Bernada, estaba con el alma rota y un gran dolor en el alma, un angel le envío un gran regalo y ella resurgió de entre sus cenizas para tomar revancha, pero..., sin poder evitarlo, el amor la encuentra y ella solo podía decir. "Cariño, déjame ayudarte"
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Cap. 20 Hola Alex, te traje algo para comer
El taller era una extensión en el patio de la casa, como Bernarda, las había amenazado con golpearlas de nuevo si volvían a su casa, ellas irían al taller que prácticamente era el jardín y no dentro de la casa.
—Hola, Alex, te traje algo para comer. Tu esposa te está descuidando, debería venir a cocinarte. Trabajas mucho, decía tranquila mientras abría las viandas, en ese momento, la señora de la pensión entró al lugar, viendo a Marta ahí como una devota esposa.
Alex se frotó la cara con impaciencia, sabía que sus vecinos eran de lo más chismosos. Si Bernarda malinterpreta, tal vez la posibilidad de tenerla en su cama sería más difícil.
Martha, por otro lado, estaba feliz, había seguido a esa mujer durante días, así que ya sabía a qué hora llegaba y quería que vea esa situación. En cualquier momento, alguno de los vecinos se lo contarían a esa mujer engreída que se cree la gran cosa por ser tan bella.
Alex decidió sacar a Martha de ahí, no quería problemas con esas dos ladinas y menos que Bernarda se enoje. Está seguro que su hermosísima esposa debe ser de temer cuando está enojada y no quiere perder la vida por esa tonta.
—Martha, no te he pedido que me traigas nada, mi esposa no quiere verte aquí, así que te rogaría que por favor no vengas, las niñas tampoco te quieren, la señora de la pensión ya está aquí, puedes irte —dijo tratando de ser firme, no le gustaba ser descortés, pero Bernarda, ella era realmente importante, no quería tener problemas.
Martha no esperaba que Alex la eche del lugar así tan de repente, nunca había sido confrontacional, pero ahora se lo veía decidido, sin embargo, lo que más le molestaba era que sea tan valiente solo para complacer a esa mujer arrogante.
—Alex, solo te traje comida, Bernarda no está, y no creo que le moleste que te ayude con esto. Aunque estés solo en la casa, no creo que ella nos malinterprete —dijo Martha de forma astuta, dejando a Alex más involucrado, que antes.
Alex estaba mudo, pero le molestó más cuando vio a la señora de la pensión retirarse como si no quisiera escuchar sobre la vergonzosa situación.
Alex sentía que se hundía el suelo, solo esperaba que Bernarda no sea de las que escucha chismes. Lo primero que ella le había pedido era que no se involucre con otras mujeres, pero Mirta estaba desesperada por causarle problemas.
Alex tiró la comida de Martha a la basura delante de ella y la arrastró del brazo hacia afuera, cerró el taller furioso, no podía creer que fuera tan cínica.
Tuvo que entrar a la casa para preparar algo, se había quedado sin comida por culpa de esa mujer que no entiende que no quiere nada con ella.
Mientras esto pasaba, Julio, su amigo, se encontraba a las afueras de un lujoso edificio. Cuando el joven miraba para todo lado, una sirvienta se acercó y le dijo que vaya al estacionamiento. Fue cuando, apresurado, vio el vehículo y se subió de inmediato, Adentro la mujer, con un vientre abultado y casi por entrar en labor de parto en cualquier momento, lo miraba con reproche.
—Te dije que no me busques, lo que pasó en la ciudad del este solo fue una distracción, te dije que no te molestaría amas, ahora desaparece —dijo Sisi mientras que Julio dio una sonrisa desdeñosa.
—No creas que estoy aquí por gusto, además, tú fuiste la que estuvo queriendo mi atención esos días, y cuando me di cuenta de que estabas embarazada, te pedí que no lo tengas, ahora sé que era para que atraparas a ese ricachón con mi hijo, sé que es mío, así que no lo niegues —dijo furioso mientras que Sisi solo resopla, no puede creer que tenga tan mala suerte, no había podido embarazarse de Arnold, así que buscó un hombre con rasgos parecidos, temía que Arnold termine sintiendo algo por Bernarda así que se apresuró y tomó decisiones impulsivas.
—Bien, te lo digo, el niño es mío, eres un hombre casado y tu esposa está embarazada, no me provoques porque podría destruir tu matrimonio, si quiero —dijo altanera mientras que Julio solo resopla.
—No harás eso, si lo haces perderás a ese ricachón que tanto te importa y sabrán que estás embarazada de un muerto de hambre como yo —dijo cruzando los brazos en el pecho.
Sisi se molestó y decidió abrir el juego.
—Habla de una vez, ¿qué quieres, para qué me buscas? —dijo furiosa.
—Bien ahora que estamos hablando el mismo idioma, quiero que me des dinero, mi esposa está embarazada de cuatro meses, quiero que mi hijo tenga un lindo cuarto, una cuna hermosa, además, quiero que me ayudes a conseguir un trabajo, puede ser en la empresa de tus padres, sé que tienes dinero, aunque no como tu amado, sé que puedes darme muchas cosas que necesito —dijo arrogante mientras que Sisi apretó los dientes.
No le aprecia una mala idea, debería compensarlo por usarlo, pero tampoco se sentía mal. Era un hombre casado, siendo infiel a su esposa, así que lo haría más por el niño que la esposa espera. No tiene la culpa de tener a un hombre perro como ese, sin darse cuenta de que ella era una perra por todo lo que estaba haciendo.
Julio se bajó contento con una tarjeta de crédito abierto por una cantidad muy buena. Podría comprar lo que quisiera para su hijo o hija, pero Julio no era el más sensato, Alex y él eran tan opuestos que incluso varias personas cuestionaban su amistad. Ya que Alex era siempre moralmente correcto y Julio era un mujeriego, un hombre que no podía gestionar sus inseguridades y carencias reemplazándolas por muchas mujeres y trabajos diferentes todo el tiempo.
Pero las aventuras de Julio no se quedaban ahí solamente, había una tercera mujer involucrada que sería en realidad la causante de su debacle y la pérdida de todo lo que consideraba valioso. Cuando no sientes amor por ti mismo, las pérdidas son constantes y continuas.
... sin embargo, todo hay que decirlo: tu trabajo es muy bueno, está historia es bella y atrapante. Ánimo, continúa. tienes mucho, pero mucho Talento... saludos