Las Animas

Alfonso estaba decidido a confrontar a Susana fueron muchos años de cobardía, pero está vez ya no estaba dispuesto a esperar más, cancelo todas sus citas fue aquel pueblo donde le traía muchos recuerdos dolorosos, aún no asimilaba que Susana se hubiera casado con otro, desde ese día que fue a pedir su mano y salió Irene dándole una carta de Susana la cual decía lo siguiente: —Perdón por hacerte perder tu tiempo, pero he tomado la decisión de obedecer a mi padre y contraer matrimonio con el hombre que ha escogido para mi, se que tú jamás podrás darme la vida a la que estoy acostumbrada y la cual no pienso perder, disculpa que no te lo dije personalmente, solo que ya no lo vi necesario no quiero ver tu cara así que lo mejor será que no me busques —

Ay que Alfonso quería que le fueras una explicación no la busco sintió mucha rabia, ella solo había jugado con sus sentimientos y el que la quería para una vida entera. Alfonso todavía conserva aquella carta y cada vez que la veía juraba que tendría tanto dinero para restregárselo en la cara y hoy era ese día. Llegó al pueblo, pero antes de ir a las animas tenía que hablar con don Juan, el más que su trabajador de confianza había creado lazos de amistad, al llegar a la pequeña casa de Juan, queria darse la vuelta pues se estaba arrepentido de lo que iba hacer, fin embargo Juan lo alcanzó a ver.

—Ingeniero tanto tiempo sin verlo —

Los dos hombres se saludaron.

—Pero dígame qué lo trae por aquí —

—Quiero ver a Susana y reclamarle que se haya casado con otro, me imagino que viven en las animas —

—No, la señorita Susana hace ya mucho tiempo que no vive ahí —

—Me imagino que vive con su marido muy cerca de aquí, me podrías decir dónde vive —

—Esta muy equivocado ingeniero la señorita Susana jamás se casó —

Las palabras de Juan le cayeron como balde de agua fría al ingeniero.

—¿Pero como?, ella me escribió diciendo que se iba a casar —

—¿Dónde está ella? —

Juan veía como el rostro del ingeniero iba cambiando, pero sabía que lo que le iba a decir le iba a dolor más.

—Muerta —.

—No, eso no puede ser —

—Temo decirle si, ella murió un año después que usted se fue, muchos dicen que murió de tristeza, pero su Nana Pancha me dijo que murió de dolor al perder a su hijito el cual era suyo, el patrón viejo se lo quito, la niña Susana vino varias veces a pedirme que le dijera que lo estaba buscando, al ver que usted no volvería y no teníamos forma de buscarlo dejo de venir y después el patrón la encerró para que nadie se enterará de su vergüenza. —

Alfonso sentía morir había sido un complemento estúpido pues había creído todas las mentiras de Irene.

—¿Dónde se encuentran sus restos? —

—Aquí en el panteón del pueblo —

Alfonso fue hasta aquel panteón, lloro frente a la tumba de Susana, siempre había pensado lo peor de ella y ella debió de sufrir bastante, pero Juan había hablado de un hijo ¿Entonces que paso con ese niño?.