Kallias ha vivido creyendo en la promesa de un amor eterno con su alfa destinado. Sin embargo, su mundo se desmorona cuando descubre que su alfa ha sido infiel durante mucho tiempo. Su compañero de alma, también herido por la situación, se encuentra atrapado en el mismo sufrimiento.
En medio de esta crisis, el alfa sufre un accidente y entra en coma, lo que lleva a Kallias a una encrucijada. Decidido a no seguir atado a un lazo roto, toma la difícil decisión de romper el vínculo que los une. Con el corazón destrozado, se embarca en un viaje en busca de sanación y autodescubrimiento. En su travesía, buscará conocer el amor propio, la confianza y la fortaleza.
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Capitulo 16: Desmoronandose
"No me esperen hoy"
Luego de escribirle ese mensaje de texto por WhatsApp a su hijo, Kallias se dispuso a relajarse. Con un suspiro se acomodó mejor en la butaca donde se encontraba sentado. En su mano cargaba su celular, el cual se encontraba en mal estado, traía la pantalla quebrada y una parte estaba en negro, a Kallias eso no le importó, lo metió en su bolsillo y volteó a ver al barman.
— Quiero una botella de whisky — Le dijo. Su cabeza ahora reposando en la repisa.
— Enseguida —
Un minuto después ya se encontraba con la botella en su frente y un vaso en miniatura en su mano.
— Por los buenos tiempos que viví a tu lado — Se sirvió algo del contenido amarilloso en el vaso y sin reparos lo dejó caer por su garganta.
Le picó lo asido y una mueca se apoderó de su rostro. Puffs, tá' fuerte.
El mesero que antes lo había estado viendo se rió de su cara de limón agrio.
— Te acostumbrarás — Y luego se fue a atender otras mesas.
Kallias lo vio arqueando la ceja. Pero simplemente lo dejó pasar y se concentró en el ritmo de la canción, la cual no le estaba gustando en lo más mínimo.
Con un puchero se sirvió otro y luego otro y después otro. Todos así de sopetón, sin detenerse siquiera a respirar.
— Wow, amigo, ¿Ya te quieres emborrachar? — Le dijo un hombre blanco, muy blanco, de alrededor de 40 años, con ropa casual y ojos verdes mirándolo con diversión.
— ¡Sí! Entre más rápido lo haga, más rápido se quita ese idiota de mi mente, ¿Para eso sirve el alcohol no? —
Ante las palabras dichas, el hombre rio. Lo hizo de una manera tan refinada que Kallias se preguntó si estaba frente a algún riquillo.
— ¡Claro que sí!, Pero se necesita más que eso para que funcione — Con una sonrisa se sentó a su lado — Necesitas una copa más grande y buena música —
— Mmm, ¿Sí? — Se preguntó — ¡Mesero! — Luego llamó al barman que estaba atendiendo a demás personas.
— ¿Sí, señor? — Lo tuvo a su lado en un instante.
— Quiero una copa más grande ¡Y cambien esa horrible música!, Pónganme una de Paola Jara, Arelis Henao, Yosy Uribe o de Espinosa paz — Demandó — ¡Pero ya pues! —
El barman lo miró por un momento con diversión antes de voltearse y buscar una copa más grande. La puso frente a su medio borracho cliente.
— Señor, no creo que a los demás les guste su elección de cantantes — Informó amablemente.
— ¡¿Y a mí eso que me importa?!, ¿Quiere plata?, Si es así solo dígalo, tengo una cuenta tan grande que no cabe en un banco, así que no se preocupe por eso que le daré su buena propina — Sí, hasta el mismo lo tenía que admitir, ya estaba algo borracho.
El barman no protestó, solo se giró y fue a hablar con el Sound manager para que cambiara la canción.
Minutos después, en los altavoces se escuchó la voz de Paola Jara.
Y el autoproclamado acompañante de Kallias se rio por la cara de disfrute que puso el mismo, incluso pegó una carcajada al escucharlo cantar.
