La vida de Valeria da un giro inesperado cuando descubre la infidelidad de su novio, Alex. Desolada y herida, decide marcharse sin decir una palabra, buscando refugio en la casa de su amiga. Alex, al darse cuenta de su ausencia, se embarca en una búsqueda frenética para encontrarla, convencido de que puede reparar su relación. Sin embargo, su mejor amiga, Claudia, está decidida a proteger a Valeria del dolor que su ex le ha causado y se niega a revelar su paradero.
A medida que Alex se enfrenta a obstáculos y a la interferencia de su amante, Valeria comienza a redescubrirse y a sanar. Pero cuando el amor verdadero está en juego, las decisiones del pasado pueden amenazar el futuro.
NovelToon tiene autorización de Lina Garizao para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 3: La primera noche lejos
El taxi se detuvo frente al edificio de Claudia. Valeria bajó del coche, sintiendo el peso de su maleta y de su propia angustia. A lo lejos, vio las luces del apartamento de su mejor amiga encendidas. Gracias a Dios, pensó. No había avisado que llegaría, pero sabía que Claudia siempre estaría para ella, sin importar la hora ni las circunstancias.
Subió los escalones con rapidez, sintiendo cómo la ansiedad se apoderaba de su cuerpo con cada paso. Cuando finalmente llegó a la puerta, levantó el puño para golpear, pero se detuvo por un segundo. ¿Qué iba a decir? Su mente era un torbellino de emociones: rabia, tristeza, confusión. Todo lo que había estado conteniendo a lo largo del día la golpeaba de golpe, dejándola al borde de las lágrimas.
No tuvo que esperar mucho. La puerta se abrió antes de que pudiera golpear, y allí estaba Claudia, con el ceño fruncido y la preocupación pintada en su rostro.
—¡Val! ¿Qué pasó? —preguntó Claudia, abrazándola de inmediato, sin siquiera darle tiempo a responder.
Valeria no pudo contenerlo más. Se derrumbó en los brazos de su amiga, sintiendo cómo las lágrimas, retenidas durante tanto tiempo, comenzaban a brotar sin control. Todo el día había estado aguantando, manteniéndose fuerte, pero en ese momento, en los brazos de Claudia, finalmente se permitió romperse.
—No puedo… no puedo más, Claud…—sollozó, mientras Claudia la acariciaba suavemente en la espalda.
—Tranquila, estás conmigo ahora, —susurró Claudia, cerrando la puerta detrás de ellas y llevándola al sofá.
Una vez sentada, Valeria tomó un respiro profundo, tratando de calmar el torrente de emociones que la invadía. Claudia no dijo nada, solo la observaba con sus ojos llenos de comprensión. Sabía que, tarde o temprano, Valeria le contaría todo. No hacía falta presionar, su amiga lo haría a su ritmo.
—Me engañó —susurró Valeria después de un largo silencio, con la mirada perdida en el suelo.
Claudia frunció el ceño, como si no hubiera escuchado bien.
—¿Qué? ¿Alex? —preguntó, incrédula.
Valeria asintió, incapaz de volver a decirlo en voz alta. El dolor en su pecho aún era demasiado reciente, demasiado crudo. Sentía que, si lo decía de nuevo, su corazón se rompería en mil pedazos.
—¡Ese cabrón! —exclamó Claudia, poniéndose de pie de inmediato, su voz cargada de furia—. No puedo creerlo. ¿Cómo…? ¿Con quién?
—Con Sara. —respondió Valeria, sintiendo el peso de ese nombre. El mismo que había leído tantas veces en los mensajes de Alex esa mañana.
El nombre de Sara flotó en el aire, envenenando el ambiente. Claudia se llevó las manos a la cabeza, como si no pudiera procesar lo que su amiga acababa de decir.
—¿Sara? ¿La compañera de trabajo? ¡No me jodas! —exclamó, paseándose por el salón—. Siempre pensé que esa tía tenía algo raro. ¡Pero nunca imaginé que fuera tan perra!
