El está enamorado de su mejor amiga. Ella está a punto de casarse. El día de su boda tiene un accidente y "muere" un año después el se encuentra con una chica que es idéntica a ella.
¿Será la misma mujer o una prima lejada muy parecida.?
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Fui más rápido y se la gané
...Al día siguiente....
...Cristina....
No sentí cuándo Nicolas entró a la cama. Debió ser muy tarde.
— Buenos días amor. — Le dí un beso al despertar.
— Buenos días. — Se veía cansado.
— ¿A qué hora entraste.? No te sentí.
— Hace cómo tres horas.
— Amor no dormiste casi nada. — Tomó mi rostro y observó las grandes ojeras alrededor de mis ojos.
— Estoy acostumbrado a casi no dormir. Tranquila. — Le dí un beso en cada mano.
— No hagas eso. Te puedes enfermar.
— Tranquila. En verdad estoy bien. Peores desveladas me he puesto. — Sonreí.
— ¿Qué.?
...Nicolás....
Al ver su expresión me di cuenta de que no había usado el tono correcto para decirle sobre mis desveladas.
No debí decirle eso. No me referí exactamente a que me desvelaba por trabajar ir mucho. Eran otro tipo de cosas las que hacía.
— En la universidad yo me desvelaba mucho. Ya sabes, las tareas. — Ojalá me haya creído. No quiero que piense lo que debería pensar.
— Amor ya no estás en la universidad. Trabaja un poco menos. ¿Sí.? — Pidió ella.
— No te prometo nada pero lo intentaré.
— Con eso me conformó. — Me dió un beso. — ¿Vamos a desayunar.?
— Primero deberías bañarte.
— ¿Nos bañamos juntos.? — Me dedicó una sonrisa a la que yo correspondí.
— Si entramos juntos no sólo me voy a bañar contigo. — Ella me dió un beso en el cuello.
— Tampoco quiero sólo bañarme. — Se mordió el labio mientras sonreía de una forma pícara.
— Te voy a complacer. — Me levanté de la cama y la tomé en mis brazos. Entramos al baño besándonos con ansiedad. La ropa quedó regada por la habitación y las últimas prendas quedaron en el baño.
— No me cansó de ver tú cuerpo. — Dijo ella cuándo quedé completamente desnudo.
— Yo no me cansó de hacerte mía. — Ya estaba listo para en**stirla. De hecho estaba ansioso por hacerlo. La cargué en mis brazos y la en**sti con fuerza. Ella soltó un gemido.
— Aaa.
— ¿Ésto era lo que querías.? — La en**sti más duro.
— Sí. — Dijo ella mientras no deja de demostrar lo mucho que le gustaba estar entre mis brazos. Tomé la mejor de las decisiones al casarme con ella. — Amor.
— Dime.
— ¿No nos estamos bañando.? — Rió divertida.
— Primero hay que hacer la tarea. — Reí también. Entré con ella a la ducha y ahí seguí en**stiendola hasta que nos vinimos en el otro. La mejor de las sensaciones me inundó y la bajé.
— Te amo.
— Y yo a tí. — La besé y abrí la regadera para que empezar a bañarnos.
— Está fría. — Se quejó ella.
— Perdona. No fue mi intención.
— Mmm, te perdonaré. Pero sólo porqué te amo mucho. — Sonrió. Y otra vez me sentí culpable.
— ¿Y siempre vas a perdonarme.? — Era una pregunta que he tenido en mi cabeza desde que empecé a enamorarme de ella. ¿Qué pasa si un día se entera de la boda apresurada.? ¿Qué pasa si encuentra a Mark y descubren la verdad.? ¿Va a perdonarme y quedarse conmigo.? ¿O me va dejar y hacer su vida con otro hombre.?
— No entiendo.
— Habló de que... — No. Eso no va a pasar. Ella nunca se va enterar. — Te daré baños de agua fría todos los días.
Ella se rió.
— No me importa bañarme con agua fría si con eso consigo que me hagas el amor a diario.
— ¿De verdad quieres que te haga el amor todos los días.?
— Si. Me gusta mucho estar contigo. — Se adueñó de mis labios y no tuve la fuerza suficiente para no caer en la tentación. La puse de espaldas y empecé a en**stirla de nuevo. El placer más rico de todos.
No quiero dejar ésto por ningún motivo.
...Gema....
Toqué la puerta de la habitación y nadie respondió. Así que entré. Vi ropa por toda la habitación y escuché la regadera, supuse lo que estaba pasando aya dentro.
No quise ser imprudente y salí de la habitación. No serví el desayuno. Y fue lo mejor que pude hacer. Ellos salieron de la habitación más o menos medía hora después. Llegaron tomados de la mano muy contentos.
Es hermoso ver a una pareja tan linda cómo ellos.
— Buenos días Gema. — Dijo el joven Nicolás. Todavía no se porqué no ha enamorado de la señora Cristina. Ella lo hace muy feliz. La señorita Lucrecia en cambió sólo provocaba que el estuviera triste.
— Buenos días señora Gema.— Y que decir de la señora Cristina. Aparte de hacerlo feliz se ve muy feliz también. Hacen una pareja muy bonita. Ojalá nunca se enteré de la verdad o va sufrir mucho.
— Buenos días. El desayuno ya está listo. En un momento se los sirvo.
— Déjeme ayudarla. — Siempre tan servicial. ¿Será que está acostumbrada a hacer esté tipo de cosas.?
— No es necesario.
— Por favor no me contradiga. — Pidió ella de forma amable y me ayudó a poner la mesa.
Luego alguien tocó la puerta y fuí a abrir. Me quedé helada cuándo ví al joven Mark.