— Y HASTA HOY. HE DECIDIDO SEGUIRLO INTENTANDO... TÚ... ME DESTROZASTE EL CORAZÓN, MI APOCALIPSIS FUE TU AMOR, Y EL ESTAR CONTIGO ¡MI PEOR PECADOOOO! — Su acompañante no podía dejar de reír, y no porque el Omega cantara mal, de hecho lo hacía magnífico, pero era gracioso el ver cómo la borrachera lo hacía actuar, el cómo alzaba su copa y cantaba a todo pulmón. Los alfas y betas que por allí pasaban lo veían raro.
— Y YA YO HE DECIDIDO SACARTE DE MI MEMORIA. HE HECHO EL JURAMENTO DE BORRARTE DE MI HISTORIA —
El borracho Kallias. Tan perdido como estaba, hizo una pausa para tomarse 3 tragos más.
— PERO EN EL CORAZÓN. MATASTE LA ILUSIÓN Y AUNQUE DUELA DECIRLO, AQUÍ MURIÓ EL AMOR — Y así siguió, cantando y cantando, todo eso en compañía de su apuesto compañero de trago, quien ya se había tomado también un par de tragos y se encontraba bastante caliente.
Y bueno, Kallias ya empezaba a estarlo.
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Si Jimmy tuviera que describir la situación en la que se encontraba sería con una palabra, increíble, si tuviera que decir cómo se sentía, sería una mezcla entre tristeza, enojo, impotencia, desahogo y confusión, pero, el sentimiento que más prevalecía en los últimos días es el de la impotencia. Impotencia de ver a su padre empotrado en una cama con agujas, alambres y tubos conectados, y él allí, sin poder hacer nada más que ir a verlo todos los días y leerle poesías, abrazarlo y besar su frente cada que regresaba a casa. Y luego allí, encontrar al ser que le dio la vida y había luchado por él durante toda su existencia, desmoronandose en un mar de dolor y soledad. Ver cómo se resguardaba detrás del alcohol y todo lo que eso conllevaba para no sentir el dolor que negaba tener, por qué él lo sabía, su padre se estaba conteniendo, podría parecer lo contrario, pero él podía notar como el barco se iba hundiendo. Ya hacía un año, casi uno y medio desde que su padre estaba en esa situación.
Al principio no fue tan malo, pero dentro de poco todo empeoró, cuando se dieron cuenta de que las salidas eran frecuentes, no llevaba a nadie a la casa, e imaginaba que era por respeto ante la familia, pero aun así el olor demostraba en lo que se había estado metiendo durante el último mes. Sexo, casi todos los días llegaba con olor a alcohol, y con el olor de diferentes personas. Había adelgazado, su energía era nítida, borrosa, casi imperceptible. Todo eso proveniente de un corazón roto y un alma desbordante, el dolor.
Su padre se estaba ahogando en su miseria y él no podía hacer nada más que quedarse de espectador.
Y eso lo llevaba al momento actual. Su padre lo llamó hacía ya media hora para que lo fuera a recoger a un bar de mala muerte en donde estaba metido con su, ahora, compañero de tragos, y algo más, eso era obvio.
Cuando aparcó el carro ya su padre se encontraba en la salida, lucía mal, claro que sí, no había ni rastro del otro sujeto, pero siendo sinceros era lo menos que le podía importar, en esos momentos había una persona que era el foco de su atención.
— Hijo… Ven a- aquí con tu papi — Le dijo Kallias a Jimmy en cuanto lo tuvo en frente. Aun así, Jimmy solo lo cogió del brazo, no muy fuerte, y lo hizo sentarse en el lado del copiloto — ¿Tú me amas, hijo? — Entre sus delirios, Kallias hizo la pregunta más frecuente durante el último periodo. Él sabía, había algo más, mucho más… Profundo, más, doloroso detrás de esa pregunta.
Y él, él solo podía responder lo mismo, siempre lo mismo, por qué era verdad.
— Te amo con todo mi corazón — Aunque este se estuviera rompiendo — Ahora vamos a casa —
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del papel también está en tu imaginación para poder entender también