Sinopsis Propuesta
En un mundo donde la fama y el poder pueden hacer que los secretos más oscuros salgan a la luz, una joven se encuentra atrapada entre el deseo y la traición. Tras un encuentro casual con un miembro de EXO, su vida da un giro inesperado: queda embarazada y se ve envuelta en una red de engaños y maltrato.
Mientras intenta proteger su secreto, es secuestrada por un grupo que quiere usar su conexión con la celebridad para sus propios fines. A medida que la trama avanza, se revela que cada personaje tiene sus propios secretos, y el amor puede ser tanto una salvación como una condena.
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Capítulo 6: Reconstruyendo los Pedazos
Con Marco finalmente fuera de su vida, Valeria despertó al día siguiente con una extraña sensación de libertad, algo que había olvidado hacía mucho tiempo. El sol se colaba suavemente por las cortinas, y un aire fresco llenaba el apartamento, un recordatorio de que, por fin, las amenazas y la persecución habían quedado atrás.
Jihoon estaba en la cocina, concentrado en preparar el desayuno. Cuando la vio entrar, le dedicó una sonrisa que irradiaba tranquilidad.
—Buenos días, ¿cómo te sientes? —preguntó mientras dejaba una taza de café en sus manos.
Valeria se tomó un momento para pensarlo. Era difícil poner en palabras lo que sentía; el alivio y la paz parecían aún irreales. —No lo sé. Creo que aún no me lo creo. Es como si estuviera esperando despertar de un sueño en cualquier momento.
Jihoon le dio un leve apretón en el hombro. —Te entiendo. La libertad es algo que tomamos por sentado hasta que la perdemos. Pero quiero que sepas que ahora eres libre, Valeria. Tienes todo el tiempo para construir la vida que siempre quisiste.
Sus palabras la conmovieron profundamente. Por primera vez en años, Valeria se permitió imaginar un futuro donde las decisiones fueran solo suyas, sin el peso del pasado persiguiéndola. Sin embargo, también sentía una mezcla de emoción y vulnerabilidad. La libertad traía consigo preguntas que había evitado por tanto tiempo: ¿quién era ella sin el miedo que la había acompañado? ¿Qué quería hacer ahora?
Después del desayuno, Jihoon la llevó al parque, donde pasearon bajo el suave sol de la mañana. La tranquilidad del lugar era como un bálsamo para sus pensamientos. Mientras caminaban, Jihoon le propuso algo que la tomó por sorpresa.
—Quiero que consideres la posibilidad de iniciar algo propio, Valeria. Algo que realmente te apasione. Sé que tienes talento y que, hasta ahora, las circunstancias no te han permitido explotarlo.
Valeria lo miró con una mezcla de asombro y emoción. La idea de hacer algo suyo, de crear algo con sus propias manos, le parecía lejana, pero Jihoon la miraba con una convicción que le daba fuerzas.
—No estoy segura de por dónde empezar… —murmuró, sintiendo que el miedo al fracaso comenzaba a aparecer.
—Empieza con algo que ames, algo que te haga sentir viva —respondió Jihoon—. Y no te preocupes si al principio no tienes todas las respuestas. Solo confía en ti.
La propuesta quedó grabada en su mente, como una semilla que lentamente comenzaba a germinar. Desde que Marco la había mantenido bajo su control, había aprendido a sobrevivir, pero nunca había tenido la oportunidad de soñar. Sin embargo, con Jihoon a su lado, sintió que ese futuro estaba más cerca de lo que pensaba.
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Esa noche, después de regresar al apartamento, Valeria se sentó en el sofá con una libreta en blanco y un lápiz en la mano. La mirada curiosa de Jihoon la hizo sonreír.
—Voy a intentarlo —le dijo, mostrándole la libreta—. No sé qué voy a escribir, pero quiero poner en palabras lo que llevo dentro.
Jihoon asintió con una sonrisa de aprobación. —Eso es todo lo que importa. Estoy seguro de que descubrirás mucho sobre ti misma en el proceso.
Valeria comenzó a escribir en silencio, permitiéndose sacar todo aquello que había guardado durante años. Las palabras fluían con una sinceridad que la sorprendió, y en cada frase sentía cómo se liberaba un poco más del pasado. Escribió sobre el dolor, las pérdidas, las promesas rotas, pero también sobre los momentos de esperanza, y, sobre todo, sobre la fuerza que había encontrado para reconstruirse.
Mientras las horas pasaban, Jihoon la observaba de reojo, dándole su espacio pero también brindándole su presencia. Había una conexión entre ambos que no necesitaba palabras. Jihoon sabía que Valeria estaba enfrentando sus propios fantasmas, y estaba dispuesto a esperar hasta que ella estuviera lista para compartirlo todo.
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Al día siguiente, Valeria decidió dar el siguiente paso. Con la libreta en mano, le pidió a Jihoon que la acompañara a una librería donde vendían materiales de arte. La pintura y el dibujo siempre habían sido una pasión secreta, algo que había practicado en secreto, pero que nunca había explorado seriamente.
—Quiero volver a pintar —dijo, sintiendo que, al decirlo en voz alta, estaba haciendo una promesa consigo misma.
Jihoon, como siempre, la animó y la ayudó a escoger los materiales necesarios. Juntos compraron pinceles, lienzos y varios colores. En el camino de regreso, Valeria no podía evitar sentir una mezcla de nervios y emoción. Era la primera vez en años que realmente sentía que podía expresarse sin temor.
Esa noche, transformaron la pequeña sala en un estudio improvisado. Jihoon la observó con paciencia mientras Valeria comenzaba a dar sus primeras pinceladas. Al principio, sus trazos eran torpes, pero poco a poco se fueron suavizando, convirtiéndose en un reflejo de su sanación.
—¿Qué estás pintando? —preguntó Jihoon después de un rato, intrigado.
Valeria lo miró y sonrió suavemente. —Mi libertad. Estoy pintando lo que significa ser libre.
Las horas pasaron sin que lo notaran, sumergidos en un silencio cómodo. Para Valeria, la pintura era una terapia, un acto de catarsis que le permitía reconstruir los pedazos rotos de su vida. Las figuras que surgían en el lienzo reflejaban su dolor, su miedo, pero también su fortaleza y su determinación de avanzar.
Finalmente, Valeria se dio la vuelta para mostrarle el lienzo a Jihoon. Él lo observó en silencio, con admiración en sus ojos.
—Es hermoso, Valeria. Es como si estuvieras renaciendo.
Valeria asintió, sintiendo una profunda paz en su interior. La pintura reflejaba todo aquello que había superado y aquello que todavía estaba dispuesta a conquistar. Jihoon se acercó a ella y la abrazó, transmitiéndole su apoyo incondicional.
—Este es solo el comienzo —le susurró al oído—. Tienes todo un camino por delante, y no tengo duda de que vas a lograr cosas increíbles.
Valeria lo miró, agradecida, y en ese momento comprendió que el amor que había encontrado en Jihoon era parte de su renacimiento. Juntos, no solo habían enfrentado la oscuridad, sino que también habían construido un espacio de sanación, un lugar donde ella podía ser verdaderamente ella misma.
Esa noche, mientras se quedaban dormidos bajo el manto de la paz recién conquistada, Valeria supo que el futuro estaba lleno de posibilidades, y que, con Jihoon a su lado, era capaz de construir una nueva vida, una que finalmente sería suya.
Lo bueno novela corta pero con toda el alma
Aplausos