Luana Martínez es una joven de 23 años que ha dedicado su vida a la repostería, siguiendo los pasos de su madre en la pastelería familiar. A pesar de ser sociable y tener un fuerte vínculo con su hermano Mike, Luana es reservada y prefiere la tranquilidad de su hogar a las fiestas. Su vida da un giro inesperado cuando recibe una invitación a la fiesta de Logan Harris, un atractivo empresario de 27 años conocido por su vida social agitada y su carisma.
A medida que Luana se adentra en el mundo glamuroso de Logan, comienza a cuestionar sus propias limitaciones. Él, con su espíritu aventurero y despreocupado, es todo lo contrario a ella. A través de encuentros inesperados y conversaciones profundas, Luana se encuentra cada vez más atraída por su manera de ver la vida. Luana debe enfrentar sus miedos y abrirse a nuevas experiencias, mientras descubre que el amor puede florecer en los lugares más inesperados.
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Capítulo 20: Una Noche para Recordar
Luana
La tarde se había desvanecido en una suave noche, y mientras me dirigía al restaurante, sentía una mezcla de nervios y emoción burbujear dentro de mí. Había pasado horas eligiendo el vestido perfecto, un sencillo pero elegante modelo gris claro que acentuaba mis curvas. Quería que Logan me viera bien, pero más que eso, quería que se sintiera cómodo. Esta cena era nuestra oportunidad para conocernos mejor, y no podía dejar que los nervios me dominaran.
Al llegar, el restaurante italiano se iluminaba con luces tenues, creando un ambiente acogedor y romántico. El aroma de la pasta y el pan recién horneado flotaba en el aire, y mi estómago rugió de anticipación. Mientras me acercaba a la entrada, pude ver a Logan sentado en una mesa cerca de la ventana. Su figura, relajada pero alerta, se destacaba entre las mesas. Cuando nuestros ojos se encontraron, una sonrisa se dibujó en su rostro, y mi corazón dio un vuelco.
— Buenas noches — saludé, acercándome a la mesa.
— Buenas noches, Luana— respondió él con entusiasmo, levantándose para darme un cálido abrazo. Su abrazo era reconfortante, y me hizo sentir instantáneamente más relajada.
— Gracias por invitarme — dije, sonriendo mientras tomaba asiento frente a él.
Logan parecía aún más atractivo de lo que recordaba. Su cabello estaba ligeramente despeinado y llevaba una camisa que le quedaba perfectamente. Era un chico que siempre se veía bien, pero esa noche, parecía mas guapo de lo normal.
— He estado esperando este momento — dijo, mirándome a los ojos. Su mirada era intensa, y me sentí como si el mundo a nuestro alrededor se desvaneciera.
— Yo también. — Me sentía un poco nerviosa, pero su calidez me ayudaba a calmarme.
El camarero se acercó, y ambos pedimos nuestras bebidas: un vino tinto para él y un agua con gas para mí. Mientras esperábamos, la conversación fluyó con una ligereza sorprendente.
— Entonces, ¿te gusta la comida italiana? — preguntó Logan, mientras revisaba el menú.
— Me encanta. La pasta es mi debilidad, especialmente con una buena salsa de tomate. — Sonreí al recordar las cenas familiares en las que mi madre siempre preparaba su famosa lasaña.
— ¡Perfecto! Entonces, tengo que recomendarte el fettuccine Alfredo de aquí. Es uno de mis platos favoritos. — Dijo, su entusiasmo era contagioso.
— Suena delicioso, lo probaré. — Mientras hablábamos, me sentía más cómoda. Logan tenía una forma de escucharme que hacía que sintiera que realmente le importaba lo que decía.
Cuando llegaron nuestras comidas, la mesa se llenó de aromas deliciosos. Al probar el fettuccine, mis ojos se iluminaron. — ¡Esto es increíble! — exclamé, sintiendo que cada bocado era una explosión de sabores.
— Me alegra que te guste — dijo Logan, su sonrisa iluminando aún más su rostro. — ¿Sabes? Siempre he creído que la comida es una excelente forma de conectar con las personas.
— Totalmente de acuerdo. — Respondí, sintiendo que la conversación fluía de manera natural. — Creo que compartir una buena comida puede hacer que cualquier relación se sienta más cercana.
— Exactamente. — Asintió, y me di cuenta de que cada vez que hablaba, su voz tenía un tono suave que me hacía sentir segura. — Hablando de conexiones, me alegra que hayamos decidido salir a cenar.
— Yo también. — Me sonrojé, sintiendo que la tensión entre nosotros era palpable. — La párese increíble ayer en el parque, fue tan divertido. Pero esta noche se siente diferente, más íntima.
— Sí, definitivamente. — Logan tomó un sorbo de vino, mirándome con una expresión pensativa. — A veces, las mejores conexiones se dan cuando tienes la oportunidad de hablar y conocerte mejor.
Mientras continuábamos comiendo, la conversación abarcó todo, desde nuestros intereses hasta nuestras pasiones. Hablamos sobre música, películas y sueños. Descubrí que a Logan le encantaba viajar y que su lugar favorito era Italia. Me contó anécdotas divertidas sobre sus viajes y las experiencias que había tenido.