— ¿Quién es.? — Preguntó el joven Nicolás. Y abrí un poco más la puerta para que el lo viera.
— Hola Nico. — Saludó el joven Mark al joven Nicolás. El cambió la expresión de su rostro y salió del departamento llevándose al joven Mark.
Unos segundos después la señora Cristina regresó de la cocina.
— ¿Dónde está Nicolas.? — Preguntó al no verlo. Y yo pegué un suspiro al darme cuenta de que el joven Mark tampoco la había visto. De lo contrario el joven Nicolás estaría en serios problemas.
— Salió por algo que olvidó en su auto. — Con poco tiempo de anticipación no pude inventar una mejor excusa.
— Iré por el. — Caminó a la puerta y yo me pare frente a ella.
— NO. — La detuve tratando de parecer poco nerviosa.
— ¿Qué pasa.?
— Es que vuelve en unos minutos. No es necesario que usted bajé. Mejor espere aquí. ¿Si.? Empiece a desayunar.
— Pero ...
— De verdad no tarda.
— Mm, bueno. Voy a confiar en usted. — Se sentó y se quedó quieta. No siquiera tomó los tenedores que habían en la mesa.
— ¿No le gusta la comida.?
— No es eso. Todo huele muy bien. Pero quiero esperar a Nico. — Sólo esperó que el no tardé.
— Está bien señora.
...Nicolás....
No puede ser. Lo llevé a un súper hotel para que no viniera a darme molestias y aparece en mi puerta. ¿Qué se supone que debo hacer.?
¿Sentirme muy feliz.? Estuvo a milésimas de segundos de ver a mi Cristina. Eso por poco y me provoca un infarto.
— ¿Qué haces aquí.?
— Vine a desayunar contigo.
— ¿La comida del hotel no es buena.?
— No lo sé. No la probé. — Imbécil, ¿Si no la probaste para que viniste.? — Pero eso no importa. ¿Porqué me sacaste de tú departamento. — Para que mi bella esposa y tú no se encuentren. Para eso.
— Estoy con alguien.
— ¿Quién.? — Una mujer espléndida a la cuál debo protejer de ti.
— Alguien importante.
— ¿La chica de la oficina.? ¿Enserio estás enamorado.?
— No lo sé. Tal vez.
— No lo puedo creer. ¿El mujeriego de mi amigo está enamorado.? — Tal vez tú fuiste un santo durante vários años. Pero al final le fallaste a la mujer que decías amar. A la que yo si amé de verdad.
— El punto es que no quiero que ella te vea.
— ¿Porqué.? — Porqué no superas a Lucrecia. Porqué te vas a dar cuenta de que toda mi vida estuve enamorado de ella. Y porqué no pienso arriesgarme a perderla.
— Porqué ya te lo dije. Es alguien especial.
— ¿No me las vas a presentar nunca.? — Si. Cuándo los cerditos vuelen.
— Tal vez algún día. Pero ese día no es hoy. Te invitó a desayunar pero en la oficina.
— Está bien. Ya me voy. Te dejó con tu mujer especial.
— Espera. — No quiero que le vaya con el chisme a mi madre.
— ¿Ahora qué.?
— Por favor no le digas nada a mamá. No quiero que ella se emocioné con la noticia. Todavía no tengo nada serio con la está chica.
— Está bien. No le diré nada.
...Mark....
Vine al departamento de Nicolás. Quise visitarlo porqué mi visita será más corta de lo que pensé. Mi padre me llamó y dijo que hay problemas en la empresa. Es mejor que vaya y me ocupe de eso.
— ¿Qué haces aquí.? — A Nicolás no pareció darle mucho gusto verme.
— Vine a desayunar contigo. — Y más ahora que ví a su Nana, ella hace una comida exquisita.
— ¿La comida del hotel no es buena.?
— No lo sé. No la probé. Pero eso no importa. ¿Porqué me sacaste de tú departamento.
— Estoy con alguien.
— ¿Quién.? — ¿Pregunté sorprendido Nicolás no es el tipo de hombre que saca a un amigo del departamento sólo por estar con una chica.
— Alguien importante.
— ¿La chica de la oficina.? ¿Enserio estás enamorado.? — ¿Será la misma.? ¿O será otra.? Tengo curiosidad por conocerla. Tal vez ella sea la futura madre de los hijos de mi amigo.
— No lo sé. Tal vez.
— No lo puedo creer. ¿El mujeriego de mi amigo está enamorado.?
— El punto es que no quiero que ella te vea.
— ¿Porqué.?
— Porqué ya te lo dije. Es alguien especial.
— ¿No me las vas a presentar nunca.?
— Tal vez algún día. Pero ese día no es hoy. Te invitó a desayunar pero en la oficina.
— Está bien. Ya me voy. Te dejó con tu mujer especial.
— Espera.
— ¿Ahora qué.? — ¿No estaba ansioso por correrme y estar con su mujer.?
— Por favor no le digas nada a mamá. No quiero que ella se emocioné con la noticia. Todavía no tengo nada serio con la está chica. — ¿Por quién me toma.? Obviamente no dejaría que mi tía se emocioné a lo loco. Le rompería el corazón después.
— Está bien. No le diré nada. — Me fuí un muy alegré. Qué bueno que Nicolás ya encontró el amor. Yo pensé que nunca iba a superar a Lucrecia. Siempre supe que estaba enamorado de ella pero fui más rápido y se la gané. También tuve que inventar algunas cosas de el para que ella saliera conmigo. Para mí desgracia el le gustó primero. Pero al final yo me gané su corazón. Aunque no sirvió de mucho ya que la perdí antes de lograr que fuera mi esposa.
