Reencarne En El Cuerpo De Mi Alfa Destinado.

De repente, Hudson comenzó a reírse entre lágrimas, recordando algo gracioso sobre Abel.

—Recuerdo cuando intentaste cocinar esa cena sorpresa para nuestro primer aniversario y terminaste quemando casi todo… ¡Qué desastre! Pero tu sonrisa al final hizo que valiera la pena cada bocado quemado.

Su risa resonó en la habitación vacía y por un segundo sintió una conexión profunda con él.

—Siempre serás mi amor eterno —susurró Hudson mientras apretaba suavemente su mano—. Aunque estés aquí y atrapado en el cuerpo de Daniel, quiero seguir adelante contigo en mi corazón… incluso si eso significa aceptar esta realidad extraña e incomprensible.

Al mirar nuevamente el rostro tranquilo de Abel, sintió una mezcla de tristeza y esperanza; quizás algún día podría encontrar paz al aceptar lo inevitable.

Con una última mirada llena de amor hacia él, Hudson se levantó lentamente:

—Te prometo seguir adelante... por nosotros dos y nuestros pequeños cachorros—dijo mientras dejaba escapar un suspiro profundo.

Y así salió de la habitación con una carga menos pesada sobre sus hombros; aunque el camino sería largo y difícil, llevaba consigo el amor inquebrantable por Abel y los recuerdos alegres que siempre permanecerían en su corazón.

...Dos días después......

Abel llegó a casa, ya eran las 7:30 de la noche.

_ Papi, mi estómago está cantando. Tengo hambre — Dijo Joshua.

Abel le tocó el vientre y lo miró con lástima. Dejó el cuaderno de ejercicios de Issac y miró la hora en su reloj de pulsera. De hecho, había pasado mucho tiempo desde la hora de regreso habitual de Hudson.

Pero claramente no se quedó en el grupo Brigth para trabajar horas extras. Recuerda haber visto a Hudson salir esta tarde para enviar a los niños de regreso a casa. Quién sabe a dónde había ido ahora.

Abel miró a los y preguntó.

—¿Su padre dijo a dónde iba hoy?

Dos pequeñas cabezas se sacudieron y sacudieron.

Abel suspiró impotente.

—Entonces cocinaré. Ustedes dos pueden comer primero. La pequeña Noe, ya está durmiendo.

Abel lavó y cocinó el arroz, lavó las verduras y las cocinó. Acomodó las cebollas, el y el ajo etc. calentó el aceite. La temperatura del aceite subió y la fragancia de los vegetales se disipó.

En su corazón, se sentía un poco preocupado con un pánico inexplicable, que hizo que su mano temblara con la espátula. Su corazón seguía pensando una y otra vez, adónde había ido Hudson, por qué no había regresado, qué diablos sabía.

Solo al ver los niños comer con gusto, pudo calmar su pánico por unos minutos. Forzó una sonrisa y dijo.

—Más despacio, nadie les está robando.¡Conejitos!.

 Abel estaba tan feliz de ver a su hijos sanos y creciendo adecuadamente que sus ojos brillaban y no podía expresarse.

—Come lento, para que no se ahoguen— Le dio una palmadita en la manita.

Abel también estaba comiendo, pero de repente dijo Isaac.

—Papá, creo que tú y mi papá que esta en el son el mismo.

—¿En serio? — Abel se sorprendió — Pero soy un Alfa. ¿Cómo podría ser tu papá?. Él es un Omega.

Isaac miró atentamente su plato de comida.

—Lo extraño ahora —Dijo Joshua.

Las manosas de Issac acariciaron el brazo de su hermano, y su rostro estaba serio.

—¡Papá está aquí!.

—Sí, papá está... —Abel hizo una pausa cuando se dió cuenta de que su voz temblaba —Tu papá siempre está aquí. Siempre estará contigo y te verá crecer.

Los niños asintieron felices y se levantaron para abrazar a Abel.

—Eres tu papá, lo sabemos.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Ese día, Hudson regresó en medio de la noche, oliendo a alcohol. Abel lo admiro un poco, no sabía cómo pudo regresar a casa. Pero antes de decir algo, le vomitaron por todas partes.

Hudson esa noche, realmente no tenía ninguna buena imagen.

Abel se alegro de ser un Alfa, o no podría mover ese tonto en absoluto.

—¡Así es como actúas como padre! —Abel lo regaño mientras lo arrojaba a la bañera.

Aunque lo sabía claramente, Hudson normalmente era inquebrantable. Únicamente el día del accidente, después nunca lo ha visto perder la calma, ya sea en la empresa o en casa, parecía tranquilo y racional. La última vez que estuvo tan decadente fue hace diez años.

Cuando Abel le quitó la ropa exterior, descubro que había perdido mucho peso. Abrió la ducha y lo enjuagó. Hudson se quedó inmóvil como un pez muerto.

El alcohol hizo que la mirada de Hudson pareciera difusa, y Abel lo escuchó murmurar algo en su boca.

—Bel, Bel...

—Hmmm... —Trató de hablar con él, aunque no era él en su verdadero cuerpo — ¿Hudson?

—Bel —Su voz casi quedó cubierta por el sonido del agua —No…

—No te vayas —

Abel sujeté su palma y fingió.

—Hudson, no me iré.

Durante toda la noche, Hudson sostuvo la mano de Abel con tanta insistencia y terquedad. No pude luchar contra el borracho y se sentó junto a la cama toda la noche.

Hudson fruncía el ceño y dormía de manera inestable. El tiempo hace que un hombre sea más encantador y elegante, pero inevitablemente también pule los contornos juveniles.

Abel le gustaba mirarlo en silencio. Hace muchos años, esta cara de Hudson todavía se veía tan afilada y angulosa. Abel se escondía en un rincón que él no conocía y lo miraba con avidez.

En este momento, frente a él, estaba llamando su nombre suave y obstinadamente. Pero Abel se sentía que ni siquiera tenía derecho a responder.

Abel recordó el cuento de la sirenita.

Hace mucho, mucho tiempo, una princesa del mar le confesó su amor al príncipe, pero el príncipe le dijo. — Eres una sirena.

Al igual que él... es un Alfa... Los ojos de Abel se enrojecieron y le picó la garganta. Sin embargo, no pudo gritar en absoluto.

Al final, la sirena se convirtió en espuma, y su cuerpo se disipó lentamente en el océano...

Recomiendo la canción: I Can't Make You Love Me de Dave Thomas. Muy adecuada para esta historia.