Elizabeth es una chica de 20 años con sueños y metas que desea cumplir. una mañana al despertar su padre le informa que es una mujer casada y debe irse a vivir con su esposo. Elizabeth no puede creerlo, y así comienza una historia de amor.
¿Puede al final la vida ser justa con ella?
¿Podrá ser realmente feliz?
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Furioso
______ Si algo le sucede a mi esposa, vas a lamentar haber nacido. Juro que no habrá lugar en la tierra en la que te puedas esconder.
José cerró los ojos, y respiro despacio. Todo esto se le estaba saliendo de las manos. Sin embargo, tenía que salvar a su hija.
_______ Si el destino nos ayuda y Elizabeth pierde la memoria, será más sencillo convencerla de que es su esposa. Podrá llevársela como si nada.
______ Este pequeño accidente, nos vino a hacer las cosas más sencillas. En dos días, ella estará como si nada. Y la enviaré su mansión como hemos quedado. _____ Con una voz aguda, contestó José.
Furioso, Mario colgó la llamada. Por la expresión en su cara, Armando rápidamente, se dio cuenta de que algo grave ha sucedido.
El chico no dijo nada. Solo espero órdenes de Mario.
______ Llama a Edwin, dile que vaya a la mansión Wilson. ¡Ya!
Edwin era considerado uno de los mejores médicos de toda la ciudad. Solo las personas con suficiente dinero, podían pagar sus caros honorarios. Armando marco el número de Edwin.
______ Buenos días, el señor Edwin; está descansando.
_______ Me vale, muy poco. Comunícame ahora mismo con él...
_______ Insisto, es fin de semana. El señor Chap. No puede atenderlo.
_______ Niña, dile que habla Armando Chop, él sabe quién soy.
_______ Señor, espere un momento...
_______ Es fin de semana, podías haberte enfermado otro día. ______ Una voz vieja se escuchó al otro lado de la línea.
_______ No, soy yo. Es la esposa de Mario Wlop.
El hombre escupió el trago de jugo. Creyó haber escuchado mal, y dijo.
______ Repite lo que me ha acabado de decir.
______ Te lo diré lentamente... Tienes menos de quince minutos para llegar a la mansión Wilson. La esposa de Mario Wlop, tuvo un accidente; de otra manera, mañana a más tardar, estaré en tu funeral, llevando algunas rosas.
_______ Dame por lo menos media hora... _____ Suplicó Edwin.
________ Mmm, media hora es mucho. Mario acaba de abandonar mi oficina. Por lo mucho te doy unos diez...
_______ ¡Maldita sea! ______ Se quejó Edwin, antes de terminar la llamada.
Armando también quería estar ahí, y conocer a la esposa de su mejor amigo. Salió de su oficina, cruzándose en la puerta con su secretaria.
_______ Cariño, llama al piloto privado del señor Wlop, e informales que no saldrá esta noche como lo había ordenado. También llama a la abuela, dile que todo cambió. Su nieto se quedará unos días más en la vieja mansión.
_______ Cómo usted lo ordene. _____ Respondió la hermosa secretaria de Armando.
Al otro lado de la ciudad, sentado en el asiento del piloto. Mario pisaba hasta el fondo el acelerador de su auto.
Al poco tiempo llegó a la mansión Wilson, bajo del auto, y se apresuró a entrar al interior. Por suerte, para Mario, una de las empleadas de limpieza dejó la puerta entre abierta.
Como si fuera el dueño de todo eso, Mario subió las escaleras, en busca de la habitación de Elizabeth. Empujo varias puertas, hasta que dio con la recámara de su esposa.
Sentado a un lado de la cama de su hija. José agarra la mano fría de Elizabeth. Durante un largo tiempo se mantuvo a lado de la chica, esperando a que reaccionará.
Al igual que Emma, José rezaba para que Elizabeth no recordara lo que sucedió. Y así salvar a su hija de la furia de Mario.
Al escuchar que alguien empujó la puerta, levanta la mirada, viendo a Mario entrar como un demonio furioso.
José sintió un fuerte escalofrío recorrer todo su cuerpo. Se puso de pie; soltando la mano de su hija.
Mario se acerca hasta la cama, baja su mirada, apretando su mandíbula con fuerza. Sintió una rabia enorme ver a Elizabeth en ese estado.
Estiró su mano, acariciando la mejilla de su esposa. Ver la venda enredada en la cabeza de Elisabeth; y su cabello rubio manchado de sangre, provocaban que Mario quisiera matar a José allí mismo.
Se alejó de la cama, y se le echó encima a José. Mario tomó a José del cuello de su camisa y lo levantó del piso. El hombre asustado se quedó inmóvil. Su respiración agitada hizo enojar más a Mario.
_______ ¡Fue un accidente!
______ Fue un accidente...
Mario soltó a José, lo empujo con fuerza sobre la pared detrás de él, puso su mano en el cuello del hombre, y dijo.
_______ ¡¿Me crees idiota?! Para pensar algo como esto. He visto demasiado, para darme cuenta de que no fue un accidente.
José sintió mucho miedo, tragó saliva con dificultad.
______ Estoy diciendo la verdad. Elizabeth se resbaló de las escaleras. Su cabeza golpeó con el último escalón.
Mario quitó su mano del cuello de José, permitiendo que pudiera respirar con normalidad.
_______ Te daré el beneficio de la duda... Un médico de mi confianza vendrá a revisar a mi esposa. Sí, él comprueba que no fue en accidente, lo vas a lamentar toda tu vida.
________ ¡Ahora lárgate!
Asustado; José salió de la habitación. Su corazón no dejaba de latir con violencia. Sentía tanto miedo, que creyó desmayarse.
______ ¿Papá, sucede algo? Estás pálido.
José miró a Diana acercarse a él. Sintió tanta lástima por su pobre hija. Si todo se descubría, Mario no iba a tener ninguna piedad con ella.
José agarró la mano de Diana y la jaló al interior de su habitación. Atónita por la extraña actitud de su padre, Diana pregunto.
_______ ¿Paso algo con Elizabeth?
_______ Vamos, arregla una maleta y vete unos días de vacaciones. No es conveniente que te quedes aquí. ______ Respondo José.
Mil veces prefería ser él quien pague la furia de Mario, al tener que ver como su hija sufre.
_____ Papá, no entiendo nada. ¿Por qué debo irme?
______ Obedece, Diana. Agarra algunas cosas y ve a la Villa cerca de la playa. Te quedarás ahí hasta que Elizabeth despierte.
Confundida, Diana recogió algunas cosas, y se fue de la mansión. Edwin llegó atender a Elizabeth, luego de revisar el golpe de la chica. Edwin miró a Mario.