Valeria se dejó caer en el respaldo del sofá, cerrando los ojos con cansancio. Las palabras de Claudia la reconfortaban, pero al mismo tiempo, las preguntas empezaban a golpear su mente sin piedad. ¿Qué había hecho mal?. ¿Por qué no se dio cuenta antes?. ¿Había alguna señal que ignoró?
La tristeza y la rabia se mezclaban dentro de ella, mientras se daba cuenta de que la primera noche lejos de Alex no iba a ser tan liberadora como había pensado. Porque aunque estaba físicamente lejos, su mente aún seguía atrapada en la traición que la había destrozado.
—Claudia… —murmuró, mirando el techo, mientras su amiga seguía maldiciendo por lo bajo—. ¿Voy a superarlo alguna vez?
Claudia se detuvo en seco y la miró con una mezcla de ternura y compasión.
—Claro que sí, Val. Pero primero, tienes que dejar de pensar que fue tu culpa. Ese cabrón no te merece, y lo sabes.
Valeria asintió lentamente, aunque no estaba del todo convencida. Sabía que Claudia tenía razón, pero las dudas aún seguían arañando su corazón. Esa primera noche lejos de Alex sería solo el comienzo de un largo proceso. Y aunque no estaba segura de cómo terminaría, al menos sabía que no estaba sola. Claudia estaba a su lado, y eso era lo único que necesitaba en ese momento.
Valeria se quedó en silencio, mirando el techo del pequeño salón de Claudia. A su alrededor, todo parecía igual que siempre: las estanterías llenas de libros, las velas aromáticas a medio derretir, los cojines desordenados en el sofá. Pero dentro de ella, nada tenía sentido. Su mundo había cambiado en un abrir y cerrar de ojos, y ahora todo parecía vacío, como si faltara una parte esencial de ella.
Claudia volvió del pequeño kitchenette con una taza de té en la mano y se la ofreció. Valeria la tomó sin decir nada, agradecida por el gesto. Bebió un sorbo, dejando que el calor de la taza le llenara las manos, pero el frío que sentía por dentro no se iba. Era como si el invierno hubiera invadido su alma.
—Es normal que te sientas así ahora, Val, —dijo Claudia, sentándose a su lado y envolviéndola con una manta—. Estás herida. Es reciente. Pero va a mejorar, lo prometo.
Valeria quería creerle, pero el dolor seguía allí, clavado como un puñal. Su mente volvía una y otra vez a los mensajes, a la imagen de Alex y Sara juntos, riendo, compartiendo cosas que ella había creído solo suyas. ¿Cómo era posible que todo lo que creían compartido fuera una mentira?
—No sé cómo voy a poder levantarme mañana, Claud. —murmuró Valeria, sintiendo que las lágrimas volvían a sus ojos—. Me duele respirar, me duele pensar. Todo me recuerda a él.
Claudia la miró con esa ternura de siempre, con esa comprensión que solo las verdaderas amigas tienen. La abrazó, fuerte, como si con eso pudiera absorberle el dolor.
—Y mañana tampoco tienes que hacerlo si no quieres. No hay prisa, Val. Hoy solo… quédate aquí. Conmigo. No pienses en nada más. No en él, no en lo que ha pasado. Solo piensa en que estás aquí, y que vas a estar bien.
Valeria apoyó la cabeza en el hombro de Claudia, cerrando los ojos. Por un momento, el caos en su cabeza pareció disiparse un poco. Esa primera noche lejos de Alex era también la primera noche de su nueva vida, una vida que no sabía cómo enfrentar, pero en la que contaba, al menos, con su mejor amiga.
Pero mientras el silencio las envolvía, nuevas preguntas comenzaban a surgir, silenciosas pero persistentes. ¿Cuánto tiempo había estado engañándola Alex? ¿Desde cuándo Sara había sido parte de su vida? ¿Y qué debía hacer ahora? Cada una de esas preguntas golpeaba su mente con fuerza, hasta que, finalmente, Valeria se dio cuenta de algo: huir había sido solo el primer paso. Ahora tendría que enfrentarse a la verdad.