Giiuseppa Lo Vasto fue una leyenda en el mundo del crimen: elegante, letal, y temida hasta por los más poderosos. Sabe de moda, de seducción y de poder. Gobernó su cartel con inteligencia y mano de hierro… pero, al final, todo ese imperio se sintió vacío. Cansada de tanta sangre y traición, decide poner fin a su vida con una sola bala, preguntándose en sus últimos segundos qué habría sido de ella si hubiera elegido otro camino.
Despierta en un nuevo cuerpo. El de Aurora Rossetti una millonaria joven de 21 años, insegura, manipulada por su supuesta mejor amiga, y destruida emocionalmente por una traición que la llevó al suicidio. Ahora Giiuseppa tiene una nueva vida, una nueva cara, y una nueva misión: reconstruir a Aurora desde las cenizas, cobrar venganza en nombre de la joven que no pudo defenderse... y vivir, por fin, con dignidad.
Pero su pasado oscuro, su astucia afilada y su instinto de supervivencia no desaparecen. Esta vez, renacerá para hacer las cosas bien.
NovelToon tiene autorización de Marines bacadare para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Ya no hay nada.
El auto lujoso de Luca se estaciona frente al enorme e imponente edificio de Imperia.
La brisa le vuela un poco el cabello a Aurora mientras sale del auto, luego de que él le abriera la puerta.
La observa y sonríe. Ese simple acto la desarma, pero sabe que tiene que irse, así que le devuelve la sonrisa y se despide.
—Adiós, y gracias por sacarme del caos.
Él se acerca a ella sin dudar, le coloca la mano en la parte baja de la espalda y la atrae para besarla.
«¡Reacciona, mujer!», se grita mentalmente y se aleja para regalarle una sonrisa de boba.
—Solo llámame cuando necesites un escape.
Aurora asiente y se aleja, mientras él solo la observa. Ella voltea una vez más antes de entrar al edificio, y él saca su teléfono para hacer una llamada, entra en su auto y se marcha a toda prisa.
Basta que ella cruce la puerta para encontrar a un muy molesto Massimo en la recepción. Al parecer, la esperaba.
Sus ojos se conectan con los de ella mientras él cruza los brazos sobre el pecho, pero Aurora no lo encara y le pide al guardia que la acompañe para evitar otro mal momento como el de esa mañana.
Massimo entra hecho una furia y se acerca a ella, quien no quita la vista del frente.
—¿Dónde estabas, Aurora? ¿Me quieres decir...?
Se da cuenta de que está muy alterado y suspira.
—¿Podrías decirme dónde estabas?
Su mandíbula se aprieta, su frente está sudorosa, sus ojos se han oscurecido y tiene los nudillos blancos de tanto apretarlos.
Aurora levanta la cabeza y lo observa. Ahora es la misma mujer segura de siempre. Massimo ya no le provocaba nada. Ni nervios, ni deseo. Solo indiferencia, él no hace que el corazón le bombee más rápido; tampoco le provoca lanzarse sobre él, a diferencia de Luca Grimaldi.
—Salí con Grimaldi —responde, precisa y despreocupada, como quien comenta lo que comió.
—Toda la mañana estuviste fuera. Quiero saber qué hacías. La recorre con una mirada de fiera molesta.
Los ojos de Aurora lo observo con un brillo especial, lleno de malicia. La comisura de su boca se inclina, y con gran descaro le suelta:
—¿De verdad quieres saber lo que hacía? La mandíbula de él se aprieta y ella sonríe.
El ruido de la puerta lo alerta, y sale. El guardia la sigue, preocupado y algo incómodo por la tensión entre ambos.
Los pasos de Aurora son firmes. Se gira cuando está frente a su oficina y despide al guardia con una sonrisa amable.
Al entrar, lo primero que hace es recoger el desorden y comenzar a trabajar. Hay diseños que evaluar, nuevos bocetos que realizar y muchos pedidos pendientes, resultado de su logro en el evento.
La puerta se abre. Aunque se da cuenta, no voltea. Sigue dibujando como si su vida dependiera de ello.
El olor del perfume de Massimo llena el lugar, y sabe que está allí.
—Aurora... —dice con voz baja.
Nada ocurre. Ella no se inmuta.
—Aurora... —se acerca a ella. Su tamaño bloquea un poco la luz, y por fin ella lo observa.
Se ve enorme, fuerte, un poco desaliñado, como quien ha pasado demasiado la mano por su cabeza, aunque eso no le causa el efecto que debería.
—¿Qué ocurre, Massimo?
El hombre toma un profundo suspiro. La observa con arrepentimiento y frustración. Verla irse con ese "idiota", como él lo llama, fue duro.
—Necesitamos hablar, por favor.
Sus ojos muestran lo abatido que está; sus hombros decaen y le toma una mano.
—Perdóname, por favor. Debes hacerlo. Fui un idiota, lo reconozco.
Ella lo observa frunciendo el ceño, extrañada, y ladea un poco la cabeza.
—No entiendo por qué me dices algo que ya sé —contesta, aguantando las ganas de reírse en su cara. En cambio, lo observa con firmeza.
—Lo sé todo. Sé que lo que dijo Sabrina era mentira.
Aurora abre los ojos con sorpresa, pero luego lo observa con aburrimiento.
—No sé de qué te enteraste. Solo sé que nada de lo que digas hará que cambie nuestra relación, que es solo de trabajo.
El hombre se arrodilla a su altura. Toda su dignidad queda de lado, pero no le importa.
—Te amo, Aurora. Siempre lo he hecho. Me acerqué a ella para llegar a ti y me engañó.
Aurora no cambia su expresión. La antigua ella se habría derretido, pero ahora él le parece un ser sin carácter. Esa es la diferencia entre él y Luca: Luca es seguro sin ser opresor.
—¿Me estás oyendo? Te amo —dice con un suspiro pesado al no ver respuesta de su parte.
—¿Qué esperabas? Cuéntame, ¿querías que me arrodillara ante ti porque por fin te diste cuenta de tu narcisismo?
Sus palabras duras y frías lo golpean fuerte en el ego. Lo dejan congelado.
Al ver que no reacciona, ella vuelve a hablar:
—Sal de aquí, Massimo. Y si no es algo de trabajo, no me interesa saberlo. Tú y yo no tenemos más que una relación laboral. Ni el frío del invierno es tan helado como lo son sus palabras.
Hablando de otro tema, pienso que Aurora no debería contarle a los papás quien es ella en realidad, para que causarles ese dolor? tal vez a Luca, ya que él no conoció a la verdadera Aurora y no sufriría esa perdida. 🧐🤔🇨🇴
hay que hacerlos sufrir a todos