"No soy un vampiro común cariño, porque yo, escuchalo bien, NO me enamoro"
-Claus Collins.
***
Claus Collins es misterioso, calculador, frío, controlador, tremendamente sexy pero sobre todo arrogante y en ninguno de sus planes estaba enamorarse.
Tenía una misión y no era la primera misión que le encomendaban, confiaban en él y podía conseguirlo todo con solo chasquear sus dedos.
¿Podrás entender el porque nunca enamorarse? eso solo lo sabrás si miras un poco dentro de esos ojos color zafiro capaz de embelesar pero también de matar.
Por el contrario Marianna Grey curiosa de aquel chico extraño que decidió hablarle en aquella fiesta, se propone averiguar por qué aquellos ojos color zafiro gritaban peligro.
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Capítulo 3
Estoy en la puerta del Instituto esperando a Miguel, siento la sensación de ser observada, volteo y logró visualizar desde la distancia al chico nuevo el cual no se su nombre.
Está hablando por teléfono pero su forma de comportarse es extraña, desde la distancia logró ver que tiene los hombros tensos, él ceño fruncido y camina de un lado a otro como si no le gustara lo que le estuviera diciendo la otra persona en el teléfono.
Me quedo observando hasta que siento la presencia de mi hermano que me toca el hombro.
— Vámonos de aquí antes que me de ganas de incendiar este lugar — pasa por mi lado y camina en dirección a la casa, salgo de mi trance y me toca correr para llegar a su lado.
— Siquiera puedes esperar un momento que recupere el aire — le regaño mientras llevo mis mano a mis rodillas para darle aire a mis pulmones, realmente necesito hacer ejercicio.
— Por favor puedes apurarte, quiero largarme de este lugar — alzó la mirada.
— ¡PARA QUE QUIERES LLEGAR TAN RÁPIDO A LA CASA, PARA ENCERRARTE EN TU HABITACIÓN Y FUMAR HASTA QUE LA VIDA SE TE VAYA EN ESO! — espetó furiosa.
— Y qué me dices de ti querida hermana al menos no me encierro a llorar hasta quedarme sin lágrimas, superalo de una vez — dice calmadamente limitándose a caminar a paso lento y solo eso hace que me sangre hierva de la rabia.
— Eres insufrible Miguel — digo entre dientes siguiendo su paso desde atrás, él solo se limita a encoger los hombros y caminar en silencio.
Llegamos a la casa y veo como Miguel sube las escaleras hasta sentir el portazo que me indica que ya se encerró en su habitación, doy un pequeño vistazo a la sala percatandome que mi papá no está, seguro anda en una entrevista de trabajo, me encamino a la cocina a tomar un vaso de agua, me recuesto en la pequeña isla a recordar como unos meses atrás todo cambió para nuestras vidas y boto el aire una vez más el día de hoy.
Escucho la puerta principal siendo abierta y se antes de ver a la persona que es mi papá .
— Hola Mar qué haces ahí parada — lo miró acercarse a la nevera y sacar un pequeño jugo.
— Solo tomaba un vaso de agua — le digo y así comienza a decirme como le había ido en la entrevista en el hospital del pueblo, trato de prestarle atención y regalarle una pequeña sonrisa por haber conseguido trabajo.
Cuando veo que no tiene más que decir me decido a ir a mi habitación, subo por las escaleras y me quedo mirando la habitación de mi hermano decidiendo en sí tocar la puerta o no, descarto la idea encaminandome a mi habitación, percatandome de haber cerrado la puerta me tiro en la cama y cierro los ojos permitiéndome pensar en todo lo que ocurrió el día de hoy.
El sonido de la puerta tocando hace que abra los ojos y vea que me había quedado dormida, como puedo me bajo de la cama camino a la puerta y la abro.
— Marianna baja a comer por favor — me dice mi Antonio.
— Ya bajo papá — Digo con voz ronca al no tener uso de ella, le sigo sus pasos y nos encaminamos al comedor donde veo que mi hermano ya está ubicado comiendo en silencio.
— Espero que esta noticia te alegre igual que a Marianna — se dirige a mi hermano.
— Conseguí trabajo y será en el hospital del pueblo como doctor — lo dice emocionado.
— Que bueno Antonio — le contesta mi hermano indiferente y me lo quedo mirando con el ceño fruncido, realmente cambió después del accidente, se le acabó la alegría que lo caracterizaba y no tengo idea de que hacer para cambiar eso.
— Me voy a dormir — Dice mi hermano y se encamina a su habitación, mi papá y yo nos miramos y veo como tiene su mirada triste.
— Te ayudo a lavar los platos — le digo para aminorar el ambiente que se creó gracias a mi hermano.
— Te lo agradezco Mar — contestó mi papá con una sonrisa triste y nos ponemos manos a la obra con los platos.
— Ya me voy a mi habitación, duerme bien papá — musitó camino a las escaleras sin esperar una respuesta, me adentro a mi habitación, cierro la puerta y me acuesto en la cama, apagó la lámpara sumergiéndome en el mar de pensamientos que me han tenido en vuelta todo el día.