Sinopsis:
En una ciudad donde los sueños y los secretos se entrelazan, dos hombres se encuentran en un camino lleno de amor, traición y autodescubrimiento. Tras un encuentro inesperado, Alex, un fotógrafo con miedo a vincularse, y Javier, un apasionado activista, son arrastrados a una intensa relación que desafía sus creencias, sus pasados y su propia identidad. Rodeados de amigos leales pero con problemas propios, y la presión de una sociedad que a menudo no entiende su amor, ambos deberán enfrentarse a sus demonios internos y decidir si están dispuestos a luchar por lo que realmente quieren.
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Capitulo 17: El Regreso de la Luz
Las horas se convirtieron en días. Tras la operación de Mateo, las noticias habían ido mejorando lentamente, convirtiéndose en un bálsamo que comenzaba a sanar la herida abierta en el corazón de Alex y Javier. Sin embargo, a pesar de la promesa de una recuperación, la atmósfera entre los dos amigos seguía cargada de una tensión silenciosa. Ambos sabían que la batalla no solo era externa; había un conflicto interno que necesitaba ser resuelto.
Javier despertó una mañana con el sol entrando por la ventana de su habitación, un rayo de luz calidez que iluminaba su rostro. Se sentó en la cama, sintiendo el más suave murmullo del día. Sin embargo, había algo más inquietante que ese momento de paz: los ecos de la conversación reciente con Alex resonaban en su mente. Había una claridad que aún no había visualizado por completo, una epifanía que se hacía cada vez más fuerte.
“¿Qué significa amar realmente?” se preguntó, jugando con la idea mientras ningún ruido perturbaba su pensamiento. Las palabras apenas pronunciadas en la habitación del hospital parecían un eco distante, pero algo había cambiado dentro de él. Reconoció que su amor por Alex no era simplemente un refugio, sino un compromiso inquebrantable, una conexión que debía ser cuidada y nutrida. En medio del caos, lo que había sentido en su corazón se había tornado en un mapa, una guía que indicaba el camino que debía recorrer.
Tomó la decisión de ser honesto consigo mismo y con Alex. Se levantó, se duchó y vistió con algo que siempre le había gustado: una camiseta color verde que resaltaba sus ojos. Al mirarse al espejo, sintió que aquel era un primer paso en un nuevo sentido de autovaloración.
Mientras tanto, Alex se encontraba en el pequeño café que había frente al hospital. Llevaba días haciendo de esa esquina su refugio, un lugar donde sus pensamientos podían fluir con un poco más de claridad. Sabía que no podía seguir huyendo de la conversación que había tenido con Javier, el peso de sus emociones lo seguía persiguiendo. Sobre la mesa frente a él había una taza de café medio llena y un croissant desmoronándose; un par de dulces que no podían compararse con la angustia que sentía.
Se pasó una mano por el cabello, tratando de despejar las nubes que le nublaban la mente. Se sintió asfixiado por sus propios miedos: el temor de que Javier pudiera no quererle de la misma manera que él. Pensaba en cada gesto que había compartido, cada mirada significativa y las muchas risas que se habían cruzado. Pero la voz del miedo era persistente, sugiriendo que estaba destinado a perder la relación más importante de su vida.
Mientras su mente divagaba, sintió que el aire a su alrededor se tornaba pesado. ¿Era verdad que había estado haciendo mal en cerrar esa puerta de su corazón? Tal vez había estado más enfocado en protegerse que en aceptar lo que realmente sentía. La idea de alejarse y mantener las distancias lo había llevado a un callejón sin salida, y ahora comprendía que el verdadero escape era abrazar lo que sentía.
Decidido a cerrar esa brecha, Alex se levantó y se dirigió de manera casi automática hacia el hospital. Su corazón latía aceleradamente con cada paso que daba. Cuando llegó, se encontró con una atmósfera más cargada de lo que había imaginado. La luz del pasillo parecía más tenue, abrumada por la importancia de lo que estaba a punto de enfrentar.
Javier, que entraba justo en ese momento de la habitación de Mateo, lo vio, y una brisa de aliento fresco los rodeó a ambos. La mirada que compartieron fue suficiente para dejar claro que había más de lo que las palabras podrían expresar en ese instante. El miedo a lo desconocido se entrelazaba con algo extraordinario, algo que estaba listo para renacer.
“¿Cómo está?” preguntó Alex, intentando mantener la vocecita temblorosa bajo control.
“Mejor”, respondió Javier con una sonrisa, pero en sus ojos había determinación. “Sigue despierto, ya no está en la unidad de cuidados intensivos”. La noticia les robó un suspiro aliviado. Pero antes de dejar que la sensación de esperanza se apoderara por completo de él, Javier se preparó para dar el siguiente paso.
