En un mundo donde el dolor y la traición se entrelazan, Gabriel ha vivido toda su vida con un solo propósito: vengar la muerte de sus padres, asesinados por una poderosa familia que se mueve en las sombras. Con un corazón marcado por la pérdida, Gabriel traza un plan meticuloso para infiltrarse en su enemigo. Pero lo que no anticipa es la conexión inesperada que formará con Valeria, una joven valiente y llena de vida, que se convierte en su cómplice involuntaria. Mientras Gabriel utiliza a Valeria como un peón en su juego de venganza, ambos se ven atrapados en una red de secretos y mentiras. La línea entre el amor y el odio se difumina, y Gabriel debe enfrentarse a la pregunta más difícil de todas: ¿puede el amor nacer del deseo de venganza? En un desenlace lleno de giros inesperados, “La mentira” te llevará a través de un viaje emocional donde la redención podría ser la única salida.
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Capítulo XV Reencuentros
Los días pasaron y la relación entre Valeria y Gabriel se fue fortaleciendo.
La hora de volver a la ciudad había llegado. Gabriel sabía que tenía que enfrentar sus demonios personales y hacer que todos los involucrados en la muerte de sus padres pagaran por ello. Aunque en ese proceso pudiera perder a las personas que amaba, incluida Valeria, quien al enterarse de quién era realmente él, dejaría de amarlo.
“Ya estoy lista para volver a la ciudad”, señaló Valeria, sacando a Gabriel de sus pensamientos.
“Entonces vayamos. Es hora de regresar a nuestras vidas”, respondió Gabriel. Valeria e Irene lo acompañaron de vuelta a la ciudad. Gabriel esperaba poder culminar su venganza y, al final, quedarse al lado de Valeria, pero no se hacía muchas ilusiones, pues a pesar de todo, ella era una Arismendi y había crecido siendo la nieta favorita de Diego Arismendi.
Al llegar a la ciudad, Gabriel llevó a su esposa a su apartamento. Él siempre había vivido solo, por lo que nunca se molestó en comprar una casa en la ciudad; sin embargo, el apartamento era enorme y allí podían estar los tres sin problema alguno.
Una tarde, mientras Valeria organizaba algunas cosas en el apartamento, sonó el timbre. Al abrir la puerta, se encontró con una mujer muy hermosa a la que nunca antes había visto. Gabriel se acercó a ellas sorprendido por la inesperada llegada de Aurora, la exnovia de Gabriel. Su corazón dio un vuelco. Aurora siempre había sido hermosa y carismática, y eso no había cambiado. Por otro lado, estaba Valeria, quien no podía evitar sentirse un poco insegura ante su presencia.
“Hola, Gabriel”, dijo Aurora con una sonrisa deslumbrante. “He venido a verte. Ha pasado tanto tiempo”.
Gabriel se quedó paralizado un instante antes de responder: “Aurora… no esperaba verte”.
Valeria se alejó de ellos y desde un rincón los observaba, mientras las viejas memorias parecían fluir entre ellos. Aurora se acercó más a Gabriel, buscando establecer una conexión que Valeria sentía como una amenaza.
“¿Cómo has estado? He estado pensando mucho en ti”, continuó Aurora, con un tono que insinuaba más de lo que decía.
Valeria sintió un nudo en el estómago. Aunque sabía que Gabriel estaba con ella ahora, no podía evitar preguntarse si todavía había algo entre ellos. La risa compartida entre Gabriel y Aurora resonaba en su mente como ecos de un pasado vivido entre los dos.
“Todo ha cambiado”, respondió Gabriel con frialdad, tratando de poner distancia entre ellos. “Ahora estoy feliz con Valeria”.
Aurora arqueó una ceja y miró a Valeria con una mezcla de curiosidad y desafío. “¿Feliz? Eso es bueno escuchar… pero sabes que siempre he creído que hay cosas que no se olvidan tan fácilmente”.
Valeria sintió que su corazón latía más rápido. Las palabras de Aurora resonaban como un eco constante: “¿Realmente me ama? ¿O solo está tratando de llenar un vacío?”. La inseguridad comenzó a apoderarse de ella mientras observaba cómo Aurora intentaba recuperar el terreno perdido.
“Lo importante es el presente”, intervino Valeria con una voz más firme de lo que se sentía por dentro. “Gabriel ha elegido estar conmigo”.
Aurora sonrió con un aire provocador. “Eso es cierto… pero el pasado tiene sus maneras de regresar”.
Valeria notó cómo la tensión aumentaba en el aire y decidió alejarse un poco para darles espacio. Mientras lo hacía, no pudo evitar escuchar las risas lejanas y las palabras suaves entre ellos; cada risa le dolía como una punzada en el pecho.
En ese momento, Valeria comprendió que tendría que luchar por el amor de Gabriel más intensamente si quería asegurarse de que él estuviera realmente comprometido con ella y no atrapado en recuerdos del pasado.
Gabriel salió del apartamento junto a su ex, sin importar lo que Valeria pudiera pensar. Con lágrimas asomándose en sus ojos, Valeria tomó su bolso y salió del apartamento sin decirle a nadie a donde iba, ella solo quería estar sola sin que nadie intentara consolarla. En su interior sabía que Gabriel aún amaba a Aurora y que nadie le había arrancado del corazón a su amor de toda la vida.
Vagando por las calles de la ciudad, recibió un mensaje de su hermana Natalia, ella sabía que no era nada bueno; sin embargo, decidió ver de qué se trataba, sus ojos no pudieron contener las lágrimas que en ellos se amontonaron y como una cascada empezaron a brotar sin control. En la foto enviada por su hermana se podía ver a un Gabriel muy sonriente, compartiendo risas y caricias con Aurora y una nota que decía “no eres nadie y por eso ni tu esposo te respeta, mientras tú estás quien sabe donde, él se entretiene con otra”, Valeria ya no pudo aguantar más, así que decidió apagar su teléfono y continuar vagando por las calles sin rumbo fijo. Era obvio que ella no era nadie y que nadie nunca la valoraría como persona, eso siempre se lo decía su abuelo y ella lo tenía como una certeza.
La noche había llegado y la oscuridad era abrumadora como los recuerdos de Gabriel sonriendo alegremente con Aurora, sentada en una banca en el parque donde salió por primera vez con su esposo, decidió luchar por su amor, si era cierto que Aurora era el pasado de Gabriel, pero ella ahora es su presente y nadie puede competir contra eso.
Armada de valor se dirigía hasta el apartamento que compartía con su esposo, pero cuando iba de camino se tropezó con un sujeto que le parecía familiar, Valeria enfocó su mirada en ese desconocido tratando de recordar donde lo había visto.
“¿Nos conocemos?”, pregunto Valeria intrigada.
“Tú a mi no me conoces, pero yo a ti si. Aunque no me recuerdas; sin embargo, no es el momento de presentarme. Solo ten en cuenta que te estoy cuidando. Ahora vuelve a casa, no son horas para que una bella dama ande sola por ahí”, asustada Valeria corrió hasta el apartamento, al llegar descubrió que Gabriel no se encontraba en este. Con el corazón destrozado imaginándose miles de cosas fue a su habitación y dwcidio esperar en este a su esposo, él tenía que sincerarse y este era el momento indicado.