listo en la casa de William, su madre había exagerado un poco, William estaba arreglándose cuando su hermano fue hasta allí.

Jacob: Me gusta verlo.

William: Jajaja, idiota.

Jacob: ¿Vas a pedirle que sea tu novia?

William: No, ¿de verdad quieres que me rechace?

Jacob: Quiero que se arreglen de una vez y sean felices.

William: No lo sé, hermano, será un poco complicado.

Jacob: Nada es complicado, si lo es, intenta hacerlo más fácil.

William: Ni siquiera sé si ella vendrá.

Jacob: Ella vendrá, arréglate bien, díle todo lo que sientes, no dejes escapar esta oportunidad, sé la persona que hará que ella deje al médico por ti.

William: ¿Y si todo vuelve a suceder de nuevo?

Jacob: No va a pasar, confía, si ella es diferente como dice nuestra madre, entonces no hará eso, y si está interesada en ti, aún estando en esa silla, seguirá interesada en ti cuando te levantes de ella.

William: Ok, gracias.

Jacob: Ahora debo irme, ¿quién sabe si haremos una doble boda? Jajaja.

William: Cállate jajaja.

Jacob: Guapo, sexy, rico.

William le lanza un cepillo de pelo, Jacob sale corriendo y cierra la puerta, ambos se estaban riendo, William sigue arreglándose, llevaba traje pero sin corbata, solo una hermosa camisa y un saco porque hacía frío.

Juliana: ¿Puedo entrar?

William: Ya has entrado.

Juliana: Estás guapo.

William: Mamá, parece una boda, solo falta que papá venga y diga algo.

Juliana: Estaremos aquí hablando de nuevo cuando sea la boda también.

William: Solo tú.

Juliana: Todo está listo, me alegra que sigas tu corazón, ella es una mujer maravillosa, ya la considero como una hija y nuera.

William: No te hagas ilusiones, mamá.

Juliana: Claro que me las hago, ustedes se quieren y van a estar juntos.

William: Hoy descubriré si ella me quiere.

Juliana: Tu padre y yo iremos a cenar a la casa de un amigo suyo y luego vamos al apartamento.

William: Está bien, gracias.

Juliana: Buena suerte, querido, estoy deseando que lo logren.

William: Gracias.

Ella le da un beso y se va, William baja a la sala después de terminar, va al jardín para ver si todo está listo, la cena también estaba servida, da órdenes a las empleadas y se queda en la sala.

Todavía no era la hora, pero estaba nervioso, William se queda en la oficina mientras pasa el tiempo, mira el reloj de minutos en minutos, cuando son las 19:00 en punto, va a la sala.

William no podía esperar a que Helena toque el timbre, estaba esperando frente a la puerta, los minutos pasaban y ella no llegaba, William ya no tenía paciencia, a las 19:30 ya no quería esperar más, no podía ser que algo hubiera sucedido, ella no vendría, no había aceptado la invitación, William da la vuelta decepcionado, estaba desilusionado.

Al darse la vuelta para ir a su habitación, escucha el timbre, su cuerpo se estremece, se acerca a la puerta y la abre.

Ella estaba allí, hermosa y tímida, lo que la hacía aún más hermosa.

Helena estaba incómoda, William la mira y olvida toda la rabia que sintió por haber estado esperando, ella estaba hermosa.

Después de unos minutos mirándose, él rompe el hielo haciéndola sonreír.

William: ¿Quién te crees que eres para hacerme esperar, Doctora?

Helena: Jajaja, es una buena manera de decir "buenas noches, Helena", por eso digo: buenas noches para usted también, señor William.

William: No lo encontré gracioso, te entregué una citación y fuiste desobediente.

Helena: Imagino que estuviste en tu peor momento aquí esperando, tu humor lo delata jaja. Perdón, en verdad llegué tarde.

William: Espero que tu disculpa sea aceptable.

Helena: ¿Me vas a dejar en la puerta?

William: ¿Por qué no entraste, Doctora? Siéntete cómoda.

Helena: Gracias.

Ella entra riendo de él, William estaba serio pero por dentro también estaba sonriendo, su arrogancia e ironía no irritaban a Helena, sino que la hacían sonreír, era muy arrogante y quejumbroso, eso la hacía sonreír.