— Una vez, me perdí en Roma — dijo, riendo. — Intentaba encontrar un restaurante que me habían recomendado, y terminé en una pequeña trattoria en un callejón. La comida era increíble, pero no podía entender nada del menú porque estaba en italiano.
— ¡Eso suena como una aventura! — respondí, riendo también. — Siempre he querido ir a Italia. La cultura, la comida, todo suena tan fascinante.
— Deberíamos ir juntos algún día — sugirió, y mi corazón se aceleró al escuchar esas palabras. La idea de viajar con él era emocionante y aterradora al mismo tiempo.
— Eso sería increíble. — Me sentí un poco sonrojada, pero decidí seguir el juego. — Aunque tendríamos que practicar nuestro italiano.
— Sí — dijo, riendo. — Podríamos hacer un curso antes de ir. O simplemente aprender a pedir pasta y pizza, que es lo más importante.
A medida que avanzaba la cena, la conexión entre nosotros se volvía más evidente. Cada risa, cada mirada, parecía acercarnos un poco más. Y cuando llegó el momento del postre, supe que tenía que pedir el tiramisú.
— ¿Te gusta el tiramisú? — le pregunté, mientras el camarero se acercaba.
— Me encanta. Es mi postre favorito. — respondió, y no pude evitar sonreír al saber que compartíamos un gusto tan dulce.
Cuando el tiramisú llegó a la mesa, me sentí como si estuviera en el cielo. La mezcla de café y chocolate era perfecta. — Esto es divino — exclamé, disfrutando cada bocado.
— Te lo dije — dijo Logan, su mirada llena de alegría al verme disfrutar.
Mientras terminábamos el postre, la conversación se tornó un poco más introspectiva. — Luana, tengo que ser honesto contigo. He estado pensando mucho en esta cena. — Su tono cambió ligeramente, y mi corazón se aceleró.
— ¿Qué sucede? — pregunté, sintiendo que la atmósfera se volvía más intensa.
— Me estoy dando cuenta de que realmente disfruto pasar tiempo contigo. — Su mirada era seria, y su sinceridad me impactó. — Siento que hay algo especial entre nosotros, y realmente quiero explorar eso juntos.
Mis mejillas se sonrojaron, y por un momento, no supe qué decir.
— Yo también siento eso, Logan. — finalmente respondí, sintiendo que la verdad salía de mi corazón. — Ha sido maravilloso pasar tiempo contigo.
— Me alegra oír eso. — Su sonrisa se amplió, y en ese instante, supe que había tomado la decisión correcta al salir con él.
Después de terminar el postre, Logan pidió la cuenta y se ofreció a pagar, algo que me hizo sentir un poco incómoda. Pero antes de que pudiera decir algo, él me miró y dijo: — Esta noche es especial, y quiero que sea una experiencia agradable para ambos.
— Está bien, pero la próxima vez yo invito. — respondí, sintiéndome un poco más cómoda con la idea de compartir.
Salimos del restaurante, y la brisa nocturna nos recibió. La ciudad brillaba a nuestro alrededor, y me di cuenta de que la cena había sido solo el comienzo de una noche mágica.
— ¿Te gustaría dar un paseo? — preguntó Logan, y asentí con una sonrisa.
Mientras caminábamos, nuestras manos se rozaban ocasionalmente, y cada contacto enviaba una chispa de electricidad por mi cuerpo. Disfruté del momento, sintiendo que la conexión entre nosotros se fortalecía con cada paso.
— Sabes, me encanta cómo todo se siente tan natural contigo — dijo Logan, rompiendo el silencio. — No tengo que esforzarme por encontrar de qué hablar.
— Lo mismo siento. Parece que nos conocemos desde hace tiempo, aunque esta no sea asi. — respondí, sintiendo que cada palabra era verdadera.
Al llegar a un parque cercano, decidimos detenernos y sentarnos en un banco. Las luces del parque creaban una atmósfera mágica, y mientras miraba a Logan, supe que esta noche sería inolvidable.
— ¿Cuál es tu sueño más grande? — preguntó, mirándome con curiosidad.
Su pregunta me tomó por sorpresa, pero me sentí agradecida de que quisiera conocerme en un nivel más profundo. — Siempre he soñado con abrir mi propia pastelería. Me encanta hornear y crear cosas deliciosas. — dije, sintiendo la pasión en mis palabras.
— Eso suena increíble. Tu pastelería sería un éxito. — Sonrió, y su apoyo me hizo sentir bien. — Tienes un talento natural para eso.
— Gracias. — respondí, sintiéndome más segura. — ¿Y tú? ¿Cuál es tu sueño?
— Siempre he querido tener un hotel de lujo, algo que haga sentir a las personas como en casa, pero también les brinde una experiencia única. — Su mirada se iluminó al hablar de su pasión, y me di cuenta de que estábamos compartiendo algo especial.
La conversación continuó, fluyendo sin esfuerzo. Hablamos de nuestros miedos, nuestras esperanzas y lo que deseábamos para el futuro. Cada palabra compartida parecía fortalecer el vínculo entre nosotros.
A medida que la noche avanzaba, supe que esta cena no solo había sido una oportunidad para conocernos mejor, sino también un paso hacia algo más. La conexión que sentía con Logan era real, y no podía esperar a ver adónde nos llevaría.