“Alex...” empezó, uornos familiares que zurcían en él. Estaba decidido a no dejar que más tiempo pasara sin expresar lo que realmente sentía. “Necesito hablar contigo”.
La mirada de Alex se tornó seria. “Sí, yo también”, respondió, y ambos sintieron la misma urgencia por enfrentar sus verdades.
Se movieron hacia una zona apartada del hospital, donde los sonidos del ajetreo parecían más distantes. Allí, en un rincón más privado, Javier buscó la fuerza que había encontrado aquella mañana. “Este tiempo en el hospital nos ha puesto a prueba. No solo lo de Mateo, sino lo que hay entre nosotros”.
Alex sintió un chispazo de nerviosismo, pero decidió actuar con valentía. “Lo sé. He estado dando vueltas a eso, pero al final solo me doy cuenta de que he intentado esconderme de mis propios sentimientos”.
Javier frunció el ceño. “¿Esconderte? Pensé que me alejaría de ti para evitar el dolor. ¿Pero cómo creemos que vamos a seguir así? No podemos huir de lo que hay entre nosotros, Alex”.
Las palabras atravesaron a Alex como un rayo, resistentes y cálidas al mismo tiempo. “¿Qué hay entre nosotros?”, preguntó, abriendo la puerta a una conversación que intentaba evitar pero que en su corazón anhelaba.
“Hay amor”, afirmó Javier, dejando de lado toda duda. “Y no me refiero a un amor superficial. Este es un amor complejo, lleno de desafíos, pero también de momentos hermosos. Te amo, Alex, y estoy aquí para quedarme”.
“Yo también”, admitió Alex, sintiendo que los remolinos de la ansiedad comenzaban a calmarse. “Yo también te amo, pero no sabía si había espacio para nosotros en medio de todo este caos”.
“Siempre hay espacio”, respondió Javier, acercándose un poco más y sosteniendo la mirada de Alex. “El caos puede asustar y mantenernos alejados, pero también puede unirnos. Solo tenemos que aceptar que somos parte de un todo. Al final del día, estamos luchando juntos. Siempre juntos”.
La sinceridad con la que Javier hablaba provocaba un abrumador sentimiento de gratitud en Alex. Por un momento, todo parecía desvanecerse: los miedos, las preocupaciones y la ansiedad sobre el mañana. “Siempre he tenido miedo de perderte”, confesó Alex, su voz entrecortada por la emoción.
“Y solo había respondido encerrándome. Pero ahora sé que hay más en nuestra historia que solo temor. Me gustaría que nos diéramos la oportunidad de fortalecer esto”, continuó Javier, sintiendo cómo el amor que compartían necesitaba ser alimentado, no solo con palabras, sino con acciones.
Mientras sus ojos brillaban con lágrimas, la sensación de acompañamiento se hizo palpable entre ellos. Alex dio un paso hacia adelante, sintiendo el impulso de conectar. “No quiero perderte”, dijo mientras su mano buscaba la de Javier, entrelazando sus dedos.
“Entonces no lo hagas”, respondió Javier, sonriendo con el brillo de la esperanza. “Nadie tiene que ser perfecto para darse la oportunidad de evolucionar juntos”.
Las palabras parecían tocar una parte muy profunda de Alex. Esa risita interna que tanto había reprimido había comenzado a transformarse en risas abiertas. Allí, en aquel espacio pequeño, frágil pero lleno de posibilidades, se dieron cuenta de que el amor era una luz que podía crecer incluso en la oscuridad.
Ese regreso de la luz no solo iluminaba el camino de su relación, sino que también les otorgaba un sentido renovado de propósito frente a la adversidad. Mateo aún estaba luchando, pero sus corazones encontraron el camino hacia el amor y la confianza. La esperanza que habían estado buscando estaba ahora presente, y todos sabían que el viaje que tenían por delante sería compartido, lleno de luz y verdad.
Y mientras la luz del día brillaba a través de las ventanas del hospital, Alex y Javier se sintieron conectados como nunca antes, dispuestos a enfrentar juntos cualquier tormenta que pudiera venir, con el amor como su ancla en un océano de incertidumbre.
El Amor entre personas del mismo sexo, sean hombres o mujeres, siempre ha sido muy criticado y mal visto,. Pero también hay quienes como ALEX Y JAVIER a pesar de sus miedos y certeza de que su Amor, no sería fácil de entender, tanto para sus familias como para amigos.
La vulnerabilidad de ambos, fue su centro y en base a eso lograron aceptar que lo más importante era estar juntos en todo y para todo.
AUTOR@ te FELICITO, he leído historias como esta pero en ninguna sea hablado de la aceptación personal. Gracias por compartir tu talento, inspiración y trabajo,, creo que es la primera historia de tu creación qué he encontrado, espero poder leer mas de tu inspirado talento!!!