En esta apasionante novela, "María" Gómez, una joven y talentosa periodista, se encuentra con un misterioso hombre llamado Alejandro, cuya sonrisa enigmática la deja sin aliento. A medida que se conocen mejor, María descubre que Alejandro esconde un secreto que podría cambiar su vida para siempre
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El parto
María se sentó en el sofá, sintiendo una presión en su abdomen. De repente, una contracción fuerte la hizo doblarse hacia adelante.
—Ay, Dios —dijo María, respirando profundamente.
Sabía que las contracciones eran un signo de que el parto estaba cerca. María había leído sobre el proceso del parto, pero no estaba preparada para la realidad.
Alejandro estaba en la oficina, trabajando en un proyecto importante, cuando sonó su teléfono. Era María.
—Alejandro, creo que es hora —dijo María, con voz nerviosa.
Alejandro se sorprendió.
—¿Qué pasa? —preguntó—. ¿Es el bebé?
María respiró profundamente.
—Sí, estoy teniendo contracciones —dijo—. Creo que debo ir al hospital.
Alejandro se levantó de su silla, alarmado.
—Voy para allá —dijo
Alejandro salió corriendo de la oficina y se dirigió al hospital. ya que su esposa estaba ya el el hospital , Llegó en unos minutos y encontró a María en la sala de partos.
—¿Cómo estás? —preguntó Alejandro, besando a María.
María sonrió.
—Estoy bien —dijo—. Pero estoy nerviosa.
El médico entró en la habitación.
—Es hora de pujar
—Esto es real —pensó María—. Estoy a punto de dar a luz a mi hijo.
—Alejandro —dijo María, llamando a su esposo—. Estoy asustada.
Alejandro la tomó de la mano.
—No tengas miedo, amor —dijo—. Estoy aquí contigo.
María se sintió tranquila al escuchar las palabras de Alejandro. Comenzó a empujar y sintió un dolor intenso.
—Ay, Dios —dijo María—. Esto duele.
Alejandro la apoyó.
—Puedes hacerlo, cariño —dijo—. Eres fuerte.
Después de unos minutos de esfuerzo, el bebé nació. María se sintió exhausta pero feliz.
—Es un niño —dijo el médico.
María sonrió.
—Alejandro Jr. —dijo—. Mi hijo.
María pensó en todo lo que había pasado desde que se enteró de que estaba embarazada. Los momentos de felicidad y los momentos de miedo.
—Valió la pena —pensó María—. Mi hijo es perfecto.
La complicación
Después de dar a luz a Alejandro Jr. por parto natural, María se sintió exhausta pero feliz. Sin embargo, de repente, comenzó a sentir un dolor intenso en su abdomen.
—Alejandro —dijo María, con voz débil—. No me siento bien.
Alejandro se alarmó.
—¿Qué pasa, amor? —preguntó.
María respiró profundamente.
—Me duele mucho aquí —dijo, señalando su abdomen.
El médico se acercó.
—Necesitamos revisarla —dijo.
Después de un examen rápido, el médico se preocupó.
—María tiene una hemorragia uterina —dijo—. Necesitamos transfundirle sangre inmediatamente.
Alejandro se sintió desesperado.
—¿Va a estar bien? —preguntó.
El médico asintió.
—Estamos haciendo todo lo posible —dijo—. Pero debemos actuar rápido.
María luchaba por su vida en la habitación del hospital. Los médicos y enfermeros trabajaban incansablemente para estabilizar su condición.
Alejandro se sentó junto a ella, sosteniendo su mano.
te amo
—No te vayas, María —dijo—. Por favor.
Tu eres mi vida.
María abrió los ojos.
—Alejandro —dijo, con voz débil—. Cuida a nuestro hijo.
Alejandro lloró.
—Lo haré, amor —dijo—. Pero no te vayas.
que pasara con María?
¿por que la vida se empeña en que sufra